Capítulo 28

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Tres meses después se aproximaba el cumpleaños de Daniella, los exámenes habían terminado y sólo se había dejado una asignatura para septiembre, parecía que todo el esfuerzo que había hecho le había dado buenos resultados. Su amiga Susana, en cambio, tenía muy buenas notas y todo aprobado. La relación entre ambas se había enfriado bastante, ya no quedaban para desayunar y apenas hablaron en clase. Al parecer, la joven ya no era la chica inocente y tímida que tanto protegía Daniella, sino que se había convertido en la mujer que Miguel quería. Él fue todos los días a buscarla y quedaron para desayunar juntos, ese rato que siempre había compartido con su amiga lo dedicaba Daniella a ir a la biblioteca para estudiar y prepararse los trabajos que tenía pendientes, esos momentos que pasó en la biblioteca la ayudaron a aprobar, pues el trabajo le quitaba gran parte del tiempo. No se podía quejar porque gracias al sueldo tan generoso que ganaba estaba más tranquila, incluso pudo liquidar el préstamo que tenía de su operación de pecho, algo que le costó unos intereses, pero que le supuso un gran alivio quitárselo de encima.

El día a día de esos tres meses no parecía notar los cambios, pero la verdad es que la relación de las personas había variado. Los días de Daniella se centraban en ir a clase y a la biblioteca, casi todos los días quedaba a comer con Adriel porque era el único momento que podían verse, las tardes antes de trabajar las dedicaba a estudiar, salir de compras y quedar con su amiga Raquel. Esos tres meses con Adriel fueron los mejores de su vida, ese hombre la hacía muy feliz. Nadie más ocupaba su mente, de vez en cuando hablaba con Jota, pero él se negaba a verla porque le dolía ver cómo le brillaban los ojos (sabiendo que no era por él). Un día quedaron los tres para comer, Daniella quería presentarle a Adriel, y que él conociera a su mejor amigo. La tensión de aquella comida se hacía notar, y más porque fue Adriel el que invitó, lo cual quebró el orgullo de hombre que tenía Jota. Cuando Adriel fue al baño, Jota aprovechó para hablar con Daniella:

- Así que sois pareja.

- Sí, de momento estamos bien juntos.

- ¿Vais en serio? – dijo con un tono un tanto seco.

- De momento sí  – respondió sorbiendo de su vaso de agua.

- No creo que sea digno de ti.

- ¿Y quién lo es, según tú? - sonrió.

- Yo - soltó con seguridad.

- Cielo - se rio y le acarició la cara -, tú siempre estarás ahí. Sabes que lo nuestro no funcionaría. No hagas esto ahora, no intentes conquistarme cuando me ves feliz - esa fue la última frase que le dijo, enseguida llegó Adriel y ya no volvieron a hablar de ese tema.

Había pasado casi un mes y no habían vuelto a verse, tan sólo se mandaban escuetos mensajes para saber que estaban bien.  A Adriel no le llegaba a convencer la relación de amistad que tenían, aunque Daniella no le había contado nada sobre ellos, sabía que había algo entre ellos que venía de atrás, cualquier persona sin el conocido instinto femenino sería capaz de ver los sentimientos de Jota sobre esa chica, y Adriel era consciente de ello, pero era pronto para negarle que siguiera su amistad, no quería resultar un hombre celoso cuando nunca lo había sido.

En esos tres meses, Priscila dejo de ser cobarde y dijo a todo el mundo que tenía una relación con Tony. A John no le sorprendió, pero Daniella se enfadó con ella por no habérselo dicho antes. Con el tiempo la perdonó y la felicitó por la buena pareja que hacían. La relación parecía ir muy enserio, Tony le pidió que vivieran juntos, y ella aceptó. En un par de días la mudanza estaría lista, ella iría a vivir a su casa y dejaría a Daniella y John viviendo juntos. Los dos estaban contentos por Priscila, y ya estaban acostumbrados a la convivencia, por lo que la idea no era tan mala, aunque los gastos los dividirían entre dos.

La tentación de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora