Capítulo 26

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Después de una semana de mucho trabajo en La tentación de Venus, todo volvió a la normalidad, las noches fueron más tranquilas para Priscila y John, mientras que para Daniella los días consistieron en ir a clase y trabajar. La Semana Santa había sido una locura para ella, pues no había dedicado nada de tiempo para estudiar. La vuelta a clase supuso un montón de trabajos que tenía que presentar en dos semanas, los cuales debía haber comenzado en esas pequeñas vacaciones. En cambio, su amiga Susana lo tenía todo casi acabado, era muy buena estudiante y Daniella se consolaba de tenerla como amiga. Le costó ponerse al día, pero gracias a ella consiguió tener todo preparado para trabajar en ello. En la universidad habló con su amiga de la relación que tenía con Miguel, al parecer iba muy enserio. A Daniella no le gustaba nada, pero no era ella la que debía decidir, sino Susana.

- Creo que estoy preparada para hacerlo con él - soltó su amiga de repente, Daniella casi se atragantó con el croissant que se estaba comiendo.

- ¿Lo tienes ya decidido?

- Sí. Es un encanto, no te lo puedes ni imaginar. No tiene nada que ver a como es con el grupo – estaba muy ilusionada, sus ojos brillaban y su sonrisa apenas la dejaba vocalizar.

- No me imagino a Miguel como un chico romántico.

- Pues lo es. El otro día me vino a buscar a casa con un ramo de rosas. ¡Es más mono! - suspiró. Ni siquiera había empezado su desayuno de lo emocionada que estaba. Daniella se rio a carcajada limpia al imaginarse a Miguel con un ramo de rosas -. ¡No te rías!, es cierto - dijo con rostro serio.

- Lo siento, Susi, pero no me lo imagino.

- Será porque no estás acostumbrada a estar con chicos como él.

- ¿Qué quieres decir? - parecía que la conversación se estaba tornando más tensa.

- Ya sabes - dijo con un aire altivo que a Daniella no le gustó lo más mínimo -. No es como los tíos con los que te acuestas, que al día siguiente ni te llaman - ese comentario le dolió mucho, y más al pensar en Adriel, que aún no la había llamado desde la última noche.

- ¡Te has pasado Susana! Ese comentario no es nada justo y lo sabes - se relajó porque sabía que esas palabras no salían de ella, sabía que Miguel la estaba influenciando en algo -. Que tú seas una santa no implica que sepas más de los tíos que yo. No por reservar tu virginidad vas a hacerlo con el más adecuado. Todos pueden parecer lo que no son.

- Eso lo dices porque Miguel no te cae bien.

- No es que no me caiga bien. A mí él me la resbala. Sólo te aviso que tampoco te fíes de él. Si quieres tirártelo porque crees que es el adecuado, por mi perfecto, pero estoy segura que luego te arrepentirás de eso, porque Miguel es un antiguo, quiere a las mujeres que son como su madre, una asistenta del hogar a la que sólo da cariño cuando a él le interesa – siguió hablando cortándola porque sentía que se lo tenía que decir, y más después de su inoportuno comentario. Estaba dolida -. Pero también te diré, que ninguno va a ser el adecuado para ti, Susi, no te pienses que al entregar tu virginidad vas a encontrar al hombre de tu vida. Eso a ellos les da igual, no es ningún lazo de unión. Deja de pensar en las películas de Disney y crece de una vez. El sexo es bueno y divertido, no le tengas tanto miedo.

- A veces creo que te piensas que soy una niña, por cómo me hablas. Ya sé que estoy en el mundo real, y no en una película de Disney, como tú dices. Pero también pienso que debo hacerlo con quién yo quiera, sin tener que pedirle permiso a nadie.

- Por supuesto que no le tienes que pedir permiso a nadie, ¡es tu vida! Solo te advierto que por mucho que elijas, no vas a encontrar al mejor candidato. Si te gusta Miguel, sigue con él. Sólo deseo que te trate como te mereces, nada más.

La tentación de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora