Capítulo 15

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¡Por fin era jueves! Daniella no podía aguantar sus nervios. Era el último día de clase antes de las vacaciones de Semana Santa. Como era de esperar, sus padres la llamaron varias veces para que fuera a verlos. Tenía unos padres muy religiosos y todos los años pasaba esa festividad allí con ellos, pero ese año era diferente, pues tenía que trabajar. John le había dicho que no había ningún problema porque fuera un par de días, pero Daniella lo tenía bien claro, quería quedarse.

Ese día llegó toda ilusionada a casa para empezar a planear su gran noche con aquel extraño, su Extraño. No tendría que saltarse ninguna clase más, pues al día siguiente ya tenía fiesta en la universidad. Entró dentro de casa, saludó a John -que estaba preparando la comida- y se marchó directa a su cuarto. Dejó la mochila encima de la cama y se fue corriendo al baño, se estaba meando desde que había salido de clase, se había aguantado desde entonces y ya no podía más. En ese momento se le arruinó el día, pues su querida amiga La Roja había venido a saludarla. Maldijo en alto, su gran día se había venido abajo. Se la esperaba, pero no tan pronto. No sabía cómo iba a reaccionar su extraño de la máscara cuando viera que su pequeña madriguera estaba protegida por un tampón. Ella quería saber más de él, pero sabía que era la clase de hombre que no se interesa por ninguna mujer en concreto, si ella no estaba disponible esa noche él se buscaría a otra, y eso no quería que le pasara a ella, y menos esa noche. Pensó un montón de estrategias, quizá usar el jacuzzi…pero tendría que quitarse el tampón delante de él y no quedaría nada erótico, y menos con un desconocido. No quería perder esa oportunidad, así que pensó que lo más ético era plantar cara, iría a la hora que habían quedado en el sitio acordado y le diría la verdad, eran adultos. Eso le pasaba a cualquier mujer, no sería su primera vez, así que le diría de quedar otro día y los dos contentos, o al menos eso era lo que Daniella pensaba.

John llamó a las dos mujeres de la casa a comer, y las dos salieron escopeteadas de sus cuartos para sentarse en la mesa. Antes de sentarse en la silla, Daniella le dio un beso a Priscila, pues aún no la había saludado en todo el día. No empezaron a comer hasta que John no se hubo sentado en su sitio.

- ¿Qué tal las clases? - preguntó John para entablar un tema de conversación.

- Bien. Alguna un poco aburrida, pero bastante importante. Hay una asignatura que me encanta, el profesor es el mejor que he tenido nunca. Explica bastante bien, dice las cosas de tal manera que prácticamente no necesitaría estudiar.

- Así tendrían que ser todos, ¿verdad? - Daniella asintió mientras masticaba el risotto que había preparado John - ¿Hoy era tu último día?

- Sí. ¡Ya por fin fiesta!

- Entonces… ¿podrías hacer más horas la semana que viene? Si no te vas con tus padres al final…

- Sí, claro, no me importa hacer más horas. Y no voy a ir con mis padres, ya les he avisado - dijo masticando.

- Muy bien. Hoy no te voy a pedir que te quedes más porque es demasiado tarde, y supongo que habrás quedado ya con tus amigas ¿no? - dio un trago al vino tinto que se estaba bebiendo como acompañante del risotto.

- Eh… ¡sí! He quedado cuando salga de trabajar - mintió, no había quedado con sus amigas, sino con su Extraño.

- Pero… ¿el domingo?

- ¡John! - avisó Priscila.

-¿Qué pasa?

- ¿No te estarás pasando?

- No me importa, Pris - dijo Daniella mirándola -. De verdad, John, si me necesitáis ahí estaré - dijo mirándolo directamente.

- Son muchas horas y no creo que sea buena idea - espetó Priscila.

La tentación de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora