Capítulo 21

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Nemusa había iniciado la esperada actuación. Tony pulsó el play del archivo de sonido que ella le había dado en un pen drive, tenía diez minutos para descansar, aprovechó para ir al baño y tomarse una cerveza mientras miraba la actuación. No había visto a Priscila en toda la noche y ya empezaba a preguntarse qué pasaba. Daniella le puso un botellín y él se relajó mirando la sensualidad de Nemusa.

- ¿Qué tal Tony? ¿Cómo va la noche?

- Bien, el club está a tope. Parece que Nemusa sabe llenar el local. ¡Buena elección John! - los dos sonrieron.

- Sí, es realmente buena.

- Sí que es buena, sí – respondió Tony mientras miraba a la pelirroja bailar.

- ¿Estos días ha ido todo bien por aquí?

- Sí, claro. ¿Por qué lo preguntas?

- Hace días que no hablamos. Quería saber si estabas a gusto con nosotros.

- Sí. Me encanta mi trabajo, y… estoy muy cómodo con vosotros.

- Me alegra oír eso. Entonces… con mi hermana ¿va todo bien? - decidió ir al grano.

- Sí - dudó, no sabía a donde quería ir a parar. No quería meter la pata por si Priscila no le había contado nada de lo suyo. Ella le dejó muy claro que no se lo contara a nadie - ¿Por qué iba a ir mal?

- No lo sé, últimamente la veo rara. Parece preocupada por algo. ¿Has hablado con ella estos días?

- De nada importante. Solo de trabajo.

- ¿Pero no habéis discutido…ni nada? - el otro día le dejó preocupado su hermana cuando le dijo que no le gustaba que Tony trabajara allí. Sabía que algo estaba pasando, pero no se imaginaba el qué exactamente. Podía notar que Tony no estaba siendo del todo sincero, pero no podía obligarle a hablar.

- No. Está todo bien, John. No te preocupes – zanjó la conversación dándole un sorbo a su botella de cerveza. John le tocó el hombro en señal de que lo dejaba tranquilo con el tema, y se fue a buscar a su amigo Robert Jackson. Esa noche pensaba preparar un trio con Nemusa, quería que Robert se entregara a la experta en bailes sensuales para que de esa forma se olvidara de Daniella. Él sabía lo persuasiva que podía llegar ser, por lo que su amigo enseguida olvidaría su obsesión por la camarera del club. Por lo menos lo que durara la sesión de lujuria.

El lunes, Daniella se fue de compras por la mañana, tenía unas ganas locas de quedar esa noche con Adriel. Le había parecido un poco prepotente, pero no podía negar lo atrayente y guapo que era. Una cena no haría daño a nadie. John le había dado una tarjeta de regalo para que se comprara la ropa que iba a llevar en el club, pensó en algo no muy exagerado para que pudiera llevarlo en la cena. Por lo que se compró unos pitillos negros y una camisa rosa ajustada que realzaba sus hermosos pechos, pensó que Adriel le estaría mirando el escote toda la noche, sonrió solo de imaginarlo. Cuando iba a coger el coche para volver a casa sonó la canción de The Rembrandts “I’ll be there for you” (conocida por la serie americana Friends), solía tener un tono para cada persona, que le recordara o que tuviera algo que ver con el contacto de su agenda. No hizo falta mirar el móvil, sabía quién era, así que respondió a la llamada:

- ¡Hola!

- ¡Hola, preciosa! ¿Qué haces?

- Ahora iba a coger el coche para ir a casa, he estado comprando unas cosas para esta noche.

- ¿Has comprado algo sexy que yo pueda ver? - bromeó Jota al otro lado del teléfono.

- No - se rio -. Es sólo ropa que me ha pedido John que compre.

La tentación de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora