Capítulo 12

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Mientras empleado y empresaria se relajaban a su manera en el jacuzzi del vestuario, Daniella estaba casi sin respiración al sentir el calor que desprendían los labios de aquel sexy extraño. Él le quitó el tirante y la fue desnudando poco a poco con dulces besos a su paso.

- Hueles muy bien – le dijo mientras besaba su cuerpo-. Tu piel es tan suave y delicada. Tranquila, esta noche te trataré con cariño.

Daniella estaba como en una nube, podía notar que aquel hombre tenía bastante experiencia, sabía cómo tocarla y cómo besarla. Su cuerpo no dejaba de sentir escalofríos placenteros que erizaban su vello. La urna tenía el tamaño justo y cada vez hacía más calor en su interior. Ella quería precipitarse y lo apartó para empezar a desnudarlo.

- Shhh ¡Quieta fiera! No corras tanto. ¿Tienes prisa? - Daniella se paró en seco, ese comentario la cortó.

- No tengo prisa, ¿por?

- En el juego no se corre, se disfruta de cada momento. ¡Relájate!

- Lo siento….yo…

- Shhh. No hables. Hoy, soy yo el que marca el ritmo.

Ella se quedó quieta y él volvió al ataque.

- En tus relaciones eres tú la que manda, ¿no es cierto? – preguntó con voz relajada mientras sujetaba sus hombros y le daba un dulce beso en los labios. Ella sólo asintió con la cabeza. Se sentía indefensa, no sabía cómo actuar por si la volvía a cagar. No quería quedar como la tonta que no sabía jugar, sino que lo que quería era que él nunca olvidara ese día, al igual que ella jamás lo iba a olvidar –. Recuerda que aquí no venimos a hacer el amor. Sólo somos dos personas que vamos a pasar un rato divertido. Contra más tiempo tardemos en acabar…mejor.

Él se puso detrás de ella, le acarició los brazos, los hombros y bajó por la espalda hasta llegar al sujetador, se lo desabrochó y se lo quitó muy pausadamente. Desde el mismo sitio donde estaba la rodeó con sus brazos y acarició sus pechos con las manos.

            - ¿Te has operado algo más de tu cuerpo? - le preguntó con delicadeza. Ella se sorprendió que lo hubiese notado tan rápido.

            - No – la ponía nerviosa que supiera tanto. Estaba claro que él no era como los chicos con los que había estado. No era ningún crío de discoteca, sino un hombre. Y con lo poco que había hecho con él no tenía nada que ver con Jota.

            Después de masajearle los senos bajó las manos con delicadeza hasta la tira del tanga.

- Llevas ropa muy sexy, pero sobra en mi juego - se la fue quitando. La dejó con la máscara y los tacones. Él la rodeó mirándola de arriba abajo  –. ¡Estás impresionante! - ella se ruborizó – Ahora te toca. ¡Desnúdame! - dijo separando los brazos del cuerpo.

A ella le palpitaba su joya rosada y sentía cómo se mojaba cada vez que él la miraba o la hablaba de esa forma. Ella se acercó y le quitó la chaqueta, la corbata y la camisa. Al descubrir su pecho vio un cuerpo bien definido y sin apenas vello. Ella tocó sus pectorales con cuidado y bajó delicadamente hacia sus abdominales, eran duros y firmes. No se imaginaba que pudiese ser tan perfecto, ella sonreía como una niña pequeña. Entonces empezó a besar parte de su pecho y abdomen, mientras que él respiraba fuerte. Ella le desató el cinturón y el pantalón. Él se encargó de quitarse los zapatos hasta quedarse sin nada. Daniella al ver su miembro se quedó con la boca seca al instante. Se pegó a su cuerpo y fue besándole el pecho bajando poco a poco hasta llegar a su cintura, ella iba a continuar cuando él la agarró de los brazos y la subió hacia arriba.

- No, pequeña, todavía no – ella iba a estallar, no era normal tener ese control cuando se estaba practicando sexo, sentía que ese hombre no era humano. Viendo la erección que llevaba y que se reprimiera así, era obvio que no era como los demás –. Eres muy salvaje…tendré que domesticarte. Pero, eso me gusta - la besó de nuevo y le agarró el labio con los dientes - …mucho – la volvió a besar con más esmero, sus lenguas se rozaban como las olas chocan con las rocas. Los labios se tocaban a un ritmo frenético que provocaba un bombeo acelerado del corazón haciendo vibrar la sangre de sus cuerpos. El éxtasis era el gran protagonista –. Quiero conocer tu cuerpo, saber cómo reacciona. Quiero sentir tu piel y saber a qué huele tu sudor. 

La tentación de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora