Capítulo 29

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  Media hora después, Adriel iba a aparcar en el parking del club, pero cuatro camiones de bomberos, una ambulancia y dos coches de policías le obstaculizaban el paso. Dejó a Daniella lo más cercano a la puerta de La tentación de Venus y se fue a aparcar en las calles más cercanas. Daniella no daba crédito a lo que veían sus ojos, la blanca puerta del club estaba negra, y por el balcón de la izquierda se podían ver enormes llamas que se avivaban sin cesar. La puerta estaba precintada, tanto bomberos como policías no dejaban pasar a más de dos metros de la entrada del club. Priscila estaba cubierta por una manta y Tony la abrazaba, tenía los ojos negros y pequeños hilos de rímel caían por sus mejillas.  

- ¡Priscila! - se apresuró a abrazarla con bastante temor -. ¿Qué ha pasado? ¿do…dónde está John? - le costaba articular palabra por los nervios de conocer lo peor de aquella respuesta.

- ¡Oh, Dany! Es horrible, el negocio, ¡todo! - sollozó, y Tony la agarró más fuerte con su brazo derecho dándole un beso en el pelo -. John…John está bien, pero Nemusa… ¡joder! - y volvió a lloriquear. Apenas se la entendía, nunca había visto en ese estado a Priscila, por primera vez parecía vulnerable.

- ¡Shhh! – susurró Tony a su oído -. Tranquila, cielo - la abrazó sujetando su cabeza y llevándola a su pecho, su cabeza sobresalía por encima de ella y miró a Daniella para explicarle lo que había pasado, parecía que él estaba más sereno -. Nosotros estábamos fuera ya, llevábamos media hora en el coche esperando a que salieran John y Nemusa, que aún estaban arriba. No nos hemos dado cuenta del calor ni de nada, hemos oído un ruido, pero no le hemos dado importancia - hizo una pausa recordando el momento, trago saliva y continuó-. Cuando nos hemos dado cuenta del rato que había pasado, hemos oído unos gritos, así que hemos entrado a ver qué pasaba, pero no podíamos entrar, era imposible, el recibidor estaba llenó de llamas. Priscila ha entrado en estado de histeria al preguntar por John, y he llamado a los bomberos inmediatamente, ¡no podíamos subir a buscarlo!, no con esas llamas – se excusó, y Priscila volvió a llorar con más ímpetu al oír de nuevo la historia. –. Entonces, hemos oído los gritos de John, que estaba en la terraza del primer piso, estábamos más tranquilos al ver que estaba bien. Decía que había fuego y no podía bajar. Ha empezado a preguntar por Nemusa, ha dicho que no la encontraba, que no estaba con él. Por eso le he dicho que se mantuviera ahí hasta que llegaran los bomberos. El fuego se ha propagado demasiado deprisa, ha sucedido todo muy rápido. Enseguida han llegado bomberos y policías. Han sacado a John, mientras que otros han ido a buscar a Nemusa. Los policías han empezado a interrogarnos.

- Ha sido horrible, Dany – se volvió Priscila, que seguía sollozando.

- Estáis bien, eso es lo que importa - la abrazó ella también, entonces llegó apresurado Adriel junto al grupo. Tony volvió a contar la historia (pero en este caso a Adriel), y Daniella se quedó consolando a Priscila.

- Todos no, Dany. Todos no - replicó.

- ¿Qué?

- Nemusa está mal, Dany.

- ¿Qué le ha pasado?

- El rostro…- se llevó la mano a la cara - ¡es horrible! - Daniella desistió porque no podía entender nada de lo que Priscila decía. Se estaba poniendo de los nervios porque necesitaba saber qué le pasaba, miraba a todas partes para ver si la veía.

La ambulancia empezó a sonar y se marchó a toda prisa de allí. Daniella supuso que dentro iría John con Nemusa. Se temía lo peor, y encima Priscila no era capaz de acabar la historia, esperó a que Tony terminara de contar la historia a Adriel y así poder preguntarle por Nemusa.

- ¿Cómo está Nemusa? - preguntó finalmente Daniella mirando a Tony.

- Está mal, es la única que ha salido perjudicada de todo esto. Un bombero la ha sacado en brazos, estaba medio desnuda, pues todo el lado derecho lo tenía quemado, tenía su rostro y todo ese lado en carne viva - hizo una pausa mirando al suelo apretando los labios y los ojos con fuerza -, ha sido una imagen muy dura, no sé cómo se va a quedar - No la conocía más que lo justo, pero ver a una persona con aquel aspecto no dejaría indiferente a nadie con un mínimo de humanidad.

La tentación de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora