Capítulo 44

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Para el fin de semana Priscila contactó con la joven de la tarjeta que firmaba como Vicky. Descubrió quién era al mirar su número de teléfono en la base de datos del ordenador. Era una clienta asidua al club que entró recomendada por unos amigos de John. Reconoció que era bastante atractiva y no vio ningún impedimento para que jugara con ella y Tony. La llamó personalmente explicándole quién era y qué quería. La joven al oír la oferta no se negó, pues hacía mucho tiempo que quería pasar el rato con el dj del club. Llevaba dos años iniciada en el estilo swinger, y la experiencia le gustó desde el principio. Había probado de todo, algunas cosas no la hacían mucha gracia, pero otras la volvían loca; y los ménage à trois eran una de sus preferencias en cuestión de sexo. Con esa clase de prácticas se sentía más viva, más deseada, y se excitaba incluso antes de empezar. Para el encuentro, Priscila encargó una cena para tres y reservó la cabaña de la Azotea. Después de cenar y disfrutar de una buena conversación, dejaron a un lado las palabras para pasar a la acción alentados por la música de fondo del club (la cual era una sesión grabada por Tony).

Los significados de pureza e inocencia que relacionaban al disfraz que llevaba aquel día de Blancanieves no tenían nada que ver con ella, pues era toda una mujer dispuesta a conseguir y a ofrecer placer. Los tres disfrutaron de las sensaciones y del tacto múltiple sin dejar a ninguno excluido, todos participaron y juntos lograron llegar al clímax sabiendo que repetirían la experiencia.



Los días pasaban al igual que las horas que no recibía noticias de Adriel. No había podido contactar con él, y ya hacía más de una semana que se habían despedido en el garaje de su casa. Muchas llamadas con la misma respuesta de apagado o fuera de cobertura, y los mismos tonos sin ninguna contestación cuando llamaba al teléfono de Catalina. Le mandó más de veinte mensajes desesperados, los primeros apaciguados y los últimos exigiendo respuestas.

<Adriel ¿me estás evitando? Necesito saber la verdad. Con quién te fuiste de la Anubis y respuestas sobre TU HIJO. Esto me está superando.>

Y finalmente no pudo contenerse y acabó mandando el siguiente mensaje:

< No puedo seguir así… Si no me llamas en lo que queda de semana, lo tomaré como una despedida.>

Se sentía atacada porque por las noches se encontraba con Carol en el club, que no hacía más que decirle mentiras que terminaba creyendo debido al tiempo que llevaba sin saber nada de él. Llegó a creerse todo lo que esa bruja la decía. Además de su exmujer, tenía visitas a su puesto de trabajo de mujeres que continuaban creciendo las mentiras de Carol, lo cual alimentaba la duda. Daniella no lo sabía, pero todas esas mujeres recibían dinero de Carol a cambio de contar a la camarera todo lo que ella les decía sobre Adriel. Casi todo se basaba en lo mismo, y eso hacía que la joven se desquiciara todavía más. Con Priscila decidió no hablar del tema, sólo la veía en el trabajo y siempre estaba ocupada. Las preocupaciones se las contó a su amiga Raquel, que estaba de vacaciones y tenía más tiempo libre, aunque lo dedicaba a estar con Jota.

Los dos habían iniciado una relación muy tranquila, pero a la vez muy intensa. Daniella se alegraba por los dos porque les tenía mucho aprecio. Alguna tarde iba con ellos y los amigos que estaban en la ciudad a la piscina, pues casi todos estaban de vacaciones. Jota empezaba a dejar a un lado a Daniella, siempre la tenía presente, pero empezaba a abrir los ojos y ver a Raquel como una chica a la que poder querer. No iban demasiado deprisa, a pesar de que quedaban todos los días. Patricia, la prima de Raquel, casi no sabía ni cómo era físicamente, pues apenas pasaba por casa. Su relación parecía ir muy enserio, y Raquel no llegaba a creer que podía plantearse un futuro junto a Jota, el chico que siempre había estado enamorado de su mejor amiga. Siempre le quedaría el dolor de saber que ocuparía un pequeño rincón, pero creía que lo importante era crecer y que su sitio en el corazón de Jota se hiciera mucho más grande que el de su amiga Daniella, con eso se conformaba por el momento.

La tentación de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora