Es difícil definir la clase de sentimiento que experimenté en aquél momento, a decir verdad todo se encontraba bastante borroso, todo había sucedido tan rápido que yo a penas había podido asimilar las cosas... Me encontraba en una motocicleta, con un hombre que tenía cara de pocos amigos, que no me hablaba, no me miraba, que no demostraba ninguna clase de emoción o sentimiento, y peor aún, era un hombre al que no conocía.
Llegamos al parque central de la ciudad, y aunque estaba claramente prohibido entrar con vehículos, Sasuke decidió que él haría lo que quería... Avanzamos un poco por el parque y estacionamos debajo de un árbol, en cuanto la motocicleta se detuvo me bajé temblando, estaba realmente nerviosa, sentía que mis piernas fallarían en cualquier momento, pensé que me caería y quedaría como la mayor tonta de todo el mundo, sin embargo a pesar de mi nerviosismo y mi temblorina, logré bajar y sentarme en el césped, Sasuke se limitó a quitarse el casco, bajar de la moto y recargarse en ella, después se quitó los lentes oscuros y me miró un poco
- ¿Por qué me ayudaron? - Pregunté bastante apenada, los ojos de Sasuke eran achinados, un tanto pequeños, pero suficientemente grandes, además tenían un color negro tan profundo que estaba segura que no existía nada dentro de ellos, estaban tan llenos de nada que precian tener luz propia aún cuando no brillaban.
- Porque Neji nos lo pidió - La voz de sasuke era tan fuerte, tranquila y varonil que mi piel se erizó al momento en que esta pasó por mi tímpano.
- ¿Por qué habría de hacerlo? - Sasuke torció los ojos, al parecer estaba molesto
- ¡No sé, ni me interesa! Ahora, ¿Podrías callarte? Cuando llegue él, se lo preguntas - Dijo fulminándome con la mirada.
No quise seguir hablando, a decir verdad había sido suficiente con su respuesta, ya había entendido que Sasuke no era alguien con quien se pudiese mantener una conversación agradable y amistosa... Vi cómo levantaba el rostro, mirando al cielo, parecía estar intentando recuperar la tranquilidad, lo vi cerrar los ojos y mantener ese semblante serio que había llevado todo el tiempo, sin embargo esta vez había algo diferente, algo que lo hacía ver muchísimo más lindo, atractivo, agradable y muchísimo más amigable... Por un momento pensé que ese era el verdadero Sasuke, el que estaba escondido y que él no permitía que vieran...
Algunos minutos más tarde escuchamos el motor de las motocicletas de Neji y de el otro chico de cabello rojo, Sasuke compuso su postura en un abrir y cerrar de ojos, se puso suficientemente derecho y regresó a su rostro ese gesto duro y molesto que tenía antes. - Neji, Gaara - hizo una mueca parecida a una media sonrisa.
- Disculpa por molestarte, Sasuke - Neji se disculpó, aunque no parecía realmente avergonzado o arrepentido, en realidad, parecía más bien un tanto divertido... Sasuke soltó un ruido con la garganta que, al parecer, Neji captó como un "Esta bien, no te preocupes" - Desde ahora yo me haré cargo... - Dijo Neji acercándose a mi.
Me puse nerviosa hasta los huesos cuando lo vi hincarse frente a mi - ¿Estás bien? - Preguntó mirándome con una expresión un tanto preocupada.
- ¿Por qué me ayudaste? - Me atreví a preguntar, aunque los nervios hacían parecer que mi voz estaba rota y que yo me encontraba a punto de llorar.
- ¿Por qué no habría de hacerlo? - Preguntó en forma de respuesta - Ningún hombre tiene derecho de tratar de esa manera a una mujer ¿Sabes? - Miró hacia la derecha, parecía molesto, tal vez hasta un poco decepcionado - Además, pareces agradable -
Sonreí tan solo de escuchar que yo le parecía agradable, llevaba tanto tiempo mirándolo a escondidas que ahora no podía creer siquiera que me estuviera hablando... Neji parecía ser un chico al que nadie en su sano juicio molestaría, sin embargo, en los dos minutos que llevaba de conocerlo, pude notar que a pesar de ser bastante bronco, era también muy suave y atento, al menos con las mujeres... Sentí cómo algo golpeó mi pecho y casi puedo jurar que escuché el "bong" de un tambor, a decir verdad, mi propio pensamiento me había causado un poco de dolor... "Al menos con las mujeres", no quería pensar que Neji trataba así a todas, quería que solo me tratara así a mi...
Neji se giró un poco y comenzó a hablar con Sasuke sobre Naruto, sobre lo que había pasado, pero yo me encontraba tan abstraída en mis propios pensamientos que no los escuché en absoluto, sin embargo sus voces eran tan profundas que terminé por volver a la realidad, pero antes de que pudiera hablar con ellos pasó por mi mente su nombre "Naruto".
- ¿Cómo está Naruto? - Pregunté preocupada.
- ¿El niño ese? - Contestó Neji con un gesto curioso - Está bien, lo molestamos un poco y se mostró comprensivo al instante -
Sentí un alivio increíble... A pesar de todas nuestras peleas y de todas las barbaridades que Naruto había hecho durante nuestros tres años de relación, yo seguía amándolo como a nadie, lo amaba tanto que seguía preocupándome por él, tanto que tan solo la idea de que alguien le hiciera algo me hacía sentir un nudo en la garganta, tanto que mi alma y mi corazón temblaban de solo escuchar su nombre, sin embargo, ya no habría vuelta atrás, estaba segura de eso, las cosas jamás volverían a ser como antes, él no podría regresar conmigo, no importaba cuánto lo intentara o cuántas veces me insistiera, nada haría que yo volviera con alguien tan irresponsable e infiel como él. Estaba cansada de sus tonterías, de sus engaños y sus burlas, de su actitud tan molesta, de verlo ir y volver todo el tiempo, de saber que me usaba sentimentalmente... Sabía que Naruto me amaba, estaba segura, sin embargo, yo no quería amar a alguien como él, no quería estar siendo dañada cada vez que a él se le antojara revolcarse con otra tipa, ya no quería nada de eso, quería estar bien, tener una relación estable con alguna otra persona, e incluso llegar a casarme, de verdad quería tener una persona junto a mi que me amara tanto como para olvidarse de todo, del mundo entero.
- Gracias por ayudarme - Dije mientras me levantaba del suelo, a decir verdad mis ojos estaban a punto de abrirse y darle a paso a un mar entero de lágrimas, no quería que Neji ni sus amigos me vieran llorar - Ahora, me voy, y disculpa las molestias - Comencé a caminar cuando sentí cómo alguien me tomaba de la muñeca y me hacía detener
- No tienes que ser fuerte - Escuché la voz de Neji detrás de mi, y en ese momento perdí el control sobre mis ojos - No tienes que hacerlo, tal vez después de mañana no volvamos a vernos - Me jaló con un poco de fuerza haciéndome regresar hacia él - Pero hoy puedes confiar en mi, en nosotros - En un segundo me encontraba protegida en el castillo que Neji llevaba entre sus brazos, la calidez de su cuerpo y la comprensión que me ofrecía me rompieron en dos.
- Lo odio... - Dije en voz baja y sentí cómo Neji apretaba un poco más - No tienes idea, lo odio tanto, lo odio con cada fibra, con cada célula y con cada pequeña partícula de mi ser, lo odio tanto que no puedo aguantarlo, no logro hacerlo - Comencé a hablar cada vez más fuerte, hablaba contra su pecho, contra el pecho de Neji - Es un idiota, no lo aguanto, no quiero amarlo como lo hago, estoy cansada de amarlo tanto, estoy harta de verlo caminar junto a mi sonriendo como si nada pasara, estoy tan cansada, él ha terminado con todo lo que soy, me ha hecho caer tantas veces que ya no quiero levantarme, estoy muy harta, quiero dejar de amarlo, estoy tan rota y tan cocida como una muñeca de trapo, porque eso he sido durante tres años, Neji, he sido su muñeca, esa que lo espera en el aparador, esa con la que juega cada vez que se aburre, cada vez que vuelve a "amar", cada vez que se siente perdido, vacío, incompleto o hasta destrozado, yo he sido su muñeca durante tanto tiempo que... - Sentí cómo la mano de Neji se colocaba en mi nuca y amablemente comenzaba a jalarme y alejarme de su pecho - Ya no sé cómo ser una mujer - Dije antes de mirarlo directamente a los ojos, esos ojos que no tenían igual, esos ojos nublados, esos ojos tranquilos, llenos de amor y comprensión, a decir verdad él parecía estar escudriñando mi alma... Sus ojos tan fuera de lo común me atraparon por completo, me perdí en un mundo completamente diferente, en un mundo inexistente, un mundo totalmente irreal, y si no hubiese sido por su mano cálida que secaba mi rostro, yo jamás habría regresado...
LIZETH HINOJOSA.