Resultaba complicado no darme cuenta de lo sola y vacía que me sentía, de lo triste que se había vuelto mi vida y de lo mucho que deseaba correr a los brazos de aquél imbécil que se había ido justo después de hacerme caer completa, perdida y estúpidamente enamorada de él.
Se había vuelto cada vez más sencillo eso de mentir, cada día, cada hora, a cada segundo... se me había ido haciendo más fácil llamarle a Neji por un apodo tierno o besarlo apasionadamente, aun cuando sabía perfectamente que mi amor por él no era tan grande como debía ser.¿Que si lo quería? Claro, sí, por supuesto que lo quería... Amaba a Neji con toda mi alma, pero eso era todo. Lo amaba con el alma y ya. A Sasuke, en cambio, lo amaba con todo lo que había en mí, lo amaba con mi corazón y mi mente, con mi alma y con cada partícula de mi cuerpo. Yo amaba a Sasuke, o al menos a su recuerdo porque eso era todo lo que me había quedado de él: Su recuerdo.
Lo extrañaba, había que admitirlo, sin embargo, ya no era como antes, ya nada era como antes. Ahora yo había comenzado a entender que no lo quería de vuelta, no, ya no, ya no quería volver a ver aquellos ojos endemoniadamente hermosos o esas manos perladas, ya no quería ver su enorme espalda frente a mí, mientras conducía su motocicleta... esa motocicleta en la que se veía tan perramente guapo. No podría soportarlo otra vez, no podría volver a verlo sin odiarlo.
Las cosas con Neji habían avanzado rápido y lo cierto era que la relación era bastante cómoda, me hacía sentir segura, apreciada, amada y además me hacía sentir como una persona como él, alguien importante, alguien con un estatus alto, una mujer con un nivel mayor al de las demás y es que ya había conocido a la mitad de los futuros herederos de las empresas más importantes con las que Neji tendría que trabajar en cuanto recibiera el mando de la empresa y muchos de ellos me habían llamado "bonita" en varias ocasiones, aunque claro, la hermosura y el color exótico del cabello de Sakura solían llamar mucho más la atención que yo.
___________________- Dijiste que lo harías
- Lo dije sólo porque tú lo pediste - Gruñí
- ¿Entonces no lo harás?
- No - Quise evitar ver cómo el labio inferior le temblaba.
- Te odio - Soltó ella y yo sentí cómo una bomba me destrozaba el corazón
- No lo haces - Mi voz estaba a punto de quebrarse
- Sí. Lo hago. Te odio - La vi levantarse de la mesa
- ¡No me odias! - Golpeé la mesa
- ¡Te digo que sí! - Ella salió de la cocina y yo me apresuré a levantarme de mi lugar para seguirla...
Le triste verdad era que en aquella casa, el único que odiaba a alguien, era yo. Yo la odiaba, la odiaba con todo mi corazón, pero la amaba tanto que mi odio quedaba rezagado.- Hinata - La alcancé - No digas eso, ambos sabemos que no es verdad
- Sí, te odio de la misma manera en que tú me odias a mí - Entonces la volví a ver... después de tres años desde que me mudé a Francia, por fin había conseguido volver a ver a mi Hinata, a la Hinata de la que yo me había enamorado
- Tienes razón, diremos eso. Diremos que tienes razón y que me odias, pero tenemos que aclarar el hecho de que yo no te odio a ti - O al menos era eso lo que yo quería creer - Me odio a mí, a mí por haberme enamorado de otra persona, me odio a mí por ser incapaz de protegerte, por haberte alejado, pero recuérdalo ¡Joder! - Tomé aire para intentar tranquilizarme - Recuerda cuando te dije que ya no podía estar contigo y ahora vienes y me pides que esté a tu lado, ahora, después de tres años engañándome a mí mismo y fingiendo estar enamorado de ti, ahora me pides que... bueno... eso