"¿Hablas en serio, Sakura?" escuché cómo mi madre se sorprendía... Había pasado ya un año desde la última vez que mi madre me pidió asistir a una cita para matrimonio y si bien había rechazado todas hasta entonces, no pude evitar aceptar la propuesta en cuanto escuché el apellido Uchiha.
Me senté en la única banca que se encontraba frente al museo de historia natural de Konoha... Llevaba puesto un vestido circular blanco con detalles negros al final de la falda del mismo que hacían juego con mis tacones, bolso y joyería. Debido a mi nerviosismo jalaba la falda del vestido constantemente, como para evitar que se levantara; sentía la necesidad de morder mis uñas e incluso mis labios, justo como una pequeña chica de secundaria que sale por primera vez con su enamorado, pero claro, pude controlar mis impulsos y salvar mi imagen.
Había pasado ya media hora cuando lo vi aparecer y sentí cómo mi corazón pegaba un brinco... El hombre levantó una mano a manera de saludo, sonrió, caminó hasta donde me encontraba y se sentó a mi lado.
- Buenas tardes - giró un poco su cuerpo para poder mirame de frente
- Buenas tardes - respondí mientras me ponía en la misma posición que él y me apresuré a continuar la conversación - Me disculpo si mi atuendo es algo inapropiado para la cita... Lo cierto es que no estaba segura qué debía traer a un lugar como éste - Él me miró por unos segundos y después dejó escapar una ligera sonrisa
- No es inapropiado. En realidad yo acabo de salir del trabajo y por éso estoy vestido de traje, si las circunstancia hubiesen sido otras vendría vestido con una camisa y un pantalón de mezclilla - volvió a sonreír y se levantó de la banca - Bien, no vinimos hasta aquí para sentarnos en una triste banca y mirar el museo todo el día ¿O sí? - estiró su brazo para ofrecerme su mano, ahora era yo quien sonreía. Negué con la cabeza y tomé su mano para levantarme.
- Entonces, señor Uchiha, dígame a dónde iremos - Él soltó una pequeña carcajada que me hizo confundir
- No seas tan formal, por favor. Si llegáramos a casarnos no podrías hablarme así - Puso su mano derecha sobre mi cabeza y acarició un poco mi cabello
Comenzamos a caminar por el parque y no pude evitar analizar a aquél extraño hombre: Todo su ser gritaba confianza, tenía el cabello largo de color negro, su estatura era de al menos 1.85 m, los rasgos de su cara eran finos, estaba en forma y sus ojos eran casi idénticos a los de Sasuke Uchiha... En realidad ésos dos eran bastante parecidos
- ¿Qué edad tienes? - Me escuché preguntar y al instante me regañé mentalmente
- 30 ¿Y tú? - No pude evitar sorprenderme, es decir ¡Por Dios! Estaba saliendo con un hombre maduro, alguien mayor que tenía un trabajo fijo y que además estaba preparado para comenzar una familia
- 24 - respondí un tanto apenada por la diferencia de edad
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Aquella mujer era preciosa, ésa era la verdad. Su estatura era baja, era delgada y tenía un cuerpo hermoso, además su cabello largo y rosa la volvía tan poco común que podría haber apostado millones a que ningún hombre se había sentido tan afortunado de ir a una cita para matrimonio como me sentía yo en aquél momento.
- ¿A qué se dedican tus padres? - La escuché preguntar
- Mi padre, Madara, es el dueño de la empresa "Katon", yo trabajo como el director de la empresa y mi hermano menor, Sasuke, es el subdirector de la misma.
- ¿Sasuke, dijiste? - Se veía algo sorprendida
- Sí - respondí - era consciente de que lo conoces, pero al parecer tú no sabías que es mi hermano
- No lo sabía, pero pude haberlo supuesto por el parecido que hay entre ustedes - Una vez más sonrió y me dejó ver ésas perlas blancas y hermosas que llevaba como dientes
- Si aceptas salir conmigo una vez más, le diré a mi hermano que nos acompañe ¿Está bien?
- Me parece perfecto, Itachi - Vi cómo bajaba la mirada por la vergüenza - ¿Puedo llamarte por tu nombre?
- Hazlo. Yo haré lo mismo, Sakura
Después de comer un par de helados, fuimos a cenar a un pequeño, pero elegante, restaurante
- Eres sorprendente - Dijo ella mientras yo me disponía a tomar una cucharada de mi sopa. Levanté la vista y pude ver cómo me observaba. Nuestras miradas se cruzaron y en ése momento lo supe: Ésa joven tenía que ser mi esposa.
- ¿Por qué lo dices? - La vi reír tímidamente
- Ni siquiera te sorprende que lo diga... Eres sorprendente - repitió antes de explicarse - Eres el primer chico que me trae a una cita en el parque y a una cena en un restaurante pequeño - No estaba seguro si aquello era un reclamo o un halago, así que estuve a punto de disculpame - Me gusta - Sentí mi alma descansar - Aceptaré una segunda cita...
- ¿Te gustaría ir a algún lugar en específico? - Pensé que era importante pedir su opinión para la segunda cita, pero ella negó con la cabeza
- Hazlo otra vez - Me dijo - Sorprenderme de nuevo...
LIZETH HINOJOSA.