SOMETHING TO HIDE.

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Pude ver en sus ojos las mentiras, vi cómo me mentía y así, en silencio, a escondidas, cubierta por una máscara me fui derrumbando, fui cayendo en la cuenta de que aquello duraría menos que una eternidad, que lo estaba perdiendo y que, por primera vez en toda mi vida, mis manos se sentían débiles... No lo detendría ésta vez, no, ésta vez solo le permitiría hacer como le fuera en gana, si al final él se alejaba, sería su culpa y no la mía. Yo solo me encargaría de mantenerlo todo en orden, de cuidar los detalles y me encargaría de que su mentira me pareciere real al menos por un tiempo, al menos hasta que mi máscara se rompiera, hasta que decidiéramos dejar de mentirnos mutuamente.

Me levanté del mueble, sonreí y asentí tranquilamente, mintiéndole justo como él me lo hacía a mí, haciéndole creer que yo me tragaba sus mentiras, fingiendo que no notaba cada vez que sus ojos viajaban de un lado al otro, cada vez que él evitaba responder mis preguntas y que no me daba cuenta cuando su voz temblaba, temerosa de ser descubierta, al decirme que me amaba.

- Venga, Hinata - Me ofreció su mano y yo la tomé - Vayamos a comer algo

Al tomar su mano, sentir su frialdad y su calidez... me di cuenta que aquello no sería fácil, que esta vez me iba a tocar llorar y es que cada día, cada hora, cada momento, cada segundo era más pesado que el anterior.
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Cuando el coche se estacionó frente a mi casa pude sentir aquella extraña punzada en el corazón, me tranquilicé, conté hasta diez y entonces, cuando él estuvo a punto de tocar a la puerta, yo pinté la mejor de mis sonrisas y abrí.

- Amor - Dije para saludar y la punzada volvió a aparecer

- Mi vida - Contestó él - ¿Estás lista?

- Nací lista - Ambos reímos un poco ante la evidente mentira - Voy por mis zapatos, enseguida bajo - No esperé una respuesta y corrí hasta mi recámara, saqué mis zapatos, me los puse y bajé casi tan rápido como había subido.

- ¿No estabas lista? - La pregunta era un tanto sarcástica.

- Claro que lo estaba, pero no nací con los zapatos puestos.

Cerramos la puerta y nos dispusimos a comenzar nuestro viaje al río de Konoha; llevábamos planeándolo desde antes de ser pareja, y ahora que estábamos un tanto más unidos teníamos que volvernos capaces de pasar más tiempo juntos.

Neji levantó mis maletas, las echó en la cajuela del coche y ambos entramos en el auto - ¿Habías hecho algo así antes? - Preguntó Neji

- Claro que lo había hecho antes - Dije antes de echarme a reír al ver la cara atónita de Neji.

- ¿Con quién?

- Ay tontito - Le di unas palmaditas en la cabeza - Contigo, Gaara, Sa - Me interrumpí a mí misma - Y todos los demás - Completé... el simple nombre de aquella persona me volvía bastante vulnerable y me hacía sentir total y completamente triste.

- Tienes razón

Llevaba tanto tiempo sin ver a Sasuke que era doloroso intentar hablar de él, sobre todo por el hecho de que su recuerdo parecía no haberse dado cuenta que él se había marchado hacía ya algún tiempo y que, según se entendía, no pensaba volver.

Cerré los ojos para contener las lágrimas que deseaban escapar de mis ojos, impulsadas por los recuerdos de aquél hombre y es que el recuerdo de Sasuke se encontraba tan presente, tan fuerte, firme y tan arraigado en mi memoria que, con solo cerrar los ojos y concentrarme, podía sentir que volvía a aparecer, que se encontraba frente a mí y que yo era capaz de tocarlo.
Podía recordar perfectamente el aroma de su perfume, la profundidad de su voz, el vacío y el odio que sus ojos albergaban, podía recrear en mi mente de manera exacta la forma de su rostro afilado, su piel morena y su cabello negro azabache, podía volver a verlo si así lo quería... llevaba años sin enamorarme de aquella manera, pero a pesar de que él sabía lo que yo sentía y de que él tenía los mismos sentimientos por mí, él había decidido marcharse, se había ido a Francia y tras él se había marchado Hinata; Sasuke ahora se encontraba en una relación, igual que yo, así que aquello resultaría un fracaso total, además el amor era algo pasajero o bien algo que podía lograrse con la compañía constante de una persona, o eso era lo que yo creía, así era como yo quería verlo.

- Despierte, señorita - Escuché a Neji entrar en mis pensamientos y vi cómo la imagen de mi enamorado se desaparecía instantáneamente, convirtiéndose en un montón de brillos y volando hacia los lugares que le correspondían a cada recuerdo para ser sustituida por la imagen de mi novio y de mi querido Neji Hyuga.

- Perdón, debí quedarme dormida - Mentí

- ¿No pudiste descansar anoche? - Pude ver la preocupación en sus ojos

- No mucho - Sonreí levemente

- Ay, pequeña - Dijo Neji en forma reconfortante - Tranquila, cuando estemos en el río, pondré la casa de acampar lo más rápido que me sea posible y acomodaré todo para que puedas dormir ahí - Me maldije mentalmente... aquél hombre era tan perfecto que parecía un sueño

- Muchísimas gracias, mi amor - Contesté y llevé una de mis manos hasta la nuca de Neji para comenzar a masajearlo un poco - ¡Te quiero! Tú siempre sabes cómo hacerme sentir mejor

Poco tiempo después llegamos al río, Neji, como el hombre empresarial que es, cumplió con su palabra tan pronto como puso los pies en el suelo; colocó la casa de acampar y arregló los 4 sleeping bags, las 3 cobijas, la almohada de un metro y las dos almohadas pequeñas que había llevado para que yo pudiera ir a descansar. Una vez que estuvo lista, ambos entramos en la casa de acampar.

- Me encanta la idea de estar aquí contigo - Le dije

- Lo sé, a mí también me encanta que estemos aquí, Tenten. Aquella vez no pude mostrarte lo bueno que soy para encender fogatas y asar carne porque dormimos en un hotel, pero hoy definitivamente voy a mostrártelo.

- No te preocupes mucho por eso; al final seré yo quien haga de comer - Reí un poco

- ¿Estás loca o algo así? - Neji fingió estar ofendido - Si te haces mi esposa, yo haré de cenar para ti

- ¿Y qué me darás? ¿Agua hervida y cereal? - Ambos nos miramos intentando no reírnos a carcajadas

- Claro que no - Gritó Neji - El agua de botellita porque si la hiervo se me puede quemar - Fue entonces que explotamos en risas

Salimos a nadar, corrimos, jugamos y poco a poco vimos cómo el sol comenzaba a bajar y las sombras comenzaban a hacerse presentes en nuestro alrededor; después de que Neji asó un poco de carne y cenamos, nos acomodamos en la cama armada de sleeping bags y comenzamos a contar algunas historias de terror.

- No me gustan las cosas de miedo, Neji - Dije mientras echaba una mirada a mi alrededor.

- Tranquila, si estás conmigo nada puede tocarte... No sin antes matarme a mí.

- Por eso es que me encantas - La cara de Neji se puso roja y al ver aquello yo no pude evitar el impulso de acercarme a él, tomarlo del rostro, acariciar un poco sus mejillas y mirarlo a los ojos por unos segundos

- Tú me encantas más. Tú y esos hermosos y turbios ojos café que tienes, tú y ese cabello castaño amarrado en cebollitas, tú y estas manos tuyas - tomó mis manos - tan suaves y cálidas... Tú y toda tú - Se acercó un poco más a mí - Dime, Tenten ¿Te molestaría si te abrazo? - Cerré los ojos para que él notara que aquello no me incomodaba en absoluto y entonces sentí sus fuertes, cálidos y grandes brazos rodeándome la cintura, envolviéndome como una serpiente y devorando todo mi oxígeno, sentí cómo los brazos de Neji Hyuga me robaban el aliento y me dejaban en un estado hipnótico.

Ambos fuimos hundiéndonos en el sueño hasta dejarnos caer en los brazos de Morfeo, no sin antes proporcionarnos el uno al otro, nuestros respectivos besos de buenas noches.

LIZETH HINOJOSA.

Choice of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora