SUNGLASSES.

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Lo tomé de la mano con delicadeza, intentando no mirar a sus ojos, tratando con todas mis fuerzas de no volverme frágil y terminar entregándole mi vida entera en un suspiro.

- Me gustas. - Comencé - De eso no hay duda. Me gustas. Pero no podría estar contigo, verás... - Me vi interrumpida por la sonrisa socarrona de Sasuke.

- ¿Quién te pidió una relación? - Preguntó y sentí cómo me ardía la sangre.

- ¿Qué? - Le cuestioné, estaba realmente ofendida - ¿Entonces qué demonios quieres?

- ¿Que, qué quiero? - Pensó por un momento y siguió hablando - Bueno, en realidad no busco nada especial, te quiero, no sé hasta dónde ni hasta cuándo, pero lo hago. Sin embargo me sería imposible mantener una relación contigo en estos momentos.

- ¿Por qué? - Mi voz estaba a punto de quebrarse y mis ojos se volvieron cristalinos en segundos - ¿Qué hay de malo en estar conmigo?

- No - Negó con la cabeza - No hay nada de malo ni contigo ni en tu compañía, en realidad, yo soy el malo en este lugar pero de eso te darás cuenta después - Continuó con una explicación que, debido al dolor de cabeza, yo apenas podía entender - Bueno, para no dar tantos rodeos, te explico... Me iré a trabajar con mi padre a la empresa "Sabakuno", la empresa más grande de Francia, y no podría dejarte aquí si fuéramos una pareja.

Me dio un beso en la frente y mi piel comenzó a reaccionar - No te lo permitiré - Le dije cerrando los ojos, recordando todo aquél dolor que ya me habían causado - No permitiré que me dejes atrás, primero me iré yo - Escuché una pequeña risa y entonces pude sentir su respirar al lado de mi oído. "Vete con Neji entonces" lo escuché decir y abrí los ojos por la sorpresa - ¿Qué dijiste? - Pregunté y me di cuenta que él no era de esos que te siguen o que lloran por ti - ¡Eres un idiota! - Me di la media vuelta y me fui, me alejé de él aun sabiendo que sería la destrucción propia.

Mientras caminaba pude escuchar su puerta al cerrar y en cuanto el último crujido se terminó, mis piernas se hicieron débiles y me hicieron caer. No, no lloré ni una lágrima, solo sollocé ante la pérdida de algo que ni siquiera sabía que quería tanto.
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Al cerrar la puerta pude ver sus ojos, estaba mirándome fijamente.

- Era lo mejor, Sasuke - Lo escuché decir.

- Nadie te está preguntando nada. Búscate tu vida que la mía ya está ocupada.

- Sasuke ¿Qué te pasa? ¿De verdad era ella tan importante?

- Claro que no. ¿Quién pensaría que tantos años lejos te volverían tan ridículo e imaginativo? - Lo vi hacer una mueca pequeña para después largarse y dejarme solo.

Entré en mi recámara y la vi una vez más, ahí estaba su falda, esa que había olvidado aquella vez... Sonreí tontamente al recordarla peleando con ella para poder sentarse correctamente y no parecer algún tipo de acosadora sexual... Estuve a punto de soltar una carcajada y entonces lo recordé, volvieron a mi memoria esas palabras "Vete con Neji"... Sabía que lo haría, sabía que ella iría hasta él, llorando y gimiendo, buscando algún tipo de consuelo.
Me atrapó esa extraña soledad que había sentido la primera vez, la misma que había experimentado el día que me despedí de Karin solo que ahora era diferente, más fuerte, más dolorosa, más aplastante... No pasaron más de cinco minutos cuando el cansancio se fue apoderando de mí, recorrí la frialdad de la puerta con la espalda hasta que caí al suelo, me senté, recargué mi cabeza contra la misma y cerré los ojos intentando no volverme débil, intentando no correr tras ella.

Mi cabeza palpitaba y tenía la extraña sensación de haber perdido la cosa más importante de mi vida y es que la idea de perderle hacía que mi corazón latiera al cien por ciento, la imagen de la cara triste que tenía Tenten en aquél momento era tan penetrante que mi alma apenas podía soportar el impulso de ir a buscarla. Sin embargo era inútil, de nada servía estar ahí sentado sin hacer nada, al fin y al cabo la verdad era que Tenten se había llevado con ella lo último que me quedaba de amor, de cariño, de aprecio y de sentimientos.

- ¿Puedes apurarte, por favor? El avión llega en dos horas O ¿Será que ya no quieres irte?

- Cállate Itachi, no soy un niño. Aprende a esperar

Lo escuché bufar desde fuera y sonreí ante la agradable sensación de ser la peor pesadilla de Itachi Uchiha. Comencé a sacar mi ropa de los cajones y vi caer una fotografía, la tomé y sin mirarla siquiera la eché en el cajón una vez más, esos tontos y viejos recuerdos no me servirían para nada en Francia, allá estaría solo y no habría necesidad de recordar... Sí, eso era, tal vez no necesitaría recordar y gracias a eso, en algún momento de mi liberación mental conocería en aquél lugar a una mujer hermosa, una mujer delicada y bronca a la vez, una que fuera capaz de llenarme como lo hacía ella, que fuera algo así como una yegua, o tal vez no, tal vez solo regresaría, la buscaría, la enamoraría y terminaría casado con Tenten... Sí, tal vez así sería...
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Jamás había ido a su casa pero el pequeño tour que Sasuke me había dado por esas calles, días antes, me había servido un poco. Estaba corriendo sin saber exactamente a dónde me dirigía pero estaba segura que llegaría a algún lugar, claro, quizá no llegaría directamente a su casa pero la encontraría. Entre las prisas y el dolor no me percaté de aquél hombre que se acercaba rápidamente y sin cuidado o al menos no me enteré de su presencia hasta que el mismo se encontraba ya chocando contra mí. Caí al suelo de un sentón y no pude hacer más que soltar un grito y sobarme la nalga.

- ¡Ten cuidado, idiota! - Grité mientras dirigía mi mirar hacia aquél hombre de cabello negro, lentes oscuros y chaqueta verde.

- Disculpe señorita - Dijo mientras me ofrecía su mano para ayudarme a levantar. Mis mejillas se pintaron de rojo y le tomé de la mano de manera torpe. - Soy Shino. - Dijo para sonreír de manera divertida.

- Tenten - Contesté - Yo soy Tenten, mucho gusto, Shino. - Le devolví la sonrisa.

- Emm - Dudó un poco - Tenten. Creo que llevabas prisa ¿no? - Me cuestionó aun con esa sonrisa dibujada en el rostro y yo sentí a mi corazón bailar, si, seguía doliendo pero también latía, latía fuerte... Fuertemente confundido, dolido, pisoteado e ilusionado.

- Bueno... no. - Lo pensé unos segundos y quise componer - Digo sí, pero no importa.

- ¿No importa? - Alzó una ceja y soltó una risa pequeña - Entonces ¿Te gustaría venir conmigo a dar un paseo? - Vi su rostro tornarse color magenta. Asentí de manera tonta con la cabeza, él me miró con algo que yo identifiqué como ternura y me ofreció su mano por segunda vez - ¿Puedo llevarte así? - Me preguntó, me llené de nerviosismo y estiré mi brazo para tomarlo de la mano y comenzar a caminar tras de él.

LIZETH HINOJOSA.

Choice of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora