CAPÍTULO 19: A unos metros

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Me acerqué hacia él, me miraba con ojos retadores. Estaba ansioso por ponerme a prueba o en peligro otra vez.

Llevaba su enorme bate en las manos, aunque casi siempre lo llevaba en su espalda, colgado de un tipo de arnés.

¿Qué quería ahora? ¿cuál era el reto? Sé que me lo dijo, sólo que no lo recordaba. Y debo admitir que tenía un poco de miedo.

Fuimos como siempre hacia el césped sin podar, que se podía notar la diferencia al salir del campamento. Unos mosquitos comenzaron a molestarme.

-Deja de quejarte y comencemos- ordenó, no olvidemos que la última práctica no salió muy bien en cuanto a nuestra "relación". -Como sea- dije extendiendo la mano hacia Jody para que me dé el arma. Me dio de inmediato el revólver.

Esperamos unos minutos y ningún cadáver aparecía. -¿A quién se supone que debo matar? ¿A tí?- pregunté sarcástica ante la situación. Jody sonrió pero en forma de empatía. -Sería más entretenido al menos- respondió.

-Allá hay uno- señaló a su izquierda, donde se acercaba un cadáver con la ropa desgarrada y llena de sangre. Me causó disgusto. Pero traté de ignorarlo y esperé a que estuviera por lo menos un metro frente a mí.

Cuando eso sucedió, apunté con el revólver y jalé del gatillo. ¿Qué había pasado? No escuché nada, no tenía ni una sola bala en el "cilíndro", en donde se colocan.

No comprendí por un momento qué sucedía, intenté averiguarlo al mismo tiempo que me daba cuenta que el cadáver se encontraba a unos centímetros de mí, queriendo morderme.

-¡No tiene balas! ¿¡Qué pasó!?- pregunté mientras empujaba a la criatura para evitar algún desastre. -¡Creí que hoy era práctica de tiro!- seguí enojada -¡y lo es!- respondió el chico -¡sólo que siempre debes estar atenta! ¿Qué tal si un día te quedas sin balas?-.

-¡Esto no es la puta vida real!- grité -¿qué se supone que debo hacer?- ¡Intenta tomar otra cosa para matarlo! Que no sea un cuchillo, eso sería trampa- contestó. Corrí sin mirar atrás y vi que de un árbol colgaba una rama mediana pero gruesa.

La arranqué completamente y al girarme hacia atrás, el cadáver me tiró al suelo... una vez más. Comencé a luchar por mi vida, y Jody, al ver que estaba perdiendo la "pelea" sacó su pistola de su bolsillo apuntando hacia nosotros dos.

-¡Puedo hacerlo!- dije. Realmente sí necesitaba ayuda, pero, como me dijo Sheldon; no debía demostrar debilidad. Menos hacia Jody. Le "incrusté" la rama puntiaguda en la frente al monstruo encima de mí, pero sólo logré que salpicase un poco de sangre que de inmediato cayó sobre mi cara.

Dicha rama no era lo suficiente dura y se quebró en dos partes rápidamente. El cadáver se acercó a mí aún más. Jody se alarmó de lo cerca que se encontraba y del peligro que corría ahora que ya no tenía ni siquiera el palo de madera. Cargó el arma y sin pensarlo, diparó justo en la cabeza del cadáver.

Me bañó toda la cara de sangre coagulada. Retiré el cuerpo sobre mí y me levanté deprisa. Jody llegó con una toalla en sus manos y me limpié toda la sangre de mi cuerpo. -Lo siento, sé que tú lo tenías, pero creí que...- no te preocupes, hiciste bien- interrumpí agradeciendo.

Cuando terminamos de limpiar todo ese desastre, el muchacho propuso seguir practicando pero ahora de verdad, con un arma. Debo reconocer que él y algunas otras personas estaban en lo correcto. Lo que me había pasado acerca de dispararle al envase de vidrio era mera coincidencia y nada más.

Y la verdad es que tenía un poco de miedo al saber que si no contaba con esa habilidad podía costarme el "respeto" o hasta la VIDA.

No era tan fácil como parecía, es decir, no podía darle ni a uno solo, o en la cabeza al menos. Jody estaba perdiendo la paciencia después de unas horas perdidas. -¿Qué es lo que pasa? ¡es en la cabeza!- replicó -lo sé, es lo que intento pero es muy difícil. Era más fácil con los vasos de vidrio, esos no se movían tanto de un lado a otro- comenté.

MORDIDAS QUE CONVIERTENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora