CAPÍTULO 2: La enfermedad de mi padre

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Papá trataba abrir la puerta de aquella cabaña, la cual estaba atascada, luego nos unimos Mamá y yo a ayudarle.

Después de muchos tirones, la puerta se abrió, pero parecía haberse abierto sola. Papá apenas iba a poner un pie en la entrada y salió un señor como de 59 años con una barba de candado blanca, y su cabello casi cubierto de canas, con una escopeta en las manos, apuntando especialmente a Papá.

-Tranquilo, somos buenas personas- advirtió Mamá -no eres tú la que me preocupa- dijo el viejo refiriéndose a Papá.

-¿Es tan urgente?- preguntó el viejo -casi morimos en el centro de la ciudad- respondió Papá sarcásticamente- Uh, está bien- dijo el viejo cansado -pasen, pero sólo una noche-.

Todos entramos y acomodamos nuestro equipaje en un sillón pequeño que tenía cerca de la entrada. Mamá estaba con Chloe sentada en la cocina casi toda de madera, Jonathan a su lado y Papá y aquél viejo platicaban mientras yo los escuchaba.

-Y... ¿Cómo lograron salir de la ciudad?- preguntó el viejo -había demasiada gente a nuestros alrededores... tuvimos suerte- respondió Papá mirándolo fijamante a los ojos.

-Oh, utilizando a los otros como carnada, ¿eh?- no exactamente, somos sigilosos- aclaró Papá. -Mi nombre es Mitch- se presentó aquél viejo dándole la mano a Papá.

-Jonathan- respondió -Jonathan Stanley, ella es mi hija Chloe, ella Denise, mi hijo Jonathan y mi ESPOSA Debbie- pronunció más la palabra "esposa" por alguna razón. Mitch sólo asintió y tomó su botella de ron, mientras Papá se interesó por la escopeta de Mitch.

-¿Te gusta? Solíamos ir Edna y yo a cazar conejos toda la tarde hasta que anochecía con esta cosa- contó Mitch mientras la levantaba para mostrarla -sí, también la usaba para espantar a esos adolescentes que entraban a mi propiedad en la madrugada, sólo buscaban un maldito lugar para tener sexo- renegaba.

-Edna es...- dudó Papá -sí, era mi esposa- aclaró Mitch -¿Era?- volvió a la duda Papá -la gente que me conoce pensará que la perdí en todo esto, sería genial que este nuevo mundo haya sido la causa... pero no puedo decir eso, eso sería mentir-.

Sus palabras eran pronunciadas fijamente mientras empezó a sonar un molesto golpeteo de la parte de atrás de la cabaña. Mamá mostró una cara de inseguridad.

-En estos tiempos las personas se asustan con cualquier cosa, un pequeño ruido y todos pierden la cabeza-. Mitch nos dejó una pequeña intriga, y nos acompañó un silencio muy incómodo.

Sin embargo, Papá, Chloe, Jonathan y yo nos fuimos al piso de arriba a buscar una habitación -hay tres habitaciones limpias enfrente de las escaleras- recomendó Mitch.

-Buena forma de asustar a Jonathan y a mis hijos- dijo Mamá a Mitch en un tono un tanto grosero -eso no es nada para mí- comentó Mitch -además se irán en la mañana y no me molestarán más-. Mamá sólo se volteó y prosiguió hasta llegar a la habitación de ella y Papá.

Enseguida de esa habitación, dormíamos Chloe y yo. Y finalmente Jonathan al lado. Mientras que al fondo de ese tenebroso corredor, justo al lado de la ventana dormía Mitch en un tétrico cuartito con candado...

Al día siguiente me desperté, muy cansada, ya que no había podido dormir tan bien luego de ver lo ocurrido. Me senté sobre mi cama y vi que Chloe ya no estaba.... Me preocupé un poco por ella pero me tranquilizó que estaban casi todos afuera de la casa, en el extenso terreno de Mitch.

Me puse mis botas color marrón, una chaqueta delgada de piel y proseguí a salir de la casa. Ahí se encontraban Chloe y Jonathan jugando con un poco de tierra mientras Mamá estaba adentro en la cocina preparando algo de desayuno. Afuera, se podía ver a Mitch hablando con Papá, pero casi no podía escucharlos, ya que estaban muy lejos.

MORDIDAS QUE CONVIERTENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora