-¿Te puedo preguntar una cosa? ¡¿Me puedes explicar qué demonios estamos haciendo en el coche de la profesora Popps?! - Exclamó Audrey poniéndose el cinturón del asiento del piloto.
-¡Tú calla y conduce! - Chilló Bethany histérica.
-¡Más te vale tener una estupenda escusa para esto! - Contestó Katy sentándose en el asiento trasero del centro mientras que Audrey pisaba el acelerador y salían a una velocidad increíble del aparcamiento del colegio.
Bethany siguió mirando hacia atrás desde el asiento del copiloto, y cuando pareció asegurarse de que nadie iba tras ellas se dejó caer en el asiento soltando un suspiro.
-Vale, ahora empieza a hablar, rubia - Dijo Audrey mirando a Beth.
-De acuerdo... ¡Os prometo que todo tiene una explicación lógica! - Se calló por un momento, pensando en las palabras que elegiría para explicarse - Todo este lío ha empezado cuando salí de casa de Anne para ir a trabajar.
-No sé yo si pasear a un puñado de perros durante ni siquiera un cuarto de hora se puede considerar "trabajar" - Interrumpió Katy apoyando las manos en los asientos de delante mientras se inclinaba para poder oír mejor.
-Para tu información sí que es un trabajo, y a demás uno muy digno, es más estoy segura de que en realidad te mueres de la envidia... - Contestó Beth cruzándose de brazos y haciéndose la indignada - Bueno, como iba diciendo, estaba yo paseando a los perros de la señora Pittburry cuando uno de ellos salió corriendo, por lo tanto yo, como una persona responsable, até a los demás a una farola y fui tras el que se había ido. Pero al no encontrarlo volví con el resto y resulta que ¡no estaban!
-Traducción: Que fuiste a por un helado, dejando a todos los perros en la calle, y seguramente sin atarlos a nada, y cuando saliste, o alguien se los había llevado o bien se habían escapado solos - Dijo Audrey sin quitar los ojos de la carretera, Katy dejó escapar una pequeña y corta risa y Bethany se ruborizó.
-¡Vale!, puede que eso sea muy parecido a lo que a pasado en realidad, pero eso da igual, lo que importa es que los perros no estaban. Entonces me acordé de que el prometido de mi hermana es veterinario y a lo mejor podría ayudarme a buscarlos, como sabe mucho de animales y esas cosas... Pero, su consulta ya estaba cerrada y en ese momento recordé que se había ido con mi hermana para decidir que flores iban a usar en la boda por lo que...
-Oye, siento interrumpir pero, ¿alguien me puede decir a dónde ir? Porque estoy conduciendo hacia ninguna parte y estoy bastante segura de que si sigo por aquí acabaremos fuera de la ciudad - Ironizó Audrey.
-¿Por qué no vamos a Magric's? No sé vosotras, pero yo me muero de hambre - Contestó Katy. Bethany asintió y Katy la impulsó para que hablara - Bueno, sigue.
-¿Por dónde iba...? ¡Ah, sí! Luego recordé esa clase tan rara que nos dio la profesora de biología sobre esas cosas que utilizan con los perros y otros animales, que emiten un sonido que solo ellos oyen o algo así, pero que les atrae, entonces se me ocurrió que a lo mejor ella seguía teniendo el que se llevó a clase para enseñárnoslo y que con suerte a lo mejor me lo dejaba para, ya sabéis, buscar a mis perros.
-Madre mía... - Dijo Audrey en un susurro, pensando en cómo su amiga podía a veces llegar a ser tan... Tan ella.
-¡Oye!... - Se quejó la rubia, pero no le dio mucha importancia - El problema es que yo no sé dónde vive la profesora Miwollos, por lo que pensé que si me daba prisa, a lo mejor podría llegar al instituto antes de que el conserje Bob se fuera y seguramente él sabría donde vive la profesora Miwollos - Lo dijo como si fuese la mejor idea de la historia - Así que corrí un kilómetro y medio hasta el colegio para ver que estaba vacío - Katy volvió a reírse al ver lo pringada que era su amiga - Pero no me iba a dar por vencida tan rápidamente - Paró de hablar porque Audrey había parado el coche. Se bajaron y cruzaron el aparcamiento de Magric's para luego entrar.
Magric's era una pequeña tienda de comida, tipo Tommy Mel's, es decir, ambientada en los cincuenta donde Eleanor trabajaba de vez en cuando, al que a las chicas les encantaba ir.
Nada más entrar se quitaron los abrigos, ya que allí dentro era prácticamente imposible pasar frío.
-Buenas noches chicas - Saludó una de las camareras cuando las vio entrar.
-Buenas noches Peggy - Contestaron las tres a coro, sonriendo. Peggy era el encanto personificando, era una mujer que rondaba los sesenta, más bien tirando a gruesa y todo puro amor y cariño. Para las chicas era prácticamente familia.
-¿Qué os apetece tomar hoy? - Preguntó Peggy andando hacia la barra.
-Lo de siempre - Respondió Katy. Se sentaron y esperaron a sus pedidos. Una vez todas servidas Beth siguió contando:
- Pensé que a lo mejor podía colarme en el instituto y ver si el chisme ese estaba en el despacho de la profesora, pero aún así os llamé para que vienierais y así yo tendría un medio rápido de escape, lo que no me esperaba es que vinierais andando - Dijo lo último más para sí que para el resto - Pero hubo otro pequeño problema... ¿Vosotras sabíais que el colegio tiene un sistema de seguridad? - Katy se río de nuevo, pero más como un bufido mientras que Audrey dejó caer la cabeza a la mesa para luego darse leves golpes contra ella, "¡Ni aposta se puede llegar a ser así!" pensó para sí - Y cuando esas luces rojas empezaron a brillar y la sirena a sonar entré en pánico y fui a la cafetería, pero como estaba toda oscura me dio un poco de miedo, y puede que... tal vez... digamos que a lo mejor haya un problema el lunes cuando vean como se ha quedado después de mi... ataque de histeria.
De repente un policía entró en el restaurante y empezó a hablar con Peggy, el rostro de Beth se tornó blanco, Audrey abrió los ojos como platos y Katy se rió. Por si no lo habéis notado Katy es de esas personas que cuando está cansada le da la risa floja.
-Buenas noches - Dijo el policía cuando llegó frente a la mesa donde ellas estaban - ¿Bethany Mcabe? - La nombrada levantó la mano lentamente, como cuando tus padres descubren algo malo que has hecho y te ves obligada a confesar - Me temo que vas a tener que acompañarnos a comisaría - La rubia se puso más blanca que la pared y Katy estalló en carcajadas.
-¡Nosotras vamos con ella! - Exclamó Audrey poniéndose de pie. Las otras dos la imitaron y juntas salieron siguiendo al agente.
-Menuda nochecita nos espera... - Susurró Katy para sí mientras se metía en el coche de policía mientras que uno de ellos le agachaba la cabeza y le sujetaba las manos a la espalda.
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No me llames princesa #Wattys2016
Roman pour Adolescents-¿Qué puede ser mejor que estar conmigo, princesa? -¿Es acaso esa una manera cutre de ligar? Además, se realista ¿Quién, en su sano juicio, querría salir con alguien con el ego más alto que el Everest? - Dijo Anne ignorando cómo la había vuelto a ll...