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Las temperaturas habían subido considerablemente en la ciudad a mediados del mes de junio, pero eso no era un impedimento para que el cielo de Londres estuviera tan cubierto de nubes como de costumbre.

Harry y el pequeño grupo de amigos con los que solía pasar las horas muertas en los huecos libres que les dejaba la universidad habían decidido resguardarse del calor en el comedor, un par de horas antes de que su último exámen del año comenzara.

Probablemente deberían estar estudiando, sin embargo, todos habían estado de acuerdo en atosigar a Harry a preguntas sobre su nuevo compañero de piso.

—Entonces, ¿ha sido Sam quien os ha dado la idea de vivir juntos? —Harry asintió ante la pregunta de Mitch, quien sentado junto al resto del grupo en una de las mesas del comedor, engullía su almuerzo a la velocidad de la luz.

—Sí —asintió el rizado con simpleza, sin ser capaz de comprender por qué a sus compañeros les había parecido tan sorprendente el hecho de haber elegido al mejor amigo de su novio como compañero de piso.

—¿Y no crees que se pondrá celoso? —habló ahora Clare, dejando a un lado sus apuntes claramente más interesada en la conversación que se estaba manteniendo en la mesa.

—No —negó como si fuera obvio —. Sam confía en mí, y obviamente también confía en él. Además, Louis no es gay —añadió, recibiendo una carcajada de parte de Adam.

—¿Te interesa tanto como para haberle preguntado el primer día? —inquirió su amigo en un tono burlón.

—¿Qué? No —casi exclamó, frunció el ceño y sacudiendo su cabeza ante la manera en la que Adam había intentado darle la vuelta a sus palabras —. No le he preguntado, solo lo he supuesto. Quiero decir... él no parece ser gay —a cada palabra que decía, las risas de aquellos chicos aumentaban en intensidad —. Y aunque lo fuera, a mi me da igual... ¡Joder, chicos! —resopló angustiado, tratando de excusar sus palabras de la sucia mente de sus compañeros de universidad y recibiendo una gran carcajada colectiva —. Si me miráis así no puedo hablar con seriedad.

—Estás hablando como si fuera guapo —Mitch alzó las cejas repetidas veces —. Es guapo, ¿verdad? Estás nervioso porque sabes que es guapo.

—Yo no he dicho eso —negó, cruzándose de brazos —. Y estoy nervioso porque ustedes estáis intentando que me ponga nervioso.

—¿Entonces es feo? —inquirió Adam, subiendo una ceja expectante.

—Tampoco he dicho que sea feo —musitó con la boca pequeña, incómodo ante la presión a la que le estaban sometiendo.

—Entonces es guapo —Insistió Mitch con obviedad —. Admitirlo no es un delito, Harold. Los ojos están para algo —citó, sacándole un par de risas al resto de la mesa.

A excepción de Harry, quien rodó los ojos ante tanta repentina presión social.

—Pues sí, es guapo —admitió entre dientes, clavando su tenedor en el trozo de carne sobre su plato —, pero ese es un dato irrelevante.

—No es para nada irrelevante —se entrometió Clare —. Si tu nuevo compañero de piso es guapo y según tú no es gay, quizás Sarahy yo nos pasemos algún día por tu casa, ¿verdad? —inquirió hacia Clare con una sonrisa pícara, proporcionándole un par de codazos en el brazo.

—Sois lo peor —Harry rodó los ojos, continuando con su almuerzo mientras que con la otra mano pasaba una de las hojas de sus apuntes a un lado de la mesa —. ¿Y si mejor estudiamos? Es nuestro último examen, ¿recordáis?

—¿Tienes una foto? —inquirió entonces Mitch, obviando sus palabras y arrebatando el teléfono de Harry de su lado en la mesa a pesar de que el dueño había hecho su mejor esfuerzo por impedirlo —. ¿Cómo se llama?

HousematesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora