[ 23 ]

31.2K 3.3K 4.4K
                                    

No había posibilidades de que eso que tenían terminara bien.

Harry estaba enamorado de Sam, y aunque él nunca se lo hubiera admitido en voz alta desde que empezaron con esto, Louis lo sabía desde el principio.

Él solo era un parche, una venda que cerraba las heridas que Sam había dejado en él, y a pesar de ser tan consciente de ello, decidió seguir, jodiéndose a sí mismo y abriendo su propia herida aun sabiendo que terminaría matándole.

Pero la realidad era que no podía parar. Se había dejado enamorar como un imbécil y jamás se había sentido tan feliz como al creerse la mentira de que Harry iba a ser para él.

Así que ignoraba a diario los avisos de su subconsciente y seguía dejándose emocionar cuando Harry cruzaba la puerta de entrada de su hogar, o cuando despertaba a su lado cada mañana desde que ambos habían decidido que la habitación de Harry, ahora sería la habitación de Harry y Louis.

Pero su subconsciente estaba preparándose para decirle el primer "te lo dije", cuando Harry apareció por la puerta la tarde después de que hubiera salido de casa sin decirle a dónde iba.

—Hola, bonito —Louis le saludó desde el sofá con alegría, pero apretó sus labios en una fina línea cuando Harry le miró y, acto seguido, rompió el contacto visual mientras se deshacía de su abrigo distraídamente —. Harold —llamó su atención, alzando una ceja expectante a una respuesta.

—Hola —Harry volvió a posar una mirada inexpresiva en él, y el ceño de Louis se frunció al instante.

—¿Qué te pasa?

—Nada.

No había que ser muy listo como para no darse cuenta de que le estaba mintiendo, pero no quiso insistir.

—Llevo toda la tarde esperándote para ver un capítulo —fue lo siguiente que le dijo, señalando a la televisión y tratando de ignorar el mal presentimiento que había comenzado a florecer en él.

—No me apetece —respondió Harry con simpleza, su mirada se había vuelto a clavar en el suelo y Louis sintió que estaba intentando ocultarle el hecho de que había llorado, pero él ya se había dado cuenta mucho antes —. Me duele la cabeza —Harry le dio la explicación que Louis no había pedido y apretó sus labios al escucharla.

—Ah —musitó Louis, peinando su flequillo con los dedos y ocupando con todo su cuerpo el espacio que anteriormente había estado reservando para Harry en el sofá —. Vale.

Él se encerró en su habitación y, a pesar de que Louis estuvo esperando a que el rizado cambiara de opinión y saliera de su escondite para ver un capítulo junto a él mientras cenaban algo, no lo hizo.

De hecho, pasaban las doce de la noche y no había vuelto a dar señales de vida, y Louis estuvo gran parte de la tarde lidiando con el dilema mental de no saber si entrar a la habitación de Harry como de costumbre, o si por el contrario, optar por pasar esa noche en su propia habitación y no molestarle.

El sueño estaba apoderándose de él y se vio obligado a tomar una decisión antes de terminar quedándose dormido en el sofá; decidió abrir con delicadeza la puerta de la habitación de Harry y entrar en ella.

—¿Estás despierto? —lanzó la pregunta mucho antes de darse cuenta de que el rizado se encontraba sentado sobre su cama, con su portátil encendido sobre sus piernas y los brazos cruzados mientras veía algún tipo de comedia de situación —. Pensé que te dolía la cabeza —le recordó cuando Harry alzó su vista a él.

—No puedo dormir —fue todo lo que respondió, bajando la mirada a sus manos.

—¿Quieres que duerma contigo hoy o...?

HousematesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora