—Harry me ha dejado.
Su mejor amigo estaba frente a su puerta, ahogando torpemente sus sollozos y pronunciándole con los ojos llenos de lágrimas lo último que Louis habría imaginado que escucharía alguna vez de la boca de Sam.
Se olvidó por un par de segundos cómo coordinar su cerebro con su boca para formular una frase.
—¿Qué? —masculló, atragantándose con sus propias palabras.
—Él... me ha dicho que necesita un tiempo —explicó entre llantos, pasando a un lado de Louis y autoinvitándose a entrar a su casa —. He venido para hablar contigo porque vives con él y necesito que me digas todo lo que sabes.
—¿Todo lo que sé, sobre qué? —inquirió Louis lentamente, cerrando la puerta tras de sí y acercándose a Sam.
Él soltó un suspiro pesado, alzando la mirada hacia Louis.
—Él está enamorándose de alguien más —espetó. Las piernas de Louis fallaron al instante, cada parte de su cuerpo dejó de funcionar por unos segundos.
—¿Te... te lo ha dicho él? —cuestionó, tomando asiento en el sofá contiguo para evitar una posible caída al suelo.
Sam rió irónicamente, limpiando sus lágrimas.
—Sí, bueno... al principio me mintió, pero yo le conozco demasiado bien. Solo le pedí que me dijera quién era y no quiso hacerlo. Simplemente me dijo que... no sabía si estaba empezando a querer a alguien y... que no quería decirme su nombre —explicó, sorbiendo por la nariz —. He pensado que a lo mejor ha hablado contigo sobre ello y quizás tú... sepas de quién habla o...
—Yo no sé nada.
—¿Seguro?
—Seguro —masculló entre dientes —. Que viva con él no significa que me cuente toda su vida.
—¿Y no puedes hablar con él? —pidió Sam, haciendo a Louis negar con la cabeza instintivamente —. Intenta que te lo cuente, por favor, necesito saber quién es.
—No... yo no quiero meterme en eso.
—¿Ni siquiera tienes una ligera idea de quién puede ser?
Louis apretó sus labios en una fina línea, negando lentamente con su cabeza.
—No, Sam. Si supiera algo te lo diría.
En las frases que había formulado desde que llegó, eran mentira hasta las preposiciones.
—Está bien —asintió Sam, mirando al suelo pensativamente antes de levantar la mirada hacia él —. ¿Tienes chocolate caliente?
—No —negó Louis, frunciendo el ceño —. Sabes que no me gusta el chocolate.
—¿Podrías ir a por un poco?
Las cejas de Louis se alzaron, evitando soltar una risa al darse cuenta de que no era una broma.
—¿En serio, Sam?
—Por favor —le pidió, haciendo un puchero con sus labios —. Hay una cafetería en esta misma calle.
—Si está tan cerca, ¿por qué no me acompañas?
—Estoy triste, Lou —se quejó Sam, cruzándose de piernas sobre el sofá —. Además, sé que Harry hoy no llega de clases hasta por la noche, así que había pensado que mientras tú vas a por el chocolate caliente, yo podría buscar alguna película en Netflix y pasar un rato juntos. Necesito despejarme.
Louis se preguntó mil veces como una persona podía ser tan imbécil como lo estaba siendo él mismo al verse bajando las malditas escaleras y siendo jodido por el frío de la calle solo para ir a comprarle un maldito capricho a Sam.

ESTÁS LEYENDO
Housemates
Fiksi PenggemarCuando compartes piso con el novio de tu mejor amigo, las prohibiciones son muchas, pero Harry llegó a la vida de Louis de la manera más caótica posible, y ambos conectaron como si se hubieran encontrado a sí mismo reflejado en el otro. Un alma geme...