12

466 40 17
                                    

No.

No.

No.

No puedo besarlo.

Me suelto de su agarre y sin correr ni mirarlo me dirijo al jardin.

Aparto a la multitud que nos rodea. Doy un par de codazos y me abro camino.

Estoy entrando en pánico.

El aire presiona mis pulmones, como si en lugar de ayudarme a respirar lo dificultara aun mas.

-¡Kali!-me grita Andrés pero no lo miro. Ni me detengo.

Llego afuera y me golpea el aire helado de la noche.

Camino hasta un árbol enorme que esta cerca y me recargo en el. No puedo besarlo.

No se porqué pero no puedo. La sola idea me...me hace perder la cordura.

Una mano me toca el hombro. Me sobresalto y me giro.

Es Alberto.

-Alberto yo...

Sus labios están sobre los mios.

El aire escapa dolorosamente de mis pulmones.

Los brazos de Alberto me presionan contra el árbol. Mi espalda raspa contra su corteza.

Su boca inunda la mia y mis labios responden a su tacto.

Su mano viaja a mi cintura y siento su pecho sobre el mio.

Su boca...su olor. Me embarga y hace que el mundo de vueltas.

Su mano presiona mas mi cintura y me empuja hacia el. Mas y cada vez mas. Hasta que no hay ni un milímetro que nos separe.

Ya no hay aire.

Nuestras bocas danzan enloquecidas.

Gimo y Alberto comienza a besar mi cuello. Mi piel arde. Arde como el infierno.

Siento que voy a desmayarme.

El aire no es suficiente.

-¿Quien eres Kali?-dice Alberto con la voz ronca y regresando a mis labios.

Me aferro a su cabello, jalandolo hacia mi.

Alberto gime y mi cordura se va al carajo.

Su mano me acaricia la mejilla, el cuello, baja y vuelve a subir.

Cada parte de su cuerpo presiona al mio y siento que me deshago parte por parte.

Entonces Alberto se aparta. Respira entre cortadamente y pone sus brazos a ambos lados de mi cabeza.

Mi cerebro no funciona. Es una sensación extraña. Todo es suave, como estar en una nube.

Me mira. Sus ojos se ven tan oscuros... su cabello esta revuelto y sus mejillas sonrojadas.

Si asi se ve el ¿como me veré yo?

-Demonios Kali...yo...lo siento.

Parpadeo ¿Que lo sentía? ¿que sentía? ¿besarme?

Frunzo el ceño. Me cuesta trabajo concentrarme en sus palabras. Quizá es porque mi cerebro estuvo sin aire tanto tiempo.

-Siento estar condenadamente enamorado de ti. Porque ahora no podrás deshacerte de mi.





Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora