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Subo a mi cuarto para empacar.

Tengo el permiso...No puedo creerme que vaya a salir con Alberto y sus amigos ( que ya empiezan a sentirse como mios tambien).

Me muerdo el labio mientras me imagino lo bien que pinta todo.

Suspiro y saco una maleta negra del closet y la coloco en mi cama. Un segundo despues mi celular comienza a sonar.

Es Alberto.

Por un momento simplemente miro la pantalla y siento como una sonrisa perezosa se forma en mi rostro. Una de esas sonrisas estupidas de pelicula juvenil tipo: Que bueno que no puedes ver que tan enamorada estoy de ti.

Contesto.

-¿Si?

-Kali, no has venido hoy-dice Alberto y el sonido de autos al fondo me indica que esta en la calle.

-Si, bueno...he tenido que atender un asunto que de hecho debo comunicarte.

-¿Que asunto?

-Es sobre...

-Espera. Mejor deberias ver quien esta fuera de tu casa.

¿Qué?

-¿Disculpa? Pero si afuera de mi casa no hay...

Y en ese instante, alguien toca la puerta. Sonriendo, cuelgo, y bajo por las escaleras.

Me asomo por la mirilla y Alberto esta de pie sobre el segundo escalon.

Abro y al instante me dedica una sonrisa que me deja un poco aturdida. Trae puesta una camisa tipo basica color azul marino y unos pantalones negros. Su cabello es como siempre un dilema. No sabria decir si esta peinado o despeinado y sé, sin embargo, que no esta ni peinado ni despeinado.

De repente me apena mi propia vestimenta. Un short de mezclilla gastado y una blusa negra que utilizo para dormir. Ya no se dijera de mi cabello...

-Buenos dias Kali-dice desde la entrada y me hago a un lado indicandole que puede pasar.

El olor de su fragancia llena la estancia. Un olor delicioso. Irresistible...

Me cacheteo mentalmente y me llamo al orden. Estoy perdiendo la cabeza.

-Buenos dias-saludo mientras cierro la puerta.-¿A que debo el honor de su visita señorito Villarreal?

Alberto tuerce sus labios en ese gesto tan peculiar entre una sonrisa y una mueca y se sujeta la barbilla pensativo.

-Debes el honor a otro honor.

-¿A qué te refieres?-pregunto confundida.

-Tú, tienes el honor de que me haya enamorado de ti-dice y me sonrojo ligeramente- Y como te he extrañado tanto esta mañana (otro honor para ti) he venido a visitarte (el más grande de los honores).

Me echo a reir sin remedio por lo que ha dicho (apesar de las mariposas que siento por todo el cuerpo) y me dirijo a la cocina para tomar un vaso con agua.

-¿Pero de que te ries mujer?-pregunta divertido Alberto-. Me ofendes.

-Usted, señorito Villarreal, es todo un comediante. Y un engreido, aparte. ¿Quieres agua?

El sacude la cabeza y camina hasta quedar frente a mi.

Levanta su mano y roza mi mejilla. El aire comienza a vacilar dentro de mis pulmones.

-¿Un engreido, eh?

Alberto se acerca un poco más, solo un poco, y sus labios rozan los mios.

El vaso de agua se resbala de mis manos y nos salpico de agua a los dos.

-¡Oh Dios!, lo siento-exclamo alterada mientras cojo el vaso del suelo y tomo un trapito de la encimera oara limpiar el pequeño charco.

Suerte que no me servi demasiada agua.

-No te preocupes. Debo ser yo el que ha de disculparse-dice agachandose y tomando el trapo para sacar él mismo el desastre-. Debi de advertirte que soy un excelente besador.

Me rio temblorosa. Eso no puedo negarselo.

Cuando terminamos de limpiar el desorden nos sentamos en la sala.

-Entonce-dice Alberto colocandose más cerca de mi-. ¿Por qué no has venido hoy a la glorieta?

-Bueno, porque tenia asuntos que tratar con mis padres-contesto retorciendome un mechon de cabello.

-¿Tus padres? Aún no he tenido el placer de conocerlos. ¿Cuando piensas presentar a tu novio como es debido?

Mis ojos se agrandan y mi corazon tropieza.

¿Novio? ¿Alberto dijo...novio?

Decido ignorar eso por completo.

-He conseguido el permiso para ir a Mazamitla con ustedes-digo apresurada y una sonrisa aparece en el rostro de Alberto.

-¡¿De verdad?!?-exclama Alberto poniendose de pie, asi que yo tambien lo hago.

-Si, ya estoy empacando, aunque aún faltan 6 dias-contesto y le devuelvo la sonrisa.

Alberto esta tan euforico que me abraza. Su aroma me invade y por un momento me olvido de respirar.

-Es asombroso Kali. Sera el mejor fin de semana de la historia.

Asiento con la cabeza, pues sus brazos tienen la magia de hacerme olvidar todo el abecedario.

Entonces me suelta y me mira.

-Jueves por la noche-dice en voz baja y vuelve a acariciarme la mejilla.

-Jueves por la noche-repito en voz aun más baja.

El tuerce sus labios.

Lo acompaño hasta la puerta y se despide de mi con un beso en la mejilla.

El da media vuelta pero entonces recuerdo algo y le grito.

-¿Que pasa?-pregunta y sonrio.

-Que yo recuerde, tu y yo no somos novios-digo divertida y el frunce el ceño confundido-. No me lo has pedido.

Alberto abre la boca un poco sorprendido y yo solo me rio y cierro la puerta.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora