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Cuando llegamos a Mazamitla aun tenia el velo del sueño en los ojos.

Alberto y Andrés ya habían comenzado a bajar las maletas cuando Fa y yo nos adelantamos para abrir la puerta de la cabaña.

Dos pisos, una escalera, una chimenea, cinco cuartos, cocina integral...

Café, gris, verde musgo; ladrillos, madera a forma de suelo, paredes rugosas.

Mi primer impresión sobre la cabaña donde pasaría los últimos tres días me agrado de sobremanera.

-¡CHICAS!-gritó Andrés en cuanto cruzamos el umbral-. ¡NECESITAMOS UN POCO DE AYUDA!

-Ve tú que yo me estoy orinando-me pidió Fa mientras corría hacia la puerta más cercana.

Di media vuelta para dirigirme de nuevo a la camioneta donde Andrés y Alberto batallaban con la gran maleta morada de Fa. Como era la más grande y pesada tuvieron que ponerla sobre el techo (ni idea de como lo lograron) y ahora luchaban para bajarla sin ser aplastados.

-Demonios Fa-se quejó Alberto mientras se tambaleaba violentamente bajo el peso de semejante objeto.

-Te creí más fuerte Alberto. Ahora me siento decepcionada-digo mientras me coloco de puntitas entre ambos para poner fuerza que faltaba para poder bajar la maleta al empedrado.

-¿Pero qué dices Kali? Soy tan fuerte como...

-¿Un palillo?-sugirió Andrés mientras se secaba el sudor de la frente.

-Que gracioso, de hecho yo diría que tan fuerte como...

-¿Dos palillos? - sugerí y Andrés se echó a reír.

Alberto nos miro molesto y optó por no decir nada pero cuando se giro para poner derecha la maleta vi que esbozaba una media sonrisa.

-Bueno, miren quienes llegaron al fin-dijo Andrés cuando la camioneta de Raiza se estacionó tras la nuestra.

Pude ver de reojo como Alberto se tensaba, borrandosele por completo la media sonrisa.

Tomó todo lo que pudo de maletas y cajas de comida y prácticamente corrió hacia la cabaña.

Frunci en ceño. ¿Qué lo pondría tan nervioso? O en todo caso... ¿quién?

Mire como Raiza bajaba de la camioneta y una sensación eléctrica y desagradable me recorrió el estómago.

-¡Que bueno verlos!-exclamó Andrés terminando de bajar la última caja de la cajuela-. Creí que se habían perdido de nuevo.

-No está vez, hoy pusimos más atención-aseguro Raiza sonriendo de manera deslumbrante.

-Aparte semejante maleta morada era facil de localizar cuando los perdíamos de vista-comentó Miguel quien también ya estaba descargando las cosas.

Aparte de mis maletas tome algunas de las cajas que bajo Andrés de la camioneta y me dirigí a la cabaña para continuar ayudando a los demás con su equipaje.

-Pues disimula Alberto-se escuchó la leve voz de Fa proviniente de una de las habitaciones.

Avancé con cuidado hacia la sala donde estaban poniendo todas las cosas.

-Eso intento-esa era la voz de Alberto quien sonaba parcialmente molesto y que en ese mismo instante salió de la habitación que estaba justo debajo de las escaleras.

Al girarme para mirarlo perdí el equilibrio justo en el momento en el que un pequeño escalón decorativo se atravesaba en mi trayecto a la sala.

Justo antes de que una desgracia con los paquetes de galletas y bombones ocurriera (ese era el contenido de una de las cajas) Alberto me coloco una mano en la espalda y con la otra sujeto la pila de cajas que se balanceaba violentamente.

-Wow Kali, relájate con las cajas. Traes como 5, nisiquiera se te ve el rostro-comento risueño y tomandolas todas-. Aparte con esa fuerza de palillo tampoco puedes exigirte tanto.

Un calor me subió por el cuello mientras me reacomodaba las maletas.

-Oh no, aquí el de la fuerza de ramita de apio es otro. Aparte no fue mi culpa, ese maldito escalon se me atravesó-dije y coloque las maletas en la sala.

Alberto soltó una carcajada y también puso las cajas en el suelo.

-¿Ramita de apio? Vamos, puede hacerlo mejor señorita fuerza de astilla de palo seco.

Enarque las cejas.

-Repita eso señor fuerza de resistol regalado por el gobierno.

-Contra eso no hay nada que puedas hacer amigo-dijo Alexis que entraba con sus maletas y un par de bolsas de plastico-. Esos resistoles son un asco. Pegan tanto como vuelan. Su fuerza es igual a -23.

-Gracias por tu apoyo Alexis-renegó Alberto mientras le soltaba un golpe en la cabeza.

Reí con fuerza cuando Alexis intento regresarle el golpe pero termino tropezando con el mismo escalon que yo hace un momento. Solo que ningún Alberto lo sujeto así que rodó por todo el vestíbulo.

Ambos corrimos para ayudarlo pero sin parar de reír.

-¿Pero por qué es esto?-pregunto Vale cuando entro.

-Uno se llama Alexis-dijo Fa saliendo del mismo cuarto que Alberto hace un momento.

Vale río.

-Me refería a las bolsas.

Alberto y Alexis habían iniciado una clase de lucha amistosa en el suelo de madera con las bolsas desperdigadas a su alrededor.

-El otro ni idea de quien sea. Tiene pinta de ser el de limpieza-dije refiriendome a Alberto con lo que me gane la risa de las chicas.

Ambos chicos dejaron de pelear y se pusieron de pie.

-Mis amigos en mi contra ¿habra algo más triste?-ironizó Alberto con una mano en el pecho y guiñandome un ojo.

-Libros en oferta y cero dinero-dijo Raiza mientras, seguida de Andrés y Miguel entraba por la puerta.

Todos hicimos un sonido lastimero al escuchar eso.

-Eso sí que es irrebatible-acepté y todos asintieron.

-Bueno, ahora que todos estamos dentro y ya todo el equipaje esta aquí tambien hay que distribuir los cuartos-dijo Andrés sentándose en una de las delgadas y altas sillas de la cocina.

Yo me recargue en la encimera y Alberto me paso un brazo por los hombros.

Aun no sabia como sentirme con respecto al toque de Alberto; por el momento sabía que quemaba. Y que si por mi fuera podría incendiarme sin ningún inconveniente.

-Correcto-comenzo Fa mientras sacaba un papel de sus jeans-. Miguel, Alexis y Andrés cuarto verde, enseguida del baño.

Los tres corearon un si victorioso.

-Vale, Raiza y yo en el cuarto debajo de las escaleras-continuo y Vale abrazo a Raiza.

Entonces reaccione.

Por la forma en la que estaban acomodados todos, hombres con hombres y mujeres con mujeres y de tres en tres, no entendía donde quedaríamos Alberto y...

-Y Kali y Alberto tendrán el cuarto de arriba. Y prácticamente toda esa planta para ustedes solos.

Mierda.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora