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A veces, cuando terminaba de leer un libro, sentía que mi vida era como una hoja de papel en blanco.

Simple y aburrida. A la espera de que alguien llegara y pudiera por fin darle vida, escribiendo con su vida las letras que harían de mi una persona real.

Claro que después me reía de mi misma y me decía que lo que necesitaba no era realidad, que de esa ya tenía de sobra, que lo que en realidad necesitaba era fantasía, aventura, misterio...

Pero eso era antes.

Ahora, después de leer un libro, siento que la fantasía ha desaparecido. Ahora la aventura que tanto deseaba, la que me habías dado tu, la compartes con otra persona, que ahora el único misterio que quiero resolver es el de cómo sacarte de mi sistema.

Llegaste y llenaste la hoja en blanco, la llenaste de los dibujos más bellos y me diste vida.

Tú me diste realidad y ahora lucho desesperadamente por llegar a la fantasía.

Pero es que es como si hubieras cerrado una puerta a una dimensión desconocida a la que solo los lectores pueden acceder, y que tú, mi lector, has cerrado para mí y ahora no hay manera de regresar.

Y por eso escribo esto Alberto, porque tengo la esperanza de perderme en aquello que para ti no fue nada, y que para mí lo fue todo.

Lo escribo para hacerte saber que te quiero más que a nadie en este mundo y que eres el mejor de los mejores, te escribo porque necesitas saber y quiero que sepas.

Te escribo esto para que sepas todo lo que hiciste por mí.

Alberto, te escribo porque esto es lo mas que puedo hacer por ti.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora