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Pongo mis manos en la encimera mientras respiro profundo. ¿Y se supone que pasare tres días con Raiza? Huyendo. Evitando. Olvidando.

-¿Estas bien?-pregunta Fa secándose las manos en su pantalon.

-Con Raiza cerca no-respondo tenso.

Fa resopla.

-Vamos Alberto, no hablaras enserió.

La miro con los ojos entrecerrados. Me acerco a ella y la arrastro a la habitación más cerca.

-Fa, la besé.

Ella abrió la boca incrédula.

-¿Pero que mierda Alberto?  Creí que habían quedado como amigos, creí que Kali...

-Ni lo menciones demonios. Lo sé. Pero ella dijo que quería hablar y yo... Yo me pierdo cuando está cerca. Hay algo en ella que hace que todo parezca confuso.

Fa me mira con una expresión  que no soy capaz de descifrar.

-Vale, no diré nada sobre eso Alberto. Sabes que no te juzgo y aunque no pueda saber que pasa en tu cabeza cuando Raiza esta cerca, de alguna manera te entiendo, quiero entenderte. Pero... ¿Y Kali? Ella no tiene nada que ver con esto.

Me paso las manos por la cara. Desesperado. Asqueado de mi mismo. 
Kali. Kali. Un nombre que me repito constantemente desde aquel beso en la mascarada.

-No quiero hacerle daño Fa.  Kali en verdad me gusta. Pero no puedo hacer como que Raiza no está cerca. Hacer como si no me afectará.

-Pues disimula Alberto.

-Eso intento.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora