Preso de la inanidad de su propia juventud, aquel muchacho se debatía entre el silencio y la cruel aceptación de su destino, adormilado por el cansancio y sometido por una fuerza mayor tan solo podía especular sobre su futuro. Perdiendo sus ideas entre la lluvia que resbalaba sobre el paraguas que cubría su cabeza y acompasaba sus ideas en un suave vaivén de sueño perecedero, que moría y renacía al reconocerse a sí mismo débil, humano, capaz de cometer errores y de ahogarse en ellos como en un vaso con agua turbia que alguien se ve obligado a beber. Casi utópica imagen se gestaba sin resentimiento sobre su cabeza adornada con signos de derrota, aquella bestia lo sujetaba como si fuera su tierna criatura, entre brazos de inconcebible fortaleza que lo conducían con fantasmal encanto a la entrada del infierno. Estaba tan asustado, ni cuchillos ni puñales decoraba sus bolsillos, ya no tenía forma de defenderse de un ataque inminente que para aquel tierno pajarito significaría muerte cruda en basto suelo, muerte silenciosa en húmeda cama de hojas secas y lluvia de hojarasca cubrirían sus huesos. Sintió entonces, con pena, como aquellos castos ojos de cielo que vibraban acostumbrados a la oscuridad se llenaban inútilmente de lágrimas, cegándolo momentáneamente, como al cachorro que nace con inútiles ojos ciegos de esa misma penosa manera se sintió indefenso e incapaz de hacer algo a su favor, retornó su cabeza a aquel amplio hombro donde su pena había intentado procesar, devorándola a grandes bocados, cada uno de ellos más amargo que el anterior. Su cabeza daba vueltas con la idea de la muerte, de lo que eso significa, iba a morir eso era claro, pero ¿qué significaba aquello en su tierna memoria? Todo se volvería negro, ya no habría un futuro, quizás el miedo también se iría. Se mordió suavemente sus labios antes de entrecerrar suavemente sus ojos, soltando un largo suspiro que poco a poco perdía el sentido frente a toda aquella revelación, la muerte, el control, la emasculación y la pérdida total de sus facultades simplemente se sentía como un baldazo de agua fría en sus cansados músculos que pese a lo que podía llegar a pensarse, perdía el sentido sin más, volviéndose tan solo una pesadilla en un día de tormenta. Supuso que ese era su destino, el menos deseado de una familia de mentirosos, hijo de una revolución eterna que nunca llegó a concretarse fruto del machismo y la violencia intrafamiliar, ese era él, el despojo de una sociedad carente de dirección. Alguien que no tuvo más oportunidades, alguien que estaba destinado al desperdicio justo antes de nacer pues así funcionaba el mundo del hombre, divisiones sociales, marcadas contradicciones y él, un engranaje más que fue remplazado. Nadie acudiría a su ayuda pues no era importante, no era el hegemónico niño de ojos celestes, cabellera rubia de cuna diamantina, era un simple chico de los barrios bajos, nada menos insignificante que todo lo dicho anteriormente. Su vida no valía igual que el resto y eso era todo. Mamá siempre le había dicho "eres uno en un millón" y con la suerte que engendraba sus palabras simplemente comprendía, no siempre aquello iría a significar algo genuinamente encantador. Ella era una mujer sencilla, educada a lo antiguo, sin muchas aspiraciones a la vida más que la birra de la noche y la telenovela de las 12, peleando siempre con su padre por culpa de sus hijos. No sabía nada de la vida y quizás, eso era lo mejor para todos. Gimoteó suavemente ligeramente adormilado por el ruido del paraguas repleto de agua, no es como si deseara quedarse dormido como una criatura, pero no se lo estaba poniendo demasiado fácil para que lograra tranquilizarse. Ciertamente había dejado de patear y de morder, cosa que era fantástica para ambos, pero tras la lucha, como la marea al retroceder sobre la arena, dejaba a sus espaldas restos tormentosos de pensamientos encontrados. La melancolía que ahora cubría cada sensación dentro de su pecho era evidente, emanaba por alguna razón aquella fragancia ligeramente almendrada que daba a entender aquel bajón anímico, como una pausa a todo lo anterior sentido- ¿Ya vas a llorar?- le preguntó en señal de burla al ver lo distendido que parecía en sus pensamientos el chico, temblando ligeramente como un cachorro mojado mientras observaba refunfuñando el camino obscuro de la ciudad a sus espaldas como un deje sombrío de lo que sea a lo que estaba renunciando. Fue ciertamente algo doloroso de afrontar para alguien tan joven y tan distinto a la realidad pensada para él. Para sorpresa del adulto no respondió, acurrucándose de mejor manera, como si finalmente aceptara que para él la lucha era un camino estúpido y eso, a decir verdad era agradable, lograr tal punto de sumisión en otra persona realzaba la virilidad y fiereza del adulto como una oda estúpida a la alegría, a la fuerza y la guerra- los humanos, ciertamente son seres inferiores- corroboró dándole una palma suave en la espalda, bien como diciendo "buen chico" o alguna vejación a su relativo pensar. Era realmente absurdo que tuviera que morderse la lengua para no comenzar una pelea, estaba gestando dentro de su cabeza un plan para escaparse, aunque ciertamente influido por su estado anímico cansado, solo quería bajar en el suelo y allí pensaría en como movería su trasero del suelo pues no confiaba en su pie, menos en su hombro que había inmovilizado contra el pecho de la criatura. Tenía una simple y estúpida oportunidad, que quizás, viéndolo ahora con ojos calmados reconocería el arrebato infantil que había guiado esa negativa, como un gato enfadado al ver el agua de la bañera. Bastó un instante para saber que de haber dejado las cosas por la paz, como hacía un comienzo, todo hubiera resultado de una mejor manera para ambos y no se expondría a la cólera de la bestia escupe fuego. Sus manos temblaban ligeramente y sus piernas colgaban ya cansadas de tanto esfuerzo mientras escuchaba los pasos lejanos del perro a las cercanías, por más que quisiera no podía enfocar su mirada en nada pues se estaban moviendo demasiado rápido o eso sentía su cabeza confundida. Jeff colocó sus manos en el hombro del adulto con relativa tranquilidad mientras se sorbía la nariz, estas respondieron a pesar del dolor que todo eso ocasionó, suavemente, de haber tenido en cuenta su personalidad combativa, el adulto no hubiera tardado tanto en darse cuenta lo que realmente estaba haciendo. Mordió su lengua antes de llenar sus pulmones de aire con lentitud, sintiendo como la rebeldía peinaba cada uno de sus negros cabellos como los restos de algo que estaba destinado a suceder pero demasiado aterrado para pensarlo demasiado y darse cuenta de lo estúpido que era seguir dándole vueltas en su cabeza. Tomó impulso y con fuerza empujó el pecho del adulto con ambas manos, como un niño en un berrinche por no ir a la cama (así de patético fue su intento) provocando que este debido a la impresión lo soltase al instante. Supo que era una idea terrible, claramente no era lo más inteligente que hubiera pensado en hacer, pues cayó al suelo como un peso muerto, sobre sus pies en un comienzo pero debido a la altura estos se doblaron violentamente sujetando el peso de su cuerpo. Rodó sobre su espalda antes de terminar de costado, arriba de su brazo herido como un terrible idiota, acunado por una cama de hojas que no amortiguaron su caída lo suficiente. Sus ojos se llenaron de lágrimas a una velocidad absurda que no pudo retener cuando el primer gemido casi gutural escapó de sus labios, más como una queja que otra cosa, sin moverse ni un solo milímetro de su lugar. Estaba cansado de sentir dolor y eso era todo, explotó, la frustración lo llenaba por completo y no sabía cómo lidiar con eso sin llorar como un jodido bebé- bien, espero que realmente te des cuenta lo estúpido que eso fue- habló con calma el mayor al tanto lo veía acurrucarse entre sollozos, llevando sus rodillas hasta su pecho en posición fetal como un pequeño niño asustado que no tiene su mantita de seguridad para poder dormir en esa noche, una de tormenta- ¿Te dolió?- sin poder evitar esconder una risa ligeramente cansada se limitó a señalar al perro que los esperaba ligeramente curioso por el repentino comportamiento del mayor así como el evidente carácter calmo del adulto- adelántate, ve a casa y busca al resto de los tuyos- el animal dio un paso hacia atrás antes de ladrar visiblemente molesto, a lo que el adulto simplemente levantó una de sus manos ligeramente y el animal salió corriendo en dirección al corazón del bosque, escuchándosele gimotear por el camino como si hubiera recibido el peor de los castigos- no hay nada como la experiencia como para aprender a comportarse ¿no crees?- le comentó empujándole ligeramente con la punta de sus lustrados zapatos, con una de sus manos dentro de su bolsillo mientras que con la otra mantenía el paraguas cubriendo su traje. Lo observó ahí entre el enojo y el dolor, de manera que casi le culpara por lo sucedido. Pero en cuanto estiró una de sus manos en su dirección el chico reaccionó arrastrándose hacia atrás para evitar que lo alcanzara -patético, esto es vergonzoso incluso para vos- le comentó mientras negaba con la cabeza al ver como este volvía a esquivarlo, reincorporándose sobre sus codos para observarlo, arrastrándose hacia atrás llorando con sentimiento, tenía bastantes motivos para hacerlo y el primero era no poder salirse con la suya como siempre. La segunda era muchísimo más evidente, es decir ¿Quién en su sano juicio no tendría miedo de repentinamente ser secuestrado por semejante atrocidad? Aunque claramente no lo admitiría realmente, su orgullo era algo que respetaba de sobre manera, resultaba incluso risible cuanto más se arrastraba sobre las hojas llorando y negando con la cabeza. Quizás era que había descubierto que no tenía idea de donde se encontraba o que estaba demasiado asustado como para pensar en otra cosa que no sea en regresar a algo que realmente no recordaba, quería desaparecer- ¿Planeas arrastrarte hasta la cabaña? No tengo problemas con eso- sonaba casi risueño mientras lo veía negar con más fuerza con su cabeza, Jeff estaba aún más enfadado porque sonaba como si le estuviera hablando a un infante, con ese tono casi de burla aniñada que le volvía loco- no quieres que te cargue, no quieres caminar, no quieres venir ni tampoco volver ¿Y entonces? ¿Qué es lo que quieres?- se cruzó de brazos en respuesta.
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House of lies
FanfictionEl chico estaba perdido hasta que se encontró con la bestia. La bestia era un tirano hasta que se encontró con el chico. Ambos no pudieron evitar sentirse llamados a conocerse, tanto uno como el otro poseen fuertes y debilidades que los impulsan a l...