El menor se llevó la mano al rostro mientras intentaba controlar su respiración, ya con su abrigo puesto, esperaba desmejorado que el adulto preparase lo que sea que iría a hacer, realmente no le importaba en lo absoluto, se sentía muy mal. La cabeza le mataba, parecía que desde adentro una fuerza latía violentamente intentando pintar con su cerebro las paredes y el techo. La vista se le nublaba, la boca y los labios secos parecían arrancar cada parte de su vitalidad mientras estaba preso de un ir y venir de su consciencia. A veces estaba cerca, otras muchas se alejaba tanto que parecía observar todo desde un túnel bastante largo. Se sentía jodidamente mal y mantener el equilibrio se le estaba dando bastante mal, su estómago se aprisionaba y relajaba como si intentase de alguna manera expulsar algo de su interior. Gracioso era comprender que como mucho vomitaría algunos restos de comida que ya no tenían sentido, francamente dudada que quedase algo. Sintió una mano helada deslizarse por sus antebrazos para sacarle el abrigo, mientras que él se derrumbaba hacia delante, recostando su frente contra aquel firme pecho que en algún momento pudiera llegar a trasmitirle algún tipo de sensación de protección. Jodidos daddy issues, supone contrariado, confundido. Escuchó una suave risa mientras que un paño húmedo descendía por su espalda con un escalofrío evidente, hacía bastante frío para el tonteo. La sangre seca comenzaba a liberarse poco a poco dejando al descubierto aquellas heridas que ni él conocía por completo, ni llegaba a sentir. Gimoteo suavemente, molesto, cansado, angustiado. Parecía una escena bastante dulce mientras sentía como la piel comenzaba a helarse en contraste. La bestia dejó que recueste su cabeza contra su hombro, sosteniéndole con firmeza para evitar que se desplomara, parecía dormitar, pero lo sentía despierto, simplemente estaba demasiado cansado como para moverse o combatir. La bestia se alejó ligeramente para enjuagar el repasador y continuar con su trabajo sin decir ni una sola palabra, ocupándose de por lo menos dejarle limpio. Finalmente apoyó el repasador sobre la herida palpitante e infectada para continuar con la limpieza, pero escuchando repentinamente el quejido del chico mientras se tensaba repentinamente, elevando cuanto pudo la cabeza. Sostuvo el brazo de la criatura con su mano temblorosa, con las uñas largas y sucias tras haber vivido tanto tiempo en la calle. Pero por alguna razón se notaba bastante ido, como si se tratase de un muñeco de trapo, sin mostrar ni una resistencia, nada, solamente iba a la deriva como un paraguas en el viento.
-Shhhhh...- pareció regañarle ligeramente, sacudiendo suavemente su brazo de manera que la mano de la criatura terminara por caer rendida sobre su regazo- ya ríndete ¿sí?- fue bastante condescendiente, burlón palmeando ligeramente su espalda, dejando el repasador sobre la mesada para sostener con firmeza su antebrazo herido, escuchándole lloriquear bruscamente- ¿cómo no te detuviste nunca a ver esta cosa? Se ve como si hubiesen pasado tres días- bromeó escuchándole sisear y mierda, debía de doler bastante. Jeff apretó los dientes cuando sintió que había internado la punta de su dedo en la herida, provocando que una corriente helada sacudiera sus sentidos, robándole un grito agudo mientras sacudía sus pies violentamente. Se negó varias veces mientras sacudía su cabeza con las lágrimas salpicando su piel y a la bestia no parecía importarle en lo absoluto ni mucho menos. « Ay, ay... espera, espera» se apresuró a suplicar sacudiendo la cabeza, forcejeando para encontrar alguna manera de soltarse, no quería más dolor, simplemente deseaba que alguien le abrazara un tiempo hasta que el mundo tuviera sentido, mierda y hacía tanto tiempo no se sentía seguro. El instinto animal lo impulsó violentamente a escapar, deslizándose de sus brazos hasta caer al suelo de cerámica, la sangre se deslizó de la nueva herida abierta mientras él se impulsaba fuera del camino- estás siendo bastante ridículo, ni siquiera está tan adentro, ven aquí- Jeff se tambaleó fuera de la cocina, tropezando con el cuerpo del perro pequeño, mismo que soltó un alarido infernar creyendo que iría a hacerle algún tipo de daño. El animal se salió apresurado hacia un costado, gimoteando aún mientras observaba al muchacho apresurarse por la sala de estar rumbo hacia las escaleras, sin siquiera prestar atención de que dejaba la puerta delantera a sus espaldas. La magnánima bestia caminaba sin prisa a sus espaldas, pretendiendo que nada le llamaba más la atención que asegurarse de que el chico estaba en perfecto estado- deja de ser tan escandaloso- le llamó la atención al perrillo, mismo que se apresuró a subir las escaleras como flecha, pasando al lado de Jeff para meterse debajo de la cama en una de las habitaciones lejanas. La bestia simplemente siguió al muchacho escaleras arriba, sin darle muchas vueltas al asunto puesto que genuinamente sabía que no iría tan lejos. Eso sí, estaba haciendo un desastre, despertaría a todos los animales diurnos con su griterío angustiante. Francamente, pese al desastre y a lo ruidosa que se había vuelto la casa con la presencia del chico, no parecía molesto por ello, el deseo y la curiosidad lo impulsaba a seguirle molestando, deseando que explotara en miles y miles de lágrimas perladas. El chico tropezó en el último escalón, haciendo que la criatura lo sujetase para evitar que terminara en el suelo, pero el chico se liberó nuevamente, impulsándose hacia arriba para apresurarse a ir corriendo a una de las habitaciones. La criatura al tener los brazos más largos simplemente se inclinó a abrirle la puerta para que el chico pase, que tan ciego estaba en su angustia, que fue incapaz de darse cuenta de que el mayor simplemente le estaba conduciendo al lugar donde deseaba que se escondiera. Como un gato aterrado, regresando a un lugar seguro, chocó contra el armario antes de subirse sobre la cama, gateando hasta pegar su espalda contra la pared, gimoteando en una respiración de fuego, agitada, nerviosa, comenzaba a hiperventilarse. Se cubrió la boca con una de sus manos histéricamente. La bestia se detuvo frente a la puerta, metiendo sus manos dentro de sus bolsillos, antes de simplemente girarse para mirar hacia el corredor- Hoodie- llamó suspirando suavemente- trae la bandeja de la heladera- escuchó los pasos del muchacho corriendo escaleras abajo. La bestia se mantuvo en la puerta escuchando como el otro muchacho cubría sus oídos, cerrando los ojos con fuerza, angustiado. Tras esto el nombrado «Hoodie» le acercó lo solicitado y la puerta se cerró para todos- estás haciendo mucho ruido- sentenció la bestia acercándose pese a ver como su cercanía volvía al muchacho gelatina, del horror puro que lo movilizaba- Shhhhh... demonios, que ruidoso- sentenció sentándose finalmente en el borde de la cama, dejando la bandeja sobre la mesita de luz- ven aquí- lo llamó y mierda que se sintió bastante confundido cuando no se acercó como cualquiera de los suyos hubiese hecho, fue malditamente extraño encontrar resistencia. Pese a haberle dejado correr libremente hasta el momento, reconocía que parecía profesarle un miedo terrible, que se rebatía con aquel ánimo ausente. Hermosa criaturita en su resistencia a ceder, que no quería dejarse dominar ni mucho menos poseer, ni en mente, ni en cuerpo. Era toda una batalla, que explotó cuando la bestia estiró su mano en su dirección y él respondió combativo un «NO ME TOQUES». Tirándose hacia atrás como una serpiente dispuesta a morder, aplastándose contra la pared mientras estribaban sus pies en la manta. No era nada más que una amenaza, no iría a morder, no podía, no en el estado en el cual el chico se encontraba, pero como una tonta amenaza pareció retarle. La bestia se detuvo al instante sonriendo suavemente, cansado. El chico ligeramente ansioso lo observó con aquellos hermosos ojos acuarelados, encarcelado como un león, pero tan pequeño como una libere, acurrucado sobre la cama, con sus rodillas como separación entre aquella bestia que lo estudiaba como si pretendiese entenderlo. Se sentía más que cohibido, invadido, aplastado por la fuerza de aquella presencia que no hacía más que regodearse en su poderío, como el macho cabrío de un rebaño. No era violento ni mucho menos, pero cada uno de sus movimientos calculados, cada palabra, cada ademán, cada célula desconocida, destilaba un aire de advertencia que a su cerebro traducía una afirmación que más le valía no quebrantar. Estás advertido. Entonces, sabía que esa mano amistosa que se le tendía para hacerle salir de aquella vulnerable postura, no era nada más que una estrategia. Pero Jeff sabía que, sin lugar a dudas, aquello era una tapadera mundana para un mayor e inentendible deseo oculto que cada gesto clamaba a voces. Sea lo que sea, no quería ayudarle, ni mucho menos protegerle, se trataba de un simple y tonto intento de ganarse su confianza para un plan mucho mayor. Estudió nuevamente esos dedos extendidos vanamente en su dirección, amable quizás, la palma blanca en esa bífida piel parecía brillar perlada con esa pobre luz de una habitación carcelera. Pero Jeff no cedió, aquello hubiera sido un paso al vacío, algo que habilitaría que aquella criatura se siguiera metiendo más y más dentro de su cabeza. En cambio, casi escapando de esa vulnerable sensación, elevó la mirada, expectante, dura e inflexible, tragándose todo el terror que le producía su nuevo ambiente, para darle una advertencia casi infantil. No me das miedo, que poco a poco se convertía, inestable en un, No voy a caer tan fácilmente. Casi pudo sentir la sonrisa dibujándose en el aire, en aquel lugar vacío donde debería estar la boca de aquella bestia, que procedía simplemente a cerrar su mano y alejarla del muchacho como si aquello terminara por sorprenderlo. Jeff era como una serpiente, después de todo, teniendo en cuenta que aún mantenía el veneno pese a encontrarse atrapado, esperando el momento para morder. La bestia simplemente elevó ligeramente sus hombros antes de asentir con la cabeza como si confirmara algún que otro pensamiento que hacía eco dentro de su cabeza, de serlo así, nunca compartió ninguno solo. Jeff en cambio era un libro abierto, quizás ahora más relajado, tuvo el tupé de bajar ligeramente un poco más sus hombros, no lo suficiente para desproteger su cuello, pero si, para actuar en sintonía con lo que quería comunicarle, sin palabras. Nuevamente notó que había estado sosteniendo la respiración, que temblorosa se escapó entre sus labios, casi aliviada. Sentía cada parte de su cuerpo en tensión, pese a que trataba de escapar de ello como un animal escaparía del dolor. Había mucho ruido dentro de su cabeza, no podía simplemente poner en sentido todo y buscar alguna manera de escapar, sabía que de ponerse de pie, no podría siquiera caminar hacia la puerta. De poder salir, moriría no a más de un metro de la puerta, estaba destrozado y depender de la mera buena predisposición de algo que francamente alejado estaba de toda la humanidad que hubiese podido conocer en su vida. Se sentía enfermo, abandonado de toda la luz, perdido y solo. El lobo y el cordero. La antítesis de todo lo que conocía. Con la lengua pegada al paladar, solamente afrontaba los espasmos del llanto que desde hacía tiempo intentaba retener. No encontraba salida y eso le hacía sentir terrible.
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House of lies
FanfictionEl chico estaba perdido hasta que se encontró con la bestia. La bestia era un tirano hasta que se encontró con el chico. Ambos no pudieron evitar sentirse llamados a conocerse, tanto uno como el otro poseen fuertes y debilidades que los impulsan a l...