La casa ciertamente era muy tranquila, silenciosa la mayor parte del tiempo, se podía considerar aquello como el principal atributo del lugar, lejos del ruido de la ciudad y de los molestos autos. Habitaciones amplias que contaban con bastante espacio para perderse del mundo por un ratito. Otro gran beneficio era el vivir con pocas personas, y de cansarse, simplemente escapaba al paraíso de su habitación que siempre seria respetado como un lugar "impenetrable". Un tiempo fuera del cual él tenía total manejo. Cosa que estaba muy bien. En fin, el tiempo pasó, las heridas sanaron y dentro de todo se estableció un orden jerárquico bastante aceptable. Jeff no formaba parte de ninguna de las cosas "importantes" es decir, sus días se limitaban al disfrute, apresado en una manera hedonista de comprender la vista... cosa que al final del día se volvía aburrido y repetitivo. De alguna manera, el incidente, los había unido más de lo esperado, es entonces que ya tenían la libertar de bromear entre ellos sin ataduras. Después de que Jeff se hubiese ocupado de ellos, simplemente ahora reinaba una cercanía distinta. Bueno, hablando de Hoodie y Masky o... Brian y Tim, según había escuchado, en cambio, con Tobías todo había cambiado radicalmente. El chico no quería saber nada con él y lo evitaba siempre que podía. Paciencia, suponía. Por lo menos tenía la habitación. Coa que para el común de las personas no significaría nada, pero para alguien que constantemente había luchado para tener su "lugar" era algo que le parecía increíble.
Jeff comprendió la importancia de ese espacio para ser, cuando sin previo aviso, el irreverente ruido de una risa sarcástica sonó en el aire. Vivir con personas tenía ese imperfecto, tendría que aguantarse los ruidos de la existencia ajena siempre y cuando no sobrepasara los límites tolerables. Pero los limites estaban marcados, siendo las 4 de la mañana, lo mínimo que esperaba era un poco de silencio para dormir. No era alguien quejumbroso (pero sí caprichoso y obstinado), ni pesado con las reglas y para ser exactos, le valía poco lo que sea que estuviera sucediendo escaleras abajo. De risas y carcajadas, podía llegar a acostumbrarse, incluso el ruido de la televisión... ni sería la primera vez en acoplarse a un otro... pero eso ya era el colmo de todo. El tema principal, y es quizás en donde más radicaba su molestia, es que la voz no le resultaba ni siquiera conocida. Un acento extranjero que bailaba en una voz suave, casi melodiosa, que por alguna razón le hacía sentir inseguro. Una tonalidad poco antes escuchada, acompañada de un leve arrastrar de pies que resulto esclarecedora. Un intruso. Ni Masky, ni Hoodie ni Tobías tenían esas pausas al caminar, no era algo característico de nadie que allí viviera. Jeff realmente no era una persona observadora al extremo por una buena razón, acostumbraba a escapar de su padre todas las noches cuando este volvía del trabajo. Padres controladores habían resuelto en él aquel perfecto oído para identificar a las personas por su manera de moverse por el espacio. Más de una vez se había salvado de un regaño por aquella viveza, ya desde muy niño. Se sintió nervioso, angustiado, lo sentía en la boca del estómago.
Aun en la cama, daba vueltas a la posibilidad, ciertamente lejana, de un invitado. No es como si le interesase, pero si se sentía ligeramente invadido, con desencanto movilizó sus manos para espantar las mantas que lo cubrían deslizándose con recelo fuera de la cama. Envuelto en ese aire casi invernal que la noche en el bosque le regalaba. Pateó sin querer una botella de agua antes de maldecir en voz baja. Vacilante se movió hasta alcanzar la puerta, divisando por fin el pasillo. Hoodie se encontraba allí, con el gesto confuso observaba y parecía asegurarse de que todos estuvieran en sus camas y no causando revuelo escaleras abajo. Sus cansados ojos finalmente se encontraron, para confundir una mirada de expectativa. Fue entonces que la puerta al lado de la suya se abrió dejando ver el rostro cansado del más joven. Esa mirada cansada no cambió ni siquiera cuando vio el rostro asustado de Jeff. De haber tenido ánimos, le hubiese explicado a detalle la situación, sin embargo, se limitó a un tosco gruñido de fastidio.
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House of lies
FanficEl chico estaba perdido hasta que se encontró con la bestia. La bestia era un tirano hasta que se encontró con el chico. Ambos no pudieron evitar sentirse llamados a conocerse, tanto uno como el otro poseen fuertes y debilidades que los impulsan a l...