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"¡Oye! ¿Acaso no ves por dónde vas?" El castaño se quejo mientras frotaba su cabeza, se había golpeado fuertemente contra otra persona. El rubio, por otra parte, solo acomodo sus gafas y puso su mejor cara.

"Es gracioso porque tienes razón" Sonrió hacia él, mostrando todos sus dientes y Harry se preguntó cómo puede una persona demostrar tanta felicidad.

"Yo...lo siento, no quise ser grosero."Murmuró con remordimiento el chico y Niall movió su mano libre, ya que la otra tenía su bastón, restándole importancia. "¿Puedo ayudarte en algo?" Preguntó el castaño, pensando que tal vez podría remediar su torpeza con aquello. El rubio sonrió de lado, primera persona en ese día que no lo insultaba por chocarlo y, que además, le ofrecía ayuda.

"¿Puedes decirme si estoy cerca de la parada del autobús?" Mordió su labio con nerviosismo, odiaba el hecho de tener que preguntar si se encontraba cerca o no. Le gustaba la idea de poder manejarse solo pero era algo difícil. Harry, por otro lado, miró hacia atrás. Acaba de cruzar frente a ella y, a decir verdad, el rubio no estaba cerca de la parada. Soltando un suave suspiro, contestó:

"Estas un poco lejos, aun." Murmuró y escucho un par de insultos por parte del rubio. Entonces se armo de valor para hablar nuevamente, esperando que el chico no se ofendiera por lo que estaba por decir. "Puedo acompañarte si quieres"

"No es necesario, puedo solo" Y, aunque el rubio no lo había tratado mal, se podía notar que estaba un poco dolido. Le molestaba que todos pensaran que no podía hacer las cosas solo.

"Tómalo como una disculpa por lo que sucedió recién" El rubio suspiro y luego asintió, sabiendo que por más que quisiera no podría sacarse de encima a aquel chico. Aunque, no era que le molestara, en lo absoluto. Siempre era bueno hablar con otras personas además de con sus padres.

Niall no había nacido ciego, tampoco se había despertado un día y había dejado de ver. No, él conocía la belleza de los colores, de los paisajes, los detalles de los rostros, las sonrisas... pero luego, cuando tenía once años, comenzó a perder la vista de a poco, hasta que llegó a los dieciséis, donde todo se volvió negro y no pudo observar nada más. No se lo tomó mal, es más, solía bromear con aquello, pero eso había aprendido a hacerlo luego de darse cuenta de que no servía deprimirse. Podía descubrir las cosas de otra manera, sin verlas, pero de otra forma. Y luego...cuando pensó que estaba solo y que sus amigos lo habían abandonado, chocó con aquel chico mientras buscaba la parada del autobús. Su voz era cálida, aunque al principio había sido algo agresivo, pero aun así a Niall le había parecido amigable. Y, desde entonces, no había podido sacar de su cabeza aquella voz, ni la sensación de los dedos del chico rodeando su muñeca mientras caminaban.

Tal vez podrían hablar otra vez. Tal vez se conocerían y vivirían buenos momentos juntos. Y, tal vez y solo tal vez, podrían enmaromarse...

A través de tus ojos-Narry StoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora