Capítulo II

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Mientras manejo recuerdo ese intercambio de miradas, eso ojazos que me dejaron sin habla. Giro en la siguiente esquina, detengo el auto y entro a ese bar, yo lo llamo el bar del olvido. Mi bar del olvido.

Pido un trago, tomo mi celular y mientras me dispongo a llamarle a una de mis amigas para salir de copas, el celular se me va de las manos.

- Toma, creo que se te cayo tu celular

No levanto la mirada solo tomo el celular y digo - ¡gracias!- no me interesa en lo más mínimo saber quién me paso el celular, así que sigo bebiendo mi trago. Volteo, la miro. Esos ojazos, esos ojos puedo reconocerlo incluso en el mismísimo infierno.

- ¿Podrías decirme la hora?- pregunto

- 15 para la 1 a.m.

Como una chica que ni siquiera conozco puede provocarme todo esto, como ella puede provocarme esto. Tomo aire, respiro, tomo un trago y me dispongo a decir...

- ¡Hola!

- ¿Hola?

¿Que se supone que debo decir?, estoy más nerviosa que una persona que padece de nervios.

- ¿Qué hace alguien como tú en un bar como este?

- ¿Alguien como yo? ¿Cómo se supone que soy yo?

- Ese tipo de chicas que no acostumbran a venir a un bar como este, ese tipo de chicas lindas. Realmente lindas.

- Yo, yo no soy la única linda por aquí, tú también eres linda.

- Vale, pero yo siempre vengo a este bar.

- Que bien, ¿y a que vienes al bar?

- Yo, bueno, yo vengo a tomar unos tragos, ¿tu?

- Bueno yo vengo a lo mismo. Generalmente vengo con mi hermano, pero él ahora está ocupado. Mira, es el de aquella mesa.

Así que me dispongo a voltear para saber quién es. Para mi suerte es el mismo chico que la acompañaba en la mañana, el mismo que la abrazo.

- Yo creía que él era tu...

- ¿Mi novio?- dijo mientras se reía.

- Si, tu novio.

- No, no lo es. ¿Nos habíamos visto antes?

- No lo creo.

- ¡Claro! Ahora recuerdo, fue esta mañana mientras mi hermano compraba unas cosas. Nunca podría olvidar un rostro como el tuyo.

No podía creerlo, recordaba mi rostro, lo recordaba tanto como yo recordaría siempre sus lindos ojos.

- Y tú eres...

- ¿Gay?, claro, ¿tú no?

- Si, lo soy.

- Bien. ¿Gustas bailar?

- Claro, ¿Por qué no?

Nunca había estado tan cerca de alguien que me pusiera tan nerviosa, al menos no tan nerviosa como ella hace que me ponga.

- Y dime... ¿Cómo te llamas?

- Soy camile ¿tu?

- Yo soy Allison

- Hermoso nombre

- Tanto como el tuyo

- Veo que eres muy buena bailando

- No tanto como tu

- Claro- lo dije mientras reía

- Y dime camile, ¿qué paso esta mañana?

- ¿Con que?

- ¿Con nosotras?, ¿con nuestras miradas?, esas miradas que te roban el aliento y te roban la calma

- No lo sé, pero fueron las mejores miradas

- ¿fueron reales?

- Más reales de lo que te imaginas

- ¿qué tan reales?

- Tanto como este beso

Me dispuse a tomar valor y a besar cerca de su labio.

- Es más real de lo que pienso. Tú, tú me pones nerviosa.

- Pues no se nota

- No puedo darme el lujo de que me veas nerviosa

- Me encantaría saber que tan nerviosa

- Lo suficiente para que me robes la respiración

- Pues si esto es estar nerviosa, me encanta verte nerviosa.

No quiero irme, no ahora.

- ¿Podemos vernos de nuevo?- dije mientras nuestras miradas se desnudaban

- Solo si tú quieres volverme a ver

- Solo si tú lo quieres hacer

- Pues creo que así es

- Me alegro de que sea así. ¿mañana?

- ¿Dónde?

- En el lugar donde nos vimos por primera vez, a las 9:00 am

- ¿Cómo te encontrare?

- Tú no me encontraras, nuestras miradas lo harán.

Vi el reloj del bar, tome un trago, tome mi bolso, tome su mano y le di un beso. Dos besos. Tres besos.


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