Capítulo XIV

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Tomamos el metro, esta vez no quise ir en auto, quería evitar por el momento todas las preguntas de Anna.

Vi como las cosas se veían borrosas tras la ventanilla, y sentí que una lágrima se asomaba, ¿Cómo pude cagarla con Allison? Ya no he hablado con ella y pues me voy de México hasta dentro de un mes.

Estaré aquí por un mes, tratare de disfrutar a mis amigos y "familia".

- Camile - Anna me saco de mis pensamientos- ya vamos a llegar

- Vale, estaba distraída. - dije tratando de fingir una sonrisa.

- No hagas eso

- ¿Qué?

- Fingir que todo está bien cuando no es así.

- Anda, sé que quieres invadirme con tus preguntas

- No, esta vez no lo haré. Camile, tienes días sin salir de ese hotel, estas terrible, tienes ojeras y esa habitación... esta detestable.

- Anna, la cague. Me acosté con Daniela y por eso perdí a Allison, ella... ella es especial.

- Todas los son.

- Pero ella... la manera en que nuestras miradas se cruzaron cuando nos conocimos, la manera en que nuestros labios encajan a la perfección.

- Camile, las cosas no necesitan ser perfectas para ser bellas, la belleza va más allá de la perfección, ya deberías saberlo. Si, ella te gusta pero... tú y ella no son nada, no puedes perder algo que nunca fue tuyo, ustedes no son novias, son amigas, todos tienen un rollo de una noche, tú lo tuviste ¿y qué?

- Tú no entiendes.

- Camile, Allison no es tu novia.

Sinceramente no pretendía que Anna me entendiera, ella no lo haría, siempre tiene la razón en lo que dice, Allison y yo no somos nada, no somos novias pero ambas sentimos algo y eso nos une, yo me sentiría igual de ofendida o más que ella.

- Anna, ¿aun esta aquel restaurante en el que amábamos comer cuando teníamos 14 años?

- Si, ¿quieres ir?

- No, es que no tenia de que hablar y se me ocurrió preguntar eso. - ambas estallamos en risas- claro que quiero ir.

- ¿Caminamos?

- Si

Cuando Anna y yo estábamos en la secundaria frecuentábamos mucho un restaurante, "sonrisa". El lugar era más o menos así, sillas de madera arcoíris, mesas de cristal, las paredes estaban forradas con fotografías, habían amenos 300 de nosotras en ese lugar, cada que íbamos nos tomábamos una nueva y la pegábamos pero un día solo dejamos de ir, yo me mude y ya lo demás es historia.

- Aquí es

- Wow, lo remodelaron.

- Sí, pero te va encantar.

Cuando entramos todo era diferente, únicamente las paredes seguían iguales, me acerque a observarlas y un niño de unos... 10 años se acercó a preguntarme algo.

- Hola, son muy linda verdad.

- ¿Quienes?

- Las chicas de las fotos.

- Aquí debe haber amenos un millón de chicas retratadas.

- Me refiero a ellas- apunto con un dedo la foto que ya era muy vieja- tengo visitando este lugar desde que mi mama se encarga de esta tienda y he contado a menos 650 imágenes donde ellas aparecen. Mama me ha contado sobre ella, frecuentaban mucho este lugar pero un día dejaron de venir. Ella dice que esas chicas eran un rayo de luz.

- ¿650?

- Sí, pero de repente me doy cuenta que hay aún más imágenes.

- ¿Cómo te llamas?

- Me llamo Danielito

- Yo soy Camile.

- Eres linda, como las chicas de las imágenes.

- Yo las conozco.-dije mientras Anna se acercaba a mi

- ¿enserio?- dijo emocionado- ¿me las presentas?

- Claro. Mira... ella- apunte a la chica de pelo negro en la foto- se llama Anna.

- ¿Que yo que?- dijo Anna mientras se ponía a un lado.

- Ahora te explico. Y ella-apunte a la chica de pelo rubio- soy yo.

- ¡Ustedes son ellas!, ¡mama!- salió corriendo hacia la cocina.

- ¿Qué le pasa al chico?

- Nada, solo se emocionó de conocer a las chicas que tienen más de 650 fotos aquí.

- Wow, sí que nos tomábamos fotos en ese entonces.

- Lo sé.

- Mira son ellas- dijo el niño a una chica de amenos unos 24 años.- mama ella es Camile y su amiga se llama Anna.

- Hola. ¿Ustedes son entonces las chicas de las fotos?

- Si.

- Que bien, mis padres las adoraban.

- ¿Qué fue de ellos?

- Se mudaron hace unos años a Murcia.

- ¿enserio?

- Si, han abierto un negocio haya, y tienen una réplica de sus fotografías.

- Yo también me mude a España pero no a Murcia.

- Quizá puedas visitarlos, ellos estarán encantados de verte.

- Sí, eso haré.

Tomos un café, comimos unas quesadillas riquísimas que preparaban y a decir verdad... saben iguales como las recordaba. El lugar ya no tomaba más fotos, pero nos pidieron una, la gente nos miraba con el ceño fruncido y cuando supieron que éramos las chicas de las fotos se tomaron una foto grupal. Eso fue claramente extraño.


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