Capítulo 5

57 10 4
                                    

Habían pasado ya bastantes semanas del beso con Ian, siendo Milo ¡un chico! No podía creerlo Ian Sawyer al parecer disfrutaba de la compañía de otros chicos y para mi desgracia él pensó que yo era un chico. <<Sólo a ti te pasa Malia>>

Al otro lado de la carretera, una luz parpadeaba, casi a punto de apagarse, pero aún emitía suficiente luz como para dejarme ver las formas de coches y de los edificios. Podía distinguir a un hombre mirando hacia mi ventana. Una figura estaba parada ante un árbol, a unos diez metros de distancia, donde se podía ver claramente a través de la ventana. Las sombras lo cubrían tan bien que incluso con mi visión mejorada, gracias a los recientes lentes de contacto que me dio mamá antes de marcharme de Londres, no podía ver ninguno de sus rasgos, excepto su altura. Era alto. Estuvo allí parado un momento, dejándose ver apenas, y luego dio un paso atrás despareciendo bajo las oscuras sombras de los árboles del otro lado. Estuve muy segura de haber visto alguien más acercarse para reunirse con él antes de que ambos se marcharan.Quienes quieran que fuesen esas figuras, a Gerardo mi nuevo amigo no le gustaron. Sin contarme a mí, a él solía caerle bien la mayoría de la gente, mostrándose molesto sólo cuando esa gente representaba un peligro inminente. El tipo de allí fuera no había hecho nada que amenazase a Gerardo, sin embargo el gato sintió algo, algo que le puso en alerta. Levante unos zapatos del suelo y me los puse, salí de mi habitación  para encontrar a Peter, uno de los hijos de Mauro, sentado en la mesa, tenía una mano sobre la frente mientras miraba tristemente su libro de química avanzada, tenía un bloqueo mental.

Me había mudado a vivir con ellos desde hace dos semanas, las primeras tres semanas en New York las había utilizado completamente en encontrar información sobre la mujer que sabía más acerca de mi pasado, me había hospedado en una infinidad de hostales que tenían un ambiente más familiar mientras en el hotel donde vivía Mauro todo era más sombrío. Aunque teníamos dos pisos de habitación en completa disponibilidad, Jack fue obligado a quedarse con una tía de su padre. Sí, mi padre se había enterado de mi pequeña travesía a América tan solo cuatro días después de que arribamos al puerto en New York. Al parecer uno de los grandes socios de mi padre me había visto y como pensó que quizá me encontraba ahí de visita, en una de las tantas reuniones de negocios le comentó haberme visto en cierto puerto del otro lado del mundo, fue muy fácil encontrarme. Así que me enviaron a casa de el capitán Mauro el cual era un gran amigo de papá. Castigada en cuatro paredes con Peter como mi perro vigía era mi penitencia, por lo menos hasta que papá esperará que mejorase la salud de mamá y viniera a New York no se fiaba de mí si me pagaba el boleto de vuelta, no quería que me volviera a escapar.
-No deberías estar levantada-dijo Peter.
-Tengo que salir. Ahora-lo miré.

Sus ojos color avellana se abrieron y un segundo después lo comprendió. Peter es sordo pero puede leer los labios y además puede hablar casi a la perfección.
-Tus horarios de sueño aún no están bien definidos y yo estoy estudiando. Saldremos mañana si así lo deseas. Sabes que no puedes irte sola.
-Lo sé.
–Entonces no sugieras que quieres salir sin antes consultarlo.
–Eres tan aburrido.
–La salida al menos es algo importante, no lo sé ¿algo de tu familia?
–Sí.
-¿Has encontrado alguna pista de tu familia?–muevo mi cabeza en señal de afirmación-Me alegra saberlo, pero puede esperar a mañana. Malia las cosas no van a cambiar en doce horas.

Sí, le había contado un poco a Peter sobre la verdadera razón de por qué estaba aquí. Tenía algunos indicios pero nada específico, no existían siquiera papeles que validaran mi adopción quizá hasta ni siquiera se hubiese hecho una pero eso lo tenía que averiguar. Había dado con un nombre Ana Lucía, era una niñera ya en sus años de juventud que había criado a dos niños ingleses pero había venido a vivir a New York desde hace muchos años, la hermana de esa mujer antes de morir le había confesado algo, algo que ella jamás le dijo a nadie.

Peter me miró con curiosidad.
- Supongo que tendré que hablar con tu padre - le dije en respuesta a su desafío.
-Tarde o temprano se enterará de igual manera no me importa.

Era incorregible.
- No quiero cuidarte para nada. No pedí eso, ni ninguna otra cosa que se te ocurra ofrecerme, pequeña.
- Que tú seas tan condenadamente alto no me convierte a mí en pequeña. Por si no te habías fijado, yo soy más alta que tu hermana, y no he oído que a ella la llamaras pequeña.

El ataque lo pilló por sorpresa, pero en seguida se recuperó.
- No me estaba refiriendo a tu altura, pequeña.
- Ya lo sé. Te estaba tomando el pelo, porque insistir en nuestra diferencia de edad es
ridículo.
- No me interesan lo más mínimo tus preferencias.
- Te interesarán.
- Por eso no tienes que preocuparte. Y ahora, debo insistir en que pongas punto final a eso. No tiene gracia. En realidad estoy empezando a enfadarme mucho.

Me limité a arquear una ceja.
- Tú no eres de los que atienden a las buenas maneras, Peter. Si tanto te molesto, ¿por qué no te has ido?
- Sé que tienes ganas de escaparte otra vez - aventuró con bastante acierto- , pero veo que no lo harás. ¿Ayudaría si tomo yo la iniciativa?

Cambié de tema, con este chico no se iba a llegar a ningún lado
-¿Y tu padre?
–Con la familia de su exesposa, visitando a mi hermana.
–¡Oh! Espero que la este pasando muy bien.
-¡Ojalá que este disfrutando! Porque yo estoy cansado de tanto cariño-dijo sombrío.

Peter tenía cierto rencor hacia su hermano Lucas que actualmente se encontraba con su padre viendo a su media hermana Sophie que era el fruto del primer matrimonio de este. Peter tendía a ser demasiado amargado, no tenía la más mínima idea de por qué, cuando lo conocí hace diez años atrás era muy alegre aunque por supuesto las cosas cambian.
-Sabes que no debes ser rencoroso.
-Lo sé, pero es difícil ver a Lucas congeniando con la familia de mi hermana mayor. Lucas y yo siempre estuvimos juntos, en contra de cualquier contacto con esa familia desde la muerte de nuestra madre. Ahora lo han tomado como un miembro más de la familia, hasta le dicen primo.
-Da gracias que tienes familia.

Hubo un momento de silencio y después vibró el celular de Peter, este leyó el mensaje pero la cara que hizo me dejó helada.
-Malia ha ocurrido un incidente.
-No pero ¿qué pasó, Peter? Dime...
-Papá sufrió un altercado en la casa de mi familia está mal herido.
-¡¿En qué hospital está?!

Peter me dijo la dirección pero me pidió que fuera la conductora. Mientras íbamos en el camino note que estaba un poco ansioso así que le lancé una pregunta de lo más estúpida, le toque el hombro y mirándolo le dije:
-¿Qué es para ustedes los hombres estar enamorado? Explícame.
–¿Qué?–dijo frunciendo el ceño–vuelve la cabeza al camino ¡nos matarás!
–Lo siento, es que noto que estás un poco ansioso y quería distraerte–digo antes de volver al camino.
-Está bien. Te diré lo que pasa cuando nos enamoramos.  La persona por la que nos enamoramos, la elegiremos mil veces mas que a cualquier otra, sin importar lo que nos haya hecho. Sentimos que el corazón está en su lugar y se siente bien, pero, cualquier cosa, la mas mínima, hace que nos sintamos jodidamente mal. Nosotros nos desvelamos pensando en la persona de la que nos enamoramos, nosotros abrazamos las almohadas deseando que esas almohadas fuera esa mujer especial. Cualquier cosas, la más mínima hace que sonriamos todo el día o, si es mala, hace que nos sintamos mal todo el día y a veces durante dos o tres días. Nosotros imaginamos momentos lindos junto a esa persona. Somos estúpidamente felices haciéndonos ilusiones que sabemos que no pasarán. Cuando un hombre está enamorado, no hay nada que acabe con ese amor, ni siquiera ella. Es más, cuando estamos enamorados, nosotros somos los que más queremos en la relación, los que mas sufren y los que mas felices están aunque no lo demostremos. Pero a veces, nos enamoramos tanto que, no nos importa quien nos vea, no nos importa el problema en el que nos vayamos a meter, si es por esa persona especial, lo hacemos, sin que nadie nos pueda parar. Varias de ustedes las mujeres duraran de lo que digo, por que muchos solo fingen, pero, cuando lo hacemos de verdad, no hay nada que acabe con ese amor.
-Bonitas palabras.

Saludos
Espero les guste este capítulo.

Comentarios, sugerencias y votos son bien recibidos :)
Por aquí el trailer de la obra http://youtu.be/DFz5uZocxRk

CollingwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora