Capítulo 17

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"La vida es un  camino sin retorno apenas la empieces jamas puedes dejarla o lo menos que  quieras morir" No podía dejar de pensar en la frase que contenía la nota que recibí apenas unos días antes de mi retorno a Inglaterra. Es escalofriante pensar que justo cuando todo se había solucionado aparece algo que lo hecha abajo. No quise alertar a ninguno de los chicos sobre esa misteriosa nota porque la verdad no quise darle mucha importancia. Las semanas que pase en New York fueron las mejores por mucho. Al fin logre tener una relación más estrecha con Liam que eso incluía en el paquete a Ian porque el señor Sawyer prácticamente lo obligó a vivir con mi hermano y a la vez  incluía en la situación a Peter por sus inexplicables celos hacia Ian, que también incluyo la compañía de Diana y a la vez de Jack. Este último cada vez que podía se colaba en alguna salida organizada por nosotras en la que siempre incluía ir de compras porque Diana amaba comprar y pasear por Central Park por las tardes. Aunque al final yo terminaba descolada en mi propia salida porque Jack encontraba la manera de apartarme aunque fuese por unos minutos de Diana. Cualquier excusa era buena "Malia podrías traer una talla menos para Diana. No le ha quedado la prenda que trajo y sabes que no soy muy bueno con eso de las tallas" a lo que Diana apoyaba "Por favor, Malia sabes muy bien que Jack es un desastre en eso". Era algo fastidioso estar entre dos enamorados que se negaban a aceptar lo que estaba surgiendo entre ellos. Podía entender perfectamente la situación, temían que la distancia arruinara la fantasía que podían crear pues debíamos volver en algún momento a nuestro país.
–Espera–dijo Jane. Al parecer me había distraído mucho con mis pensamientos porque no había captado nada de lo que ella había dicho los últimos quince minutos.

Jane fue la primera persona que se entero de mi retorno definitivo a Inglaterra después de mi misteriosa ausencia. Aunque ella solía ser mi compañera de cuarto en los pocos meses que estuve en la universidad compartíamos una simpatía que jamás había tenido con ninguna otra chica además de Diana, desde que mi mejor amiga se había tirado a mi novio a mis espaldas por tanto tiempo.  Como me había reintegrado a la vida universitaria casi en el mismo momento que deje Inglaterra, necesitaba encontrar una compañera de cuarto o al menos un lugar donde quedarme durante este semestre. Quería demostrarle a papá que podía ser una chica autosuficiente. Jane fue mi primera opción y única. Pelirroja y con ojos de un azul intenso y una infinidad de pecas, era obstinada, franca y no se dejaba acobardar nadie, así es Jane.
–Te ofrezco un trato. Te puedes quedar aquí también si me cuentas una cosa–me miro fijamente.
–Dime.

Ella se inclinó ligeramente hacia adelante.
–De todos los rumores que oí sobre ti hoy y créeme, he escuchado muchos, incluso si nadie me dice nada directamente hay uno sobre el que no oí muchos comentarios. Ellos analizaron todo lo demás: porque huiste, lo que hiciste fuera, por qué regresaste, la especialización, lo que Roxie le dijo a Mariam, bla, bla, bla. Y en medio de todo esto, nadie, nadie ha cuestionado esa estúpida historia de Roxie sobre la existencia de todo tipo de personas marginales que te vendían drogas.
–¿Yo? ¿En drogras?–dije alterada. Esto debía ser una maldita broma. Ahora todo el campus de la universidad pensaba que me había retirado de los estudios por estos largos meses por problemas de adicción.

Ella desvió la mirada, y pude sentir como sus mejillas comenzaban a enrojecerse.
–Ni es estúpida, ni es una historia–respondí.

Ella se rió suavemente. Eso era todo lo que necesitaba. Aceptábamos eso como parte del estilo de vida de algunas personas, pero al mismo tiempo Jane y yo lo despreciábamos.

Ella metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y se sentó en una de las sillas de la habitación.
– Mira, porque no te sientas en el asiento de la ventana. Puedes tenerlo hoy y permanecer allí durante un tiempo. Si es que no me tienes algún rencor por casi creer lo que se decía de ti.
–No hay rencores, Jane–sonreí.

Ella vaciló. Cuidadosamente, me senté en el asiento de la ventana, frotando inconscientemente mis brazos contra el frío. Este lugar necesitaba calefacción ¡Ya!
–¿Está todo bien?
–Sí,  está...–Dudé. ¿Estaba todo bien? Nada bueno. Todos pensaron ciegamente en ese estúpido rumor que esparció Roxie –Tal vez–dije cerrando el tema. Podría decir, que por sus palabras, Jane no creía en la historia.

Regresé a las residencias con todas mis cosas después de eso. Los estudiantes de las áreas de letras y ciencias, vivían del otro lado del patio, cerca de las zonas comunes. La organización de las residencias estaba basada en la conveniencia. Estar aquí nos dejaba, a los que estudiábamos medicina, cerca de los laboratorios y de las áreas de la biblioteca de Salud. Sin embargo, también vivíamos separados para fomentar las diferencias. Sus dormitorios apenas tenían ventanas, solo teniendo alguna que otra pintada que atenuaba los rayos del sol. También tenían una sección especial donde disponían de los todo tipo de cosas de entretenimiento. El dormitorio de nosotros fue construido de una forma más abierta, permitiendo la entrada de más luz. El cuarto de Jane era pequeño y simple, con dos camas individuales y dos escritorios con un ordenador. Había traído mis pocas pertenencias y estaban, en ese momento, metidas en cajas, esparcidas por la habitación. Revisé en las cajas buscando una camiseta para dormir. Mientras lo hacia encontré dos fotos, una de Diana y yo en un partido de fútbol americano en Chicago la temporada pasada y otra sacada durante el viaje de fin de semana con Liam e Ian. Las coloqué en mi escritorio y encendí el ordenador. Alguien del equipo técnico me dejó un documento con las instrucciones para la renovación de mi correo universitario  y la creación de una contraseña. Como estaba demasiado cansada para escribirle a Diana o a Peter en ese momento, estaba apunto de apagar el ordenador cuando me di cuenta de que había recibido un mensaje.

De Anónimo.

Era corto:
"Me alegra que hayas regresado. Lo que hiciste es imperdonable."
–Buena broma, Roxie–Murmuré, cerrando todo.

Me fui a la cama mas tarde, y caí presa del sueño incluso antes de tocar la almohada, y tal y como me había dicho Jane, me sentí diez veces peor cuando me desperté a la mañana siguiente. Acostada en la cama, reconsideré las ventajas de ausentarme esos meses. Entonces me acordé de mi trasero recibiendo patadas y toda clase de agresiones por parte de Nash y llegue a la conclusión que la única forma de evitar que me volviese a suceder era sufriendo un poco esta mañana. Iba a ir al gimnasio a recibir un poco de entrenamiento para defensa personal.  Mi cuerpo hacia que todo fuese mucho peor, pero aún así sobreviví al entrenamiento de antes de las clases con Maximo, mi entrenador, y a las posteriores clases sin sentirme mal o desmayarme. Durante el almuerzo los siguientes días, arrastré a Jack fuera de la mesa de Jane y le dí un buen sermón digno de Diana acerca de la extraña relación que había surgido entre Jane y él, particularmente castigándolo por haberle dejado saber sobre un trazo de mi ausencia. Si esto se supiese, nos mataría socialmente, y no confía en él para guardar el secreto. Pues Jack se había incorporado por primera vez a la vida universitaria casi al mismo tiempo que yo, todo gracias a la posible beca que podría recibir. Esta lo llevaría a New York, de vuelta a los brazos de Diana. Lo cual me parecía grandioso pero no tenía que soltar nuestros secretos por ahí.
–¿Estabas dentro de mi cabeza de nuevo?–Exclamó–¿Cuánto tiempo?
–No lo hice. Sabes que eso es imposible, Jack–argumenté–¿De todos modos cuanto tiempo estuvieron juntos? Jane y tú.

Temía que Jack perdiera la meta que se había propuesto a lograr. Beca-New York-estudiar-buenas calificaciones=Un paso más cerca de Diana. Temía que perdiera esa meta de la vista por la repentina atracción que él y Jane empezaban a sentir.
–No mucho. Fue... divertido.
–Bueno, no puedes hacerlo de nuevo. Si Diana descubre que estas andando con ella te crucificará o al menos yo lo haré.

Lo miré detenidamente.
–¿No estás, es decir, no te gusta, o si?
–No. Por supuesto que no.
–Bien. Si quieres ir detrás de alguna chica, que sea Diana.

Jack volteó sus ojos y regresó a la mesa junto a Jane. No me mal interpreten, Jane es una buena chica pero una relación entre Jack y Diana es mejor. Justo cuando me empezaba a perder en mis pensamientos recibí un mensaje...

CollingwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora