Capítulo 12

26 5 3
                                    

Esta mañana me había levantado realmente tarde. Travis y Jack estaban dispuestos a ayudarme a encontrar más pistas para resolver todo este embrollo hoy, yo caminaba sigilosamente pasando al frente de la puerta del cuarto de Diana. Cuando ¡maldición tocaron la puerta!
–¡Malia!–gritaron del otro lado–Muévete. Quedamos en que estarías en el lobby desde hace media hora–ese era la inconfundible voz de Jack.

Me movía con mucho cuidado de no hacer el más mínimo ruido para que nadie adentro no se diera cuenta <<En realidad Peter no podía escucharme>>me corregí. Mi intentó fue inútil cuando Peter abrió la puerta de golpe.
–¿Dónde vas?–dijo atravesándome con la mirada.
–Bueno, este–¡no sabía qué decir–yo iba...–¡Vamos habla Malia!–Voy a salir con los chicos.

Peter me miró por unos segundos, mientras yo veía el extraño artefacto que tenía en su oreja izquierda ¡un audífono! Ahora podía escucharme. Verán, Peter siempre había odiado usar su audífono se había acostumbrado a una vida silenciosa sin embargo esta precisa mañana se había puesto el artefacto lo cual me resultaba extraño. 
–¿En serio? Y ¿cuándo me ibas a decir?–se arrecostó al marco de la puerta cruzando los brazos en su pecho.
–Creí que desde lo pasado ya no tenía por qué decirte cada vez que quería salir.
–Creíste mal–dijo casi fulminándome con la mirada.
–Pete–dijo Diana como advertencia tocando su hombro desde dentro de la habitación.
–¡Está bien!–dijo en modo de rendición– Podemos ir contigo.
–¡Peter!–dijo Diana más como un regaño.
–Ve, Malia–él se suavizó

Asentí con la cabeza pero cuando iba a dar el primer paso él me sujetó del brazo.
–Cuídate.
–Sabes que es mi especialidad.–dije haciendo una ligera sonrisa.

*
Travis gritó triunfante.
–¡Me deben veinte libras! –exclamó por encima de su hombro mirando a Liam e Ian.

Los tres acababan de salir del casino del hotel, tras terminar una perfecta partida de cartas. Travis estaba lo bastante convencido de ganar como para aceptar la apuesta.
–Los dos podríamos habernos roto la nuca, ¿sabes? Recuérdame que no vuelva a repetir esto–dijo Liam a su hermano.

Travis pensó que aquello era terriblemente gracioso y empezó a reír tan fuerte que llamo la atención de todos.
–¡Como si alguien pudiera impedir que hicieras lo que te da la gana! Pero no importa, viejo. Probablemente mañana no recordarás esta audaz partida y, si la recuerdas, no creerás en tu memoria. Ah, ¿dónde diablos estabas Malia?–me miró mi primo.
–Me retrasé un poco, pero veo que ustedes se la pasaron mejor–ambos me miraron confundidos–Sí, Jack me ha contado todo mientras bajabamos.
–¡Maldición! ¡Jack!
–Si no hubiese ido por Malia creo que ustedes se habrían matado en el casino. Me hago agradable porque así lo exige la finura de modales y porque lo tengo en las venas.
–¿En serio?–preguntó confundido Travis.
–¿No te convencerás nunca que soy incorregible?–arqueo la ceja Jack.

Mire por unos segundos a Ian, ahora parecía más calmado sin embargo no quitaba sus ojos de mí <<Es porque le mentiste, Malia>>pensé.
–¿Ahora son amigos?–los miré.
–Compañeros de apuestas–respondió Ian.
–Ya veo.
–¿Nos vamos?–miré a Jack.
–Antes de que se vayan, Malia solo quería darte las gracias por la idea con Karma. Ha funcionado a la perfección. Mi hermano me ayudó a conseguir el lugar. Fue todo increíble. Inclusive ella y yo estamos planeando irnos a vivir juntos, solo tenemos que convencer al papá de Karma. Es un loco desquiciado-rió por lo bajo–Una vez me apunto con un rifle para que le pidiera a su hija que se casará conmigo porque pensaba que yo la embaracé, aunque eso no me molestó en lo más mínimo porque realmente quería hacer eso, casarme con ella.
–De nada–dije con una leve sonrisa dirigida al menor de los Sawyer– Espero que todo salga bien con la mudanza.

Por otro lado podía oír hablar a los demás sobre el tema de las apuestas.
–Me consta que no sientes ni la mitad de lo que dices, aunque, a decir verdad, si lo sintiera todo, sería igual, pues no tendría importancia.
–¿Cuánto quieres por esa apuesta?–dijo Travis a Jack.
–No quiero apostar contigo.
–¿Cuánto? –repitió tercamente. –Pague doscientas cincuenta en el casino, pero...
–No.
–Cuatrocientas.
–Vamos, Jack –protestó Travis.–Quinientos.
–Te lo mandaré por la mañana–Travis sonrió satisfecho.
–Debí pedir mil –dijo Jack sonriendo–. Pero sé dónde puedo recuperar todo por doscientos cincuenta y no quise aprovecharme de ti.
–Estás desperdiciando tu talento, Jack. Deberías conseguir un puesto en el mercado de la apuestas.

Antes de que continuaran Liam se retiró porque fue sorprendido con la visita de una pequeña niña que saludó de beso a Ian y después se fue corriendo a los brazos de Liam, este la alzó y la llevó hacia el restaurante. Mientras la discusión continuaba.
–¿Y dar a mi pobre padre un motivo más para maldecir el día en que tuvo a este hijo? No, gracias. Seguiré como soy, aprovechándome de los que hacen buenas ofertas, como tú, para sacar un limpio y bonito beneficio. De todos modos es más divertido. Ayer en la tarde invité a Peter, perdió. Pero no jugando conmigo sino con un tipo extraño y por supuesto Liam causó un escándalo–dijo.

Con que por eso andaba su audífono. Mire a Jack arqueando una ceja, lo que llamo la atención de Travis.
–Maldición ¡Cállate, Jack! –gruñó Travis, y todo su buen humor desapareció.
–Es mi buena acción del día de hoy–señaló Jack.
–¿Podríamos irnos? ¡Ahora!–interrumpí su conversación.
–Claro–dijo Jack-Sin embargo, hago este preámbulo con bastante ligereza de la señorita cuyo nombre voy a pronunciar, Ian.
–¿Yo?–contestó Ian.
–Tú, sí; y esta en este mismo hotel.

Jack miró a Ian.
-Refiriéndote a la señorita a quien aludo, dijiste que era una muñeca de cabellos oscuros. La señorita a que me refiero es la seño...
–Estoy bastante seguro también de que, una sola palabra pronunciada por su usted, Jack, pesaría decisivamente en su ánimo y precisamente porque de ellos estoy convencido.–terminó Ian con una mirada de advertencia.
–¡Hombre...!–exclamó Travis riendo.–No aspiro a pasar plaza de héroe de novela sentimental, pero no me negarás que soy más bando que tú.
–Querrás decir más afortunado-lo mire.
–No he querido decir más...más...
–Si conocieras las sensibilidad, si fueras hombre de delicadeza de sentimientos, me habría molestado que hablaras de ella como lo hiciste;pero como ni eres sensible ni delicado, no hice caso de tu ligereza. Careces de ambas cualidades y, por tanto, cuando le doy la misma importancia que daría a la opinión de un ciego que afirmara que era malo un cuadro pintado por mí, o a la de un sordomudo que pretendiera poner defectos a una melodía mía.
–¿Lo apruebas?-me preguntó Jack.
–¿Por qué no he de aprobarlo? Le ha cerrado la boca a Travis.
–¡Vaya! Veo que lo tomas con mayor calma que lo que yo esperaba.
–¿Qué dices, Jack?
-Bueno Ian nos confesó que le gustas. Y te has tomado todo a la ligera. Él creía ser gay porque le gustabas pero al enterarse que era chica, bueno, eso cambio todo.
-¿Qué? –dije con los ojos como platos.
–¡Hombre...! Ella no había entendido que era de ella de quien hablas, Jack. No te ofendas que ahora te recomiende que estudies la cuestión de frente y sin prevenciones estúpidas, tal como la he estudiado yo. Quédate callado–dijo Travis serio.

Saludos.
Jack sin querer ha revelado los sentimientos de Ian ¿cuál será la reacción de Malia ante tal confesión?

CollingwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora