Capítulo 22 parte II

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Sus manos se aferran al respaldo de la silla. Noto que está perdiendo la paciencia
—¿Qué estás intentando decirme exactamente?
—Yo... Había estado bebiendo —digo, y noto que mi rostro se sonroja a causa de la vergüenza— pero tengo la sensación...
—Ya basta. No quiero oírlo.Por el amor de Dios, ¿es que no te da vergüenza? ¿Tienes alguna idea de la situación por la que estoy pasando? —Ella está presionando la silla hacia abajo con tanta fuerza que temo que se vaya a romper y me preparo para el inminente crujido
—Y ahora me vienes aquí con esta mierda. Lamento que tu vida sea un completo desastre pero, créeme, comparada con la mía es una hermosa fiesta, así que si no te importa...

Me pongo en pie. Me siento estúpido y ridículo. También avergonzado.
—Sólo quería...quería...
—No puedes, ¿de acuerdo? No puedes ayudarme —Su voz es cada vez más alta.

Las venas se le marcan bajo la piel.
—¡Malia! Luke esta vivo.—suelto de repente— y hemos matado al tipo del jarrón.

Ella me mira horrorizada.
—¿Qué?
—Las cosas se pusieron rudas con él. En cuanto le dimos el maldito jarrón intento tumbarme para quitarme las llaves de mi coche. El trato era simple, la casa y el jarrón y después nos iríamos sin más.
—¿Ian?—dice preocupada.
—Luke de inmediato lo sujeto del cuello y tomo la pistola que este tenía a un lado de su cadera. Ahí fue cuando dos de sus secuaces intentaron detenerlo. Todo paso muy rápido y solo recuerdo a el accionar del arma, unas dos veces. Unos de los tipos cayo encima mío. Estaba muerto. Tenía su sangre en mis manos cuando intente detenerlo al caerme encima.
—¡Dios mío!
—Después solo recuerdo que mientras intentaba quitármelo de encima que el tipo del jarrón empezó a alejarse mientras el otro secuaz intentó neutralizar a Peter. Quitarle el arma. De repente solo escuche al accionar de un arma de nuevo. Le habían disparado a Luke—me detengo y la miro a lo ojos.
—Ian, me has dicho que esta vivo ¿Dónde esta? ¿Qué paso después?
—Él esta bien. Después intento reincorporarme y forcejee con uno de ellos. Accione el arma pero esta solo disparo al suelo. El tipo salió huyendo, mientras yo forcejaba con el otro.
—¿Qué paso después?—ella me miro con terror—¿Ian?

Ahí fue cuando me solté a llorar. La verdad no sé por qué lo hice solo quería que ella dejará de hacer preguntas. No podía seguir. Ya todo se había resuelto. Peter estaba en un hospital privado siendo cuidado por los mejores médicos, mientras la policía fingía que este estaba desaparecido y eventualmente muerto. Todo era para que pudieran hacer que el otro tipo saliera de su madriguera.
-¿Qué piensas hacer, Ian? -persistió ella
-No lo sé.
—Si Peter esta bien ¿por qué en los periódicos dicen que esta desaparecido? ¿Por qué Diana esta ofuscada sin noticias?
—Es solo un plan que la policía, Peter y yo sabemos. Necesitamos que el otro tipo salga de su madriguera. Él le disparó a Peter y la policía lo busca por eso y por otra situación. La policía determino que la muerte del otro fue en legitima defensa. Al parecer el dueño de ese jarrón es un reconocido ladrón de antigüedades. Las venden en un mercado negro. La policía lleva años buscándolo y nosotros somos los que más hemos tenido interacción con este tipo en los últimos meses. Te puedo asegurar que haré todo lo que este en mi poder para que Peter este bien.

Comencé a caminar hacia la salida y ella me siguió. No tuve más tiempo para pensar, porque Malia se acercó por detrás y  se pegó contra mí, moldeando su cuerpo. Me voltee hacia ella. Me miro y dijo :
—Gracias, Ian. En realidad necesitaba saber eso. Sé que he sido muy mala contigo estos últimos meses pero es que me preocupo mucho por mis amigos. Me sentía culpable por lo de Peter. Por no poder haber hecho más para que se fuese del sitio conmigo.

Tenerla así de cerca me hizo recordar todos los sentimientos que tenía por ella y todo lo que no me había atrevido a decir. Me arriesgue. No protestó cuando mis dedos deshicieron el lazo de su bata y la bata cayó a sus pies. Ella vaciló sólo un momento, echo los brazos a mi cuello y me beso.Le tome la mano y la lleve mis labios, y sus ojos me miraron profundamente. Después me condujo escaleras arriba a su habitación y suavemente hizo que me tendiera en su cama. Mis ojos recorrieron lentamente las ondas de su cabello y luego sus hermosos ojos cobalto. Sus manos empezaron a recorrer mis labios. La besé, la besé como si no hubiese un mañana. La moví solo un segundo lejos de mí para quitarme mis pantalones y todo lo que me estorbara en ese instante. Le abrí las piernas y la trepe sobre mí. Los labios de ella buscaron los míos, y el beso la dejó temblando. Hundió sus dedos en mi cabello y atrajo aún más mis labios sobre los suyos, besándome con una pasión que ignoraba poseer.

CollingwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora