Capítulo 6

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Casi todos los hermanos de Peter se encuentran en el hospital con nosotros. Su media hermana Sophie, Lucas y su hermana melliza Diana .
-De acuerdo, primero que todo: Él es una cabeza de queso con pequeños hoyos en su cabeza-dice una de las hijas del capitán.
-¡Pero le han clavado una flecha!-exclame asustada.
-Malia, cabeza de queso es una manera para referirse a las personas de Wisconsin-dijo Diana.
-Que suelen ser muy necias-dice Sophie.
–Ha sido una locura lo que ha ocurrido–recalcó Lucas.
-Peter quiero que cuides a Malia todo el tiempo que tenga que estar en el hospital–dijo su padre tomando su brazo para llamar su atención.
-Papá son ocho días en el hospital y saldrás para tomar reposo absoluto por al menos un mes y medio-dijo Diana.
-Sí, por eso quiero que Peter cuide bien de Malia. Su padre me mataría si le sucede algo.
-¡La cuidaré como mi vida, señor!  -dice Peter tomando la pose de cadete que usan los militares cuando se colocan una mano en su frente al estar en frente de alguien de mayor rango.

Luego asintió y él le dió instrucciones a Peter para que no se moviera ni un centímetro de mi lado. Ahora, Peter se encuentra adherido a mí como un gemelo siamés. Es como un Hombre de Negro y hasta carga un spray de pimienta. Tú nómbralo, Peter lo tiene. Incluso hoy tenía una mueca intimidante en el rostro, dando la orden de que todos debían mantenerse alejados de nosotros.
-Te tomas tu papel demasiado en serio -bromeo.
-Lo que el hombre quiere, lo obtiene -dice serio.
-¡Peter estamos viendo una película en la sala! ¿cómo es que piensas que alguien va hacerme algo?
-Nunca se sabe, Malia.
-No quiero saber cómo serán los demás días, apenas llevamos tres días de haber dejado a tu padre en el hospital.
-Tres importantes días.
-Llevas durmiendo en mi habitación desde entonces-alzó mi ceja en señal de desaprobación.
-¡Oye no es mi culpa!
-¡Tienes habitación propia!
-Diana la ha pintado sin decir nada. El olor no me deja dormir.
-¡Se lo permitiste!-digo bajando mi rostro.
-No puedo escuchar una mierda ¿cómo crees que puedo entender lo que acabas de decir si bajas tu rostro?
-Eres.un.miedoso. No puedes decirle que no a tu hermana.
-Bueno al menos no debo escuchar tus quejas cada mañana.
-¿Cuándo terminará esta película? Tenemos como dos horas de estar sentados en la sala viéndola-digo quejosa.
-¡Es una buena película!

Inclino mi cabeza y lo miro. Me está observando, pero no puedo decir lo que su rostro está tratando de transmitir. Si tuviera que adivinar, diría que está pensando: <<Oh, oye, Malia. Nuestras bocas están muy juntas. Vamos a hacerles un favor y cerrar esta brecha>> Sus ojos caen a mi boca. Sus labios carnosos se separan ligeramente mientras tranquilamente toma varias respiraciones lentas y profundas. Por mucho que diga querer estar desapegada de los chicos, y ser independiente y fuerte, lo único que estoy pensando es en lo mucho que me gustaría que tomara completo y total control sobre mí. Quiero que domine esta situación rodando sobre de mí y juntando esa increíble boca con la mía, dejándome completamente dependiente de él, necesitando recuperar el aliento.

Mi teléfono recibe un texto, interrumpiendo mi imaginación hiperactiva <<¿Qué estaba pensando? Este es el amargado Peter que hace mala cara a todo lo que digo>>Peter cierra los ojos y se vuelve hacia la dirección opuesta. Suspiro, sabiendo que ni siquiera oyó el texto, igual no puede, sino que se alejó por su propia voluntad. Lo que significa que me siento muy incómoda ahora por sólo haber tenido esa rica conversación interna en mi mente. Llevo la mano detrás de mi cabeza y tanteo hasta que encuentro el teléfono.

*
Estabamos a las afueras de un imponente edificio, parece sacado de un dibujo. El largo, edificio de tantos pisos de ladrillo se extiende bellamente sobre un paisaje, rodeado con flores tan grandes y brillantes que tengo la urgencia de ir y tocarlas, solo para asegurarme que no son de plástico. En el interior del vestíbulo de mármol, dos chicas adolescentes susurraron y señalaron a Peter mientras pasaba, porque por supuesto, lo notaron. Lo notas como notarías a un toro caminar a través del vestíbulo. Sus miradas parecen escanearnos rápidamente, al grupo que venimos con él, y después comienzan a observarme a mí. Levanto una de mis cejas con una sonrisa divertida, y parecen determinar que probablemente soy su novia, pero no.
-¡Mira! Él siempre está recibiendo miradas -dice mi querido Travis.
–Es cierto.– dice Jack, el cual me visitaba cada vez que podía. Intentábamos encontrar un momento para escapar de las garras de el amargado Peter.

CollingwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora