Nunca había estado allí sola, ni de noche, era el momento del día en el cual tenía con
más probabilidades de encontrar respuestas. Llegué a una zona muy inhabitada llamada Allrow, se encontraba a las afueras de New York, justo después de las seis de la tarde. Dos personas cerca de la zona apenas me miraron dando seguramente por sentado que sería una vecina que regresaba a su hogar.Nada de preguntas. Ya tendría que dar bastantes explicaciones dentro de unos momentos. Había recordado el número de casa. Me detuve un instante ante la puerta. Toqué lo suficiente en la puerta. No esperaba que la puerta se abriría con tanta rapidez, junto con otras cuatro de las ventanas contiguas.Empecé a sonrojarme pensando en todos aquellas personas a los que al parecer había molestado, pero mi bochorno se tornó confusión cuando al mirar a derecha e izquierda sólo vi unos ojos oscuros que se apiñaban en el pasillo y a otro en la puerta que tenía ante mí. Se preguntarán como termine aquí. Todo puede resumirse al momento que salimos del hotel. Estaba tan furiosa con Jack, Travis e Ian que tome un taxi en un arranque de enojo. Le pedí que me llevará al lugar donde podríamos encontrar la siguiente pista de mi nacimiento, era una casa a las fueras de la ciudad.
- Lo siento - dije, antes de que me empujaran al interior de la casa.Me soltaron, pero la puerta se cerró detrás de mí. Me volví para enfrentarme al culpable, pero me encontré con que eran dos. El otro había estado escondido tras la puerta. ¿Estaban vigilando algo? ¿Por eso habían abierto tan rápido? ¿Y las otras ventanas? ¿También aquellos hombres vigilaban algo? Dios, Dios, ¿dónde me había metido? Esta gente debía de haber alquilado la casa para su uso.
- Creo que me he...
- Cállese, señorita.
- Pero me he...
- ¡Cállese, señorita! - insistió el mismo individuo.Yo estaba indignadísima. Estaba a punto de golpear a aquel tipo cuando desde el sofá de la sala llegó una voz mucho más disgustada de lo que hubiera sido la suya, hablando un dialecto muy extraño. Yo lo miré y vi a otro hombre, sentado. Era joven... o tal vez no, era difícil decirlo. Llevaba una especie de saco blanco. Su voz sonaba enojada, pero sus ojos se fijaron en mí con interés.
- Mire, siento haber molestado a su señor - susurre- ¿Puedo irme ahora? Es obvio que he cometido un error.La respuesta me llegó del sofá. Y yo me sentía demasiado incómoda para volver a mirar hacia allí. Fuera quien fuera aquella persona, evidentemente había turbado su sueño. Él aún estaba en el sofá. La situación era completamente indecorosa.
- Soy Sebastián Brenes, señorita. Y hablaré en nombre de mi señor. ¿Está buscando al chico inglés con acento americano?
-No. Busco a una mujer llamada Ana ¿sabe si vive cerca de aquí? - pregunté.
–¿Inglesa?
–¡Sí!
- Sí, son conocidos por nosotros. ¿También son conocidos por usted?
–¿Cómo dice?
–Usted esta buscando a una mujer mayor, Ana Lucía, la cual cuida a una niña. Nadia Sawyer.Los miró a todos un poco sorprendida al escuchar el apellido Sawyer.
–¿Le resulta familiar esa información?
–Solo hasta cierto punto.
–¡Bien! Nos complace mucho saber esto. Quizás usted podrá decirnos dónde encontrarlo.
–¿A quién?
- ¿El hermano sabrá dónde encontrar al otro?
- ¿Hermano?
- No puede marcharse, señorita.Evidentemente aquel hombre no conocía a los ingleses tan bien como creía. Somos obstinados y no nos dejamos controlar por nadie.
- ¿Cómo ha dicho?
- Se quedará aquí hasta que uno de ellos se reúna con nosotros.
- ¿Le están esperando? ¿A Ana Lucía?
- Esperamos que el señor Sawyer venga cuando se entere de que está usted aquí. Primero deberá ser informado.
- Oh, está bien. Vayan a buscarlo, supongo que puedo esperar un rato.Pero, pensándolo mejor, creo que puedo esperar y verlo en otra ocasión–me detuve a pensar un segundo, ellos jamás dijeron el femenino en ninguna de sus palabras–aunque creo que no estamos buscando a la misma persona.
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Collingwood
Mystery / ThrillerMalia Collingwood es una joven excepcional pero cuando la solitaria chica regresaba de buscar pistas sobre sus verdaderos padres su vida da un giro y se despierta el día después de su decimoctavo cumpleaños. Enjaulada, detrás de unos barrotes, es d...