El milagro

1.8K 235 37
                                    

La rutina se le clavaba a Dan como un puñal en el pecho. Levantarse, desayunar, su madre le lleva al instituto, "atiende", vuelve a casa, hace sus tareas y lo demás tiene muy poca variabilidad.

Aquel día no parecía ser muy diferente a cualquier otro. Se levanta y baja a desayunar. Su madre hace todo lo posible por hacer sonreír a su hijo, que vagamente le mira. Al terminar, coge su mochila y mira a su madre, que con tristeza, fuerza una sonrisa.

-Buen día, hijo.-Dice su madre con sus manos.

-Igualmente.-Gesticula Dan y sale de su casa.

Hoy es martes y su madre no puede llevarle al instituto ya que trabaja cuidando de dos niños que viven a dos calles, por lo que sólo le queda la opción de caminar.

Son las 8:50 y sus clases empiezan a las 9, pero no tiene lo que se dice... Prisa. Camina despacio mirando al suelo, imaginándose el ruido de sus zapatos contra el asfalto. Aunque algo le saca de su mundo cuando choca contra él, haciéndole tropezar y caer.

Dan busca al culpable, primero con el ceño fruncido y luego con miedo. ¿Y sí era alguno de sus compañeros que venía a molestarle? Pero para su sorpresa, encuentra al culpable y no es ninguno de sus compañeros.

Es un chico alto y delgado, con el pelo negro y ojos celestes. Lleva una sudadera verde y vaqueros, con su mochila colgada a su espalda. Dan mira a sus labios, esperando escuchar algo, aunque por supuesto, esa respuesta no llega. El chico mueve su boca, en lo que Dan traduce como un 'perdona'.

Dan mueve su mano, indicando que está bien, se levanta y, sin mirar al chico, empieza a andar. No le gusta ser así de duro con la gente, pero, ¿cómo podría contestar al chico si ni siquiera sabe qué le ha dicho? Decide dejarlo pasar e irse a clase.

--

Ya en el aula, Dan se sienta atrás del todo, como siempre, y garabatea en su libreta. Sin darse si quiera cuenta, se encuentra a sí mismo dibujando un pequeño piano. La frustración le inunda el corazón, y no tarda ni un segundo en arrancar la hoja y tirarla a una papelera cercana.

Nota movimiento a su alrededor, por lo que sube la cabeza para ver qué pasa. Al frente de la clase, el chico con el que había chocado, mira desesperado a la profesora.

Dan hace un esfuerzo para saber qué está pasando, pero nada. Decide esperar a que la profesora le traduzca la situación, si es que se acuerda.

-Él es Phil Lester, será vuestro compañero éste año. Tiene tu misma edad.-Dice la señora Smith en lenguaje de signos.

Dan asiente y mira al chico, que ya tiene nombre. Está hablando, por lo que Dan mira a la profesora, interrogante.

-Dice que tiene dieciséis, que le encantan los videojuegos y viajar.-Dice y Dan suspira.

Probablemente le siente a su lado. Siempre lo hace, como intentando que socialice. Ni que fuera su madre, piensa Dan. Sin duda el chico parece simpático, pero todos lo parecen al principio. Seguro que en cuanto pueda cogerá sus cosas y se irá a otro asiento.

Ve como la señora Smith señala la silla a su lado y Dan para sus adentros. El chico se acerca sonriente y se sienta. Dan, para no ser demasiado maleducado, sonríe también.

La clase sigue, y mientras Dan coge apuntes de la lección que la profesora escribe en la pizarra, nota como alguien le da dos toques en el antebrazo. Dan mira a su derecha, donde se sienta Phil, y ve como el chico mueve sus labios articulando palabras que para Dan son inexistentes.

-S...Soy...Sordo...-Masculla Dan. Nunca ha vuelto a hablar, y está será la primera vez que abre la boca como en dos años para articular palabras.

Phil alza las cejas y pestañea, sorprendido, pero sin perder la sonrisa. Entonces, ocurre lo impensable, lo increíble.

-Oh, perdona, no lo sabía.-Dicen las pálidas manos de aquel chico, que se gira y mira a la pizarra de nuevo.

¿¡QUÉ!? Dan no puede controlar la emoción que lleva dentro. Aquel chico, Phil, acaba de hablarle en lenguaje de signos y se ha quedado tan tranquilo. Dan, tembloroso, toca el brazo de Phil para llamar su atención.

-¿Me entiendes?-Dice, a una velocidad impresionante.

Phil hace una mueca, coge una hoja de papel y empieza a escribir. Dan frunce el ceño e intenta leer qué pone.

"Perdona, pero no puedo entenderte si hablas tan rápido. No soy muy bueno en esto."

Dan mira a Phil, que sonríe. Dan coge su boli y se inclina sobre la hoja.

"Claro, perdóname. Simplemente, no estoy acostumbrado a hablar con chicos de mi edad... Así."

"Lo entiendo, tranquilo, ¿cómo te llamas? - P"

"Soy Daniel, pero me puedes llamar Dan."

"Encantando... Creo que seremos buenos amigos,... Si tú quieres. - P"

La mano de Dan temblaba sobre el papel. No había estado tan contento desde hace ya unos años. ¿Un amigo? ¿Que clase de regalo de Dios era aquel?

"A mí me parece perfecto - D."

Y aquello era sólo el principio de la sorpresa.

Learning To Love [PHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora