Capítulo 24

112 5 1
                                    

Estábamos a algunos kilómetros de llegar cuando desperté, pero el resto aún dormía, menos Jutta que ya estaba preparando el desayuno y David que estaba sentado en la mesa con su computador abierto. Los saludé a ambos, y me senté en la mesa, que Jutta ya había llenado de cosas ricas para comer.

-¿Cómo estuvo tu noche?

-Me costó mucho dormiré, pero dormí bien -le comenté a David -Supongo que quieres la respuesta -ladeó un poco la cabeza queriendo decir que no me presionaba, pero luego asintió.

-Te voy a responder sólo cuando me aclares algo... quizás la respuesta no cambie, pero quiero tener algo claro.

-Vamos, lo que sea -cerró el computador y se volteó hacia mí.

-En el caso hipotético de que yo decidiera seguir con ustedes, ¿me tengo que ir con ustedes a Estados Unidos? -antes de responderme, pareció pensar la respuesta y miró hacia donde estaba de pie Jutta.

-Bueno, no sólo eres traductora, por lo que como organizadora sí o sí te necesitaremos allá... en el periodo que estemos allá sin hacer conciertos, claramente no te necesitaremos como traductora, no al menos para ayudar a los chicos, pero como organizadora tienes que estar... por lo que la respuesta es sí, te tienes que ir con nosotros a Estados Unidos -alguna parte de mí sabía que tendría que hacer eso, sospechaba mucho que no fuera así -Si lo que te preocupa es dónde vivir allá, los gastos y todo eso, no tienes de qué preocuparte. Tenemos una casa allá, donde obviamente las dos podrán vivir...

-Claro que me preocupo, como llegaré allá si no tengo donde vivir.

-Esto es sólo hipotético, ¿no? -preguntó con un tono de evidente risa, yo asentí -Bien, entonces hipotéticamente hablando, cuanto termine esta parte de la gira, volveremos a Alemania por un día y luego nos iremos, y tú te irías con nosotros... a vivir con la banda en una hermosa casa de Los Ángeles, con los gastos pagados y una infinidad de buenas fiestas.

-Si seguimos hablando en el caso hipotético, la verdad es que lo que más me preocupa es dónde vivir, el resto me lo podría arreglar yo, los gastos corren por mi cuenta, eso no me importa...

-Entonces pequeña Sam, dejando de hablar hipotéticamente... ¿te vas o te quedas? Recuerda que si te quedas, no sólo tendrás muchas comodidades en una cómoda y linda casa en Los Ángeles, también tendrás acceso a fiestas, pasarelas, tiendas y un sinfín de cosas más, además de un grato ambiente familiar y si quieres también, te regalo un perro -no pude evitar reírme con todo lo que dijo David, cada vez me convencía más de que él no debía ser manager, sino un promotor o abogado, cualquier aservía, y es que su poder para convencer a las personas era muy grande y bueno.

-El perro es la oferta más tentadora de todas, podría aceptarlo sólo si me dejas elegirlo -asintió riendo -, y bueno, sólo porque tendré donde vivir y un perro, me iré con ustedes.

-¿¡QUÉ!? -su grito debe haber despertado a la mayoría de las personas en el bus, si es que no los despertó a todos. Se acercó feliz a mí y antes de poder reaccionar, ya estaba envuelta en sus brazos y casi no me dejaba respirar. Mi cara estaba aprisionada con su pecho, y estaba segura de que si éste hubiera sido un vidrio, del otro lado mi rostro sería un chiste.

-Bien... creo que es mucha emoción para algo tan tonto -le dije cuando nos soltamos, pero David negó efusivo y aplaudió rápidamente.

-Claro que no, me alegra mucho que te quedes, no sabes cuánto -me pasó una taza y él tomó una, e hicimos un salud, aunque no teníamos ningún líquido que beber.

Bromeamos un rato con el tema, y luego fui a ducharme para aprovechar que aún nadie se levantaba, aunque ya algunos habían despertado, entre ellos las mascotas que ya habían ido a hacer sus necesidades, y el olor que había era bastante fuerte.

Thousand OceansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora