Capítulo 53

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Luego de una noche maravillosa junto a Tom en un restaurante ubicado en la costa rodeados de una panorámica hermosa del océano, volví a mi apartamento para descansar, aunque las energías se me habían recargado después de lo bien que la pasamos en la cena de "celebración". No la encontraba para nada necesaria, pero si Tom quería hacerlo, me uniría a él, al fin de cuentas si era buena la idea de residir por un tiempo en la ciudad de la fama.

La paz y tranquilidad que me invadía, sólo reafirmaban mi postura frente a lo que estaba pasando. No sentía culpa por lo que había pasado con Ria, bien merecido se tenía lo que le dije, y aunque tuviera o no razón, era mi momento de hacerme respetar, y no tuve que llegar a los golpes para que la chica me entendiera.

De mi boca no saldría lo que pasó entre ella y yo, yo no sería quien develaría lo que realmente era Ria, sólo me conformaba con saber que yo ya había contribuido con ello y esperaría sin prisa que el tiempo y el destino fueran los encargados de hacer salir a esa verdadera Ria y hacerla pagar por las cosas malas que había hecho, no sólo por lo que me hizo a mí, sino por todas las personas que alguna vez tuvieron algo que ver con ella y que cayeron en uno de sus tontos juegos.

La única que supo lo que pasó entre Ria y yo, fue mi hermana, así que eso se mantendría en secreto, a no ser que fuera la misma Ria la que dijera algo, pero no lo creía; si yo estuviera en su lugar, sería demasiado humillante para mí.

-¿Se puede? –despegué mi vista del papel que tenía en mis manos y sonreí.

-Pequeño Kaulitz... ¿cómo estás? –me acomodé en la silla y esperé en la misma posición a que Bill llegara a mi lado. Me besó en la mejilla y se sentó frente a mí.

-¿Cómo estás, tu costilla cómo está?

-Mucho mejor, ya casi no me duele... así que en poco me verás en las pistas de nuevo –nos echamos a reír al mismo tiempo -¿Qué haces acá tan temprano?

-Tenía que hablar unas cosas con Robert, así que aproveché de venir a verte.

-¿Tienes algo que hacer? –negó -¿Quieres acompañarme a hacer unas compras?

-¡Qué buen panorama! –aplaudió emocionado y asintió con efusividad.

-Tengo que terminar esto y estoy lista, me demoro cinco minutos.

-Me parece perfecto, iré a buscar mis cosas y te espero, ando en auto, así que vamos en el mío –asentí sin discutirle y antes de que pudiera darle una respuesta verbal, Bill ya estaba fuera de la oficina.

Terminé lo que me mantenía ocupada y en cuanto estuve lista con ello, me arreglé para poder salir. Tenía que comprar un par de cosas que Hillary había encargado y que no podía comprar porque no estaba en la ciudad, y yo podía ayudarla, más que mal ya me sabía cada una de las cosas que se necesitaban, y con Bill, sería mucho más fácil, al fin de cuentas las cosas que compraría también las utilizaría él.

Subimos a su auto estacionado afuera del estudio y en poco tiempo emprendimos rumbo al centro comercial, según Hilary ahí encontraría todo lo que tenía en la lista, así que esperaba que fuera así. Por lo de la costilla aún no podía hacer todo con toda normalidad, y aunque ya estaba mucho mejor, había comprobado que había cosas que aún no podía hacer.

Había tantos lugares por recorres, que agradecí a la vida que Bill estuviera conmigo, él sería quien me guiaría todo el camino, él conocía más de la ciudad y también de las cosas que había que comprar.

-Sam, tengo algo que contarte.

-Dime –le respondí mirando una prenda que perfectamente podía servir para Georg.

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