Capítulo 46

83 7 1
                                    


Con toda seguridad puedo decir que he tenido fiestas buenas, pero la que habíamos hecho anoche, superaba cualquier expectativa. Habíamos bebido, fumado, reído y bromeado como no lo hacíamos desde hacía mucho tiempo. Lo que comenzó como una pequeña reunión entre los amigos más cercanos, terminó en un proyecto x en el que más de alguno terminó sin consciencia tirado en el baño.

No pudimos tener mejor recibimiento que ese, pero debo admitir que extrañé la presencia de los chicos de la banda, hubiese querido que hubieran compartido esa noche con nosotros, pero sabíamos que eso no era posible. No con Andre, Marcus y Bryan ahí.

Tenía la esperanza que las cosas entre ellos y los gemelos se solucionaran cuando supieran del embarazo de Karlie; era una muy buena excusa para amistarse nuevamente, o al menos para poder verse sin sacarse los ojos de pasada.

Si había alguien en el mundo bueno para esconder cosas, esa era mi hermana. Pasó toda la noche como si nada, se inventó buenas excusas para decir que no a un trago o a un cigarro, y aunque sorprendió a más de uno con sus negativas, estaba segura de que no levantó sospechas en nadie.

-No puedo creer que tengas la cara de venir a verme luego del mensaje que me mandaste ayer –elevé una ceja y riendo me acerqué a Tom para saludarlo.

-¿Quieres que te recuerde como fue cuando nosotras fuimos a la casa de tus padres? Al menos yo te di más de veinticuatro horas para que te preparas, tú sólo me diste dos –me agarró por el cuello y me acercó a él para besarme, luego de cerrar la puerta tras él.

Era primera vez que iba a su casa en Alemania, bueno la primera no, pero si en la que iba porque realmente quería hacerlo. La vez anterior había sido una experiencia un poco desalentadora y casi obligada.

-Tendrás que hacer algo más para convencerme de ir.

-No haré nada Kaulitz –me solté de él y caminé para ir a sentarme –Ahora que tendrás un sobrino, no tendrás como desligarte de mis padres, los verás igual –me senté riendo y lo miré esperando que él se acercara también.

-Podrías convencerme… Bill no está, estamos solos –dijo sentándose a mi lado, mientras me tomaba para ponerme sobre él.

-No haré nada Kaulitz, ya te lo dije.

-Un pequeño incentivo –siguió. Sus manos se apoderaron de mis caderas y las acarició con decisión –Bill no llegará en un buen rato, salió con Karlie –acercó su cara a mi cuello y se hundió en él, depositando pequeños y húmedos besos en mi piel.

-Ahora te importa que estemos solos, pero otras veces te dio lo mismo.

-Considera que estando solos, no tienes que preocuparte de ahogar gritos –me alejé de él enseguida y me puse de pie. Se echó a reír como si hubiese dicho el chiste más bueno del mundo e intentó tomarme de nuevo, pero yo ya estaba lejos de él como para que lo pudiera lograr –Bien, entonces vayamos a mi habitación –se puso de pie y me guió sin esperar una respuesta de mi parte hacia la escalera.

La casa era de aspecto muy parecido a la casa en Los Ángeles, incluso la distribución de las cosas era muy parecida. La decoración incluso también lo era, y podía suponer que era obra de Bill, porque dudaba que Tom se esmerara en eso.

Nos acostamos en la cama abrazados y comenzamos a hablar, tal cual lo hacíamos como cuando éramos pequeños. Nos reíamos como dos pequeños disfrutando de las cosas más mínimas. No hubo contacto sexual, no hubo intenciones más allá de hacer reír al otro; sólo abrazos, sólo risas.

La tarde pasó rápida entre recuerdos e historias que teníamos que contarle al otro; fue como una oportunidad para ponernos al día con todos los años que habíamos pasado separados, y parecía que todo seguía igual. Obviamente nuestros rumbos habían sido completamente diferentes, pero en esencia, seguíamos siendo los mismos.

Thousand OceansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora