Capítulo 32

153 6 2
                                    

-¿Iremos a su casa o será en un restaurante? –miré a Tom esperando que respondiera la pregunta de Karlie, pero siguió en silencio mirando hacia adelante concentrado en manejar.

-En la casa –respondió Bill algunos segundos después –Mi mamá me dijo que preparó Steckrübeneintopf* –miré rápidamente a mi hermana y ambas sorprendidas fruncimos el ceño casi imperceptiblemente. Ese plato, era nuestro preferido, y a no ser que haya sido mucha coincidencia, Simone lo seguía recordando.

-Que rico, será como volver a Alemania –comentó mi hermana.

-¿Sigue siendo su plato favorito?

-Sí –respondimos al mismo tiempo mi hermana y yo, y Pumba ladró como si se hubiera puesto feliz de haber escuchado nuestra respuesta.

-¿Tú le dijiste que hiciera eso, o Simone lo recordó? –lo interrogó mi hermana, pregunta que yo también quise hacer, pero que ella me robó.

-Lo recordó –dijo Tom –Aunque no lo crean, ella se acuerda de muchas cosas de ustedes.

-Sí, no les diremos más para que ustedes mismas vean las cosas que hizo –agregó Bill. Nosotras sólo asentimos y dejamos de hablar. No mucho después se generó una conversación entre los hermanos, y un Pumba desesperado por bajarse, ladraba y se movía de Karlie a Bill, y así sucesivamente.

No sabía muy bien dónde íbamos, pero la mayoría de los lugares por los que pasamos ya me eran conocidos, pero en cuanto más avanzábamos, más nervios sentía. Quería y no quería que nos reencontráramos. Muchos pensamientos corrían por mi cabeza y no podía concretar ninguno, además sentía que comenzaba a transpirar y que se me correría el maquillaje de mejilla y que Simone al verme, vería el moretón de golpe. Me sentí enrabiada al pensar que había cuidado muy bien mi labio para que no quedara huella, y cuando había desaparecido, recibía otro. Nada podía ser mejor, enserio.

-Sam –moví mi cabeza de un lado a otro rápidamente y miré a Tom.

-¿Qué?

-Ya llegamos –miré hacia mi lado, y me di cuenta que ya estábamos estacionados en una gran casa, muy parecida a la de la banda. Miré por última vez a mi hermana, y abrí la puerta para bajarme, acción que repitieron los tres, hasta que nos encontramos juntos a un lado del auto.

Dejamos que los gemelos pasaran delante de nosotras, y casi instintivamente nos juntamos lo que más pudimos, intentando cuidarnos entre las dos, como dos niñas pequeñas escondiéndose de la multitud.

Respiré profundo y seguí caminando, convenciéndome mentalmente que no podía ser tan malo, que lo peor que podría pasar era que discutiéramos por algo, y dudaba que fuera así.

-¡Mis niños! –la garganta se me hizo un nudo y las manos me comenzaron a temblar. Miré a mi hermana en busca de su mirada, pero ella miraba hacia abajo con una mano en su boca, mordiéndose las uñas como solía hacer cuando los nervios la invadían.

-Mamá... ¿cómo estás? –le preguntó Bill aún abrazándola, pero yo no podía ver a Simone, Tom nos cubría.

-Bien mi amor, estás enorme –se rieron los tres al mismo tiempo, y Tom caminó, dejándome el espacio para verla, pero desvié mi mirada antes de que uniéramos nuestras miradas –Y tú... estás tan lindo, mi amor –no quería que se separaran, porque luego vendríamos nosotras. Quería salir corriendo, no quería, sentía que no podría hacerlo.

-Mamá, no seas exagerada –dijo Bill, con un tono de celos evidentes.

-No puedo creerlo, están tan hermosas –levanté mi cara queriendo aún salir corriendo y sin pensarlo mucho comencé a caminar hacia ella que también caminaba hacia nosotras -¿Cómo estás Sam?

Thousand OceansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora