Me levanté a las nueve y media de la mañana producto de la alarma de mi celular. No me quería levantar porque estaba cansada, y además hacía frío, pero tenía que hacer así que con las ganas que no tenía lo tuve que hacer.
Tomé un par de toallas y me fui directo al baño. Mientras me sacaba el pijama, abrí el agua para que se regulara a mi gusto, segundos después me encontraba bajo el estridente chorro de agua caliente que para el clima no venía nada de mal.
Anoche había llegado casi a las cinco de la mañana, y prácticamente había dormido cuatro horas y media. Menos mal que no bebí mucho, porque o sino no me levantó y no voy al trabajo.
Respecto a la fiesta, no hay mucho que contar. La pasé casi toda con Andre y no precisamente solo como amigos… pero no pasamos más allá de besos y de recordar algunas cosas.
Mi hermana nos vio, los chicos también, pero no dijeron nada, es más, parecía como si lo nuestro ya viniera de un tiempo atrás y parecía como si para ellos fuera normal. De todas maneras no podía dejar de sentirme incómoda, y es que Andre y yo siempre habíamos sido amigos y desde que fuimos novios y terminamos nunca había pasado algo similar a lo que había pasado ahí, aún así no me arrepentía.
Quizás Karlie, Anne y todos los demás luego me preguntarán que había pasado, a lo mejor me sentiría algo incómoda hablándoles de eso, pero no me iba a arrepentir.
Quince minutos después me encontraba sentada en la cama de mi habitación con una toalla enrollada en mi cuerpo y otra en mi pelo.
Me quedé un rato sentada, esperando que mi cabeza dejara de pensar un poco y así poder empezar bien el día.
Antes de dirigirme a mi armario, abrí un poco la cortina de la ventana que daba a la terraza. Se veía el sol, por lo menos, pero había muchas nubes oscuras alrededor.
Me puse la ropa interior, luego me eché crema en el cuerpo y así me fui a mi armario. Saqué un pantalón negro, con una polera gris larga y me las puse ahí mismo. Luego me puse tacones negros y me fui al baño.
Me peiné el pelo con calma, y es que al tenerlo tan largo y ondulado se me enredaba de sobre manera. Después de eso, me maquillé acorde la ropa y por último bajé ya lista a tomar desayuno.
-Buenos días Laureen –dije mientras me sentaba en la mesa americana.
-Buenos días Sam, ¿cómo amaneciste?
-Bien, supongo. Un poco cansada, pero con un buen café se me pasa –comenté sonriendo.
-¿Qué vas a comer? –preguntó Laureen mientras me hacía el café.
-Lo mismo de siempre.
-Bien –puso dos rebanadas de pan en el tostador eléctrico –Sam, tus papás me dijeron que a las nueve de la noche, Karlie y tú se tenían que ir a Le Kaschemme, dijo que podían llevar a alguien –pensé por un rato lo que había dicho, y es que mi mente andaba un poco lenta y no me acordaba que Le Kaschemme era un restaurante.
-¿No te dijo por qué? –negó con la cabeza.
-Solo dijo que fueran puntuales y que fueran muy lindas –reí ante su comentario.
-Bueno, al almuerzo les pregunto a qué se debe la cena.
-No van a venir a almorzar –me puso un plato con ambas tostadas enfrente de mí –Dijeron que iban a tener una reunión de trabajo y que no iban a alcanzar a venir.
-Ohmm… bueno, será –tomé una rebanada de pan y le eché un poco de dulce de mora.
-¿Vas a almorzar acá?
ESTÁS LEYENDO
Thousand Oceans
Fiksi PenggemarSam y Karlie Kummer luego de catorce años de amistad con los hermanos Kaulitz, sufren una gran decepción cuando los gemelos se marchan sin decir adónde. Pasado algunos años, una de las gemelas es la protagonista del reencuentro con los ahora, famoso...