1. Dos vidas oxidadas.

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Capítulo 1.

Chrystalle

El viento frío susurraba acariciando mi rostro, mientras caminaba por esas oscuras calles de Londres, el único sonido que escuchaba eran mis zapatos de tacón al chocar rápidamente con el suelo. Metí mis manos a los bolsillos de mi abrigo, gris, como el color de los corazones de mi madre y su marido, que nunca me cayó bien, se integró en nuestras vidas hace 3 años, cuando tenía 13 años y desde ahí demostró que para él lo único importante es el dinero.

Simplemente decían "Viajes de trabajo, querida. Volvemos en un mes. Tu hermano te cuidará. Los queremos". Ni se despedían de nosotros con un abrazo, sólo tomaban sus maletas y salían de la casa hacia el taxi y partían sin mirar atrás.

Mi cabellera rubia se alborotaba con el viento, mi bufanda blanca parecía flotar.

Mientras seguía caminando traté de arreglarla, pero el viento prefirió llevársela.

Corrí tras ella, que volaba rápidamente hacia la zona boscosa de la ciudad, unas calles después de donde estaba caminando. Terminaron las ráfagas de viento y mi bufanda cayó.

Cuando llegué, levanté mi bufanda, es increíble este lugar, siempre hay tanto viento como si cada día se fuera a terminar el mundo. Pero, haría cualquier cosa por esta bufanda, es el único recuerdo que tengo de mi padre, que nunca conocí, pero mi madre dice que posiblemente ya no esté vivo.

Debajo de mi bufanda, había una caja oxidada. Con rayas blancas a los lados y en el centro, negro, pero despintado y con marcas de rasgados que probablemente hicieron con un cuchillo.

Miré detenidamente la caja, y decidí llevarla en mis manos. Seguí caminando unas calles después y llegué a mi casa, con todas las luces apagadas.

Busqué mis llaves y recordé que había olvidado mi bolso adentro.

-Perfecto Chrys, nunca te falta olvidar lo más importante en tu casa -me dije a mí misma-.

Me deslicé hacia abajo recargándome en la puerta hasta quedarme sentada.

Saqué mi celular y le llamé a mi hermano. Esperé un minuto a que pasara algo y no pasó nada. No contestaba. ¿Dónde andará?

Empecé a escribir un mensaje que le enviaría a mi mejor amiga.

"Alysha, ¿me recibirías en tu casa?"

Esperé unos cuantos minutos, viendo hacia los lados para ver si aparecía el automóvil de mi hermano, pero por primera vez en años, la calle estaba completamente silenciosa y solitaria.

Las luces de la casa de la Sra. Mawrtbell, una mujer cordial y protectora, estaban prendidas, era la única casa de toda la calle así.

"Chrystalle, me encantaría, pero ya sabes, mi papá llegó borracho y está discutiendo con mi mamá. Llego a tu casa en 10 minutos y hablamos, ya quiero salir de AQUÍ!"

"Descuida, Aly. Te espero afuera... No tengo opción."

"Oh, ¿las llaves otra vez? Qué descuidada. Tendremos que fingir que adentro dejaste prendida la estufa"

"Sólo... ¡Apúrate, Alysha!"

"Vale, vale. Mientras te dejo una historia de un asesino súper sexy, leéla y me dices qué te pareció cuando llegue, yo sí me quedo con él encerrada! Besos, ahora llego, Chrys!!"

Dudé en leer la historia, pero si no lo hacía, Alysha es de las típicas que se sienten mal por todo.

Abrí el archivo de la historia y lo empecé a leer.

Cuando terminé, aparecía una imagen de el "asesino".

Vaya, sólo son inventos de las personas que se la pasan aburridas todo el día, Chrys -pensé-.

Por un momento, recordé la caja que encontré. Era idéntica a la de la imagen de la historia.

-Oh, no es real, sólo es publicidad -dije, en tono serio-.

Miré a los lados y no veía por ningún lugar la caja.

Las luces de la casa de la Sra. Mawrtbell seguían prendidas, lo cual se me hizo raro porque en las noches casi nunca lo están.

Me levanté y fui hacia la puerta de su casa. Toqué el timbre.

Ni un sólo sonido. Toqué la puerta y estaba entreabierta, así que me decidí a pasar.

En la sala no había nadie, por lo que subí las escaleras lentamente.

Entré en la recámara de la Sra. Mawrtbell y ella estaba acostada de lado en su cama.

Di un suspiro.

-Sra. Mawrtbell quería ver si se encontraba bien, yo tenía... -me callé instantáneamente cuando vi la caja oxidada que había encontrado encima de la cama de la Sra. Mawrtbell.-

La volteé y me quedé helada al ver un agujero en su pecho pintado por varias capas de sangre. Sentí una punzada en el pecho al ver a su nieto, que yacía a su lado, con sus ojos inyectados de sangre colgando de su cara, con un gran corte en sus mejillas en las que se veía su carne salida de la que salían líneas gruesas de sangre, su cuello estaba rasgado, con dos líneas que se unían formando un gran tache carnoso y sangriento. Y en su mano, sostenía sus intestinos, con forma de uno de esos globos que se les da a los niños en sus fiestas infantiles en forma de perro, sólo parecía una masa sangrienta y cruelmente modificada hasta formar la figura de un perro.

Tan sólo un niño y yacía en la cama de su abuela, brutalmente asesinado... Creo que hablé hace años con él, cuando no tenía más de 6 años de edad, recuerdo que se llamaba Jimmy, era tan inocente, tan... Chico, con una vida por delante. Dos vidas oxidadas; y el responsable de eso es un sádico asesino psicópata. Estaba a punto de soltar una lágrima, pero algo no me dejó helada, sino gélida, y mi corazón se aceleró como nunca lo había hecho.

-¿Miedo? ¿Preocupación? -contestó una voz tan gélida como yo me encontraba, pero era muy ronca-, qué lindo de tu parte. Pero lamento decirte que lo he escuchado varias veces y no sirve como excusa.

Activity X |Laughing Jack|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora