19. Circo de dolor.

190 21 0
                                    

Laughing Jack

Han pasado dos días desde que fui a la casa de Chrystalle. He decidido dejarla tranquila estos días, pero mañana Jeff irá a visitarla.

Sigo incrédulo por lo que pasó esa noche. No esperaba que dijera eso. Ciertamente, Chrystalle se encontraba  borracha. Pero no lo estaba tanto como para decirme aquellas palabras.

—Eh, Jack -dijo Jeff, sacándome de mi trance-. ¿Cuándo voy a mandar a dormir a tu amiga?

—No la vas a matar, Woods. Es sólo tortura, entiéndelo.

—Lo sé, viejo, era broma.

Jeff sabía cómo sacarme de mis casillas.

—Mañana -respondí cortantemente-.

—¿Por qué hasta mañana?

—Cierra la boca, Jeff.

—Uy. Tranquilo, viejo -dijo Jeff alzando las manos-. Era una inocente pregunta.

Y dicho esto, salió de mi habitación.
Por estas cosas no me gusta tener compañía.

Tiempo después, me encontraba en el hospital psiquiátrico donde trabaja Chrystalle.
Caminé por los pasillos, nadie podía verme si yo no quería que lo hicieran, por lo que pasaban muchos niños y médicos al lado de mí.

Entré a una habitación y me dispuse a escuchar una consulta de una psicóloga. Era la mejor amiga de Chrystalle, hablando tranquilamente con un niño.

En esos momentos, decidí que quería que el niño me viera.

El niño me vio, y comenzó a gritar.
La amiga de Chrystalle, Alysha, lo miró, desconcertada, pidiéndole que le explicara el motivo de sus gritos.

El niño me señaló con un dedo, lo cual me hizo soltar una carcajada, porque Alysha no podía verme.

Alysha sacó al niño del consultorio y yo, antes de salir de ahí, deposité tres dulces en la mesa del consultorio.

Me aproximé a los sanitarios del hospital, en los que encontré a una mujer mayor, cepillando su cabello.

La asesiné. Y en el espejo, pinté con su sangre un caramelo. Dejé sus vísceras esparcidas por el suelo del sanitario.

Ya veremos cómo reacciona Chrystalle al enterarse de esto.

—————————————————————————-

En la misma calle en la que vivía Chrystalle, vivía una niña. Obviamente, más diversión para mí.

Entré a su habitación y la saludé. La niña se quedó perpleja.

—Hola, Olivia. Me llamo Laughing Jack, y seré tu nuevo amigo -dije, mostrando mis afilados dientes en una sonrisa-.

Ella, todavía insegura, se limita a mirarme y asentir.

—¿Quieres jugar?

—¿Te gusta jugar a las muñecas? -pregunta tímidamente-.

—Me da igual, sólo quiero jugar contigo.

Ella se aproximó a su baúl para sacar sus muñecas, pero en ese momento, alargué mi brazo y la amarré a una silla. Le tapé la boca con un trapo que encontré tirado, y comencé por cortarle las piernas, para después proceder con los brazos.

Ella se encontraba llorando y trataba de gritar. Yo me encontraba riendo, disfrutando de este circo de dolor que alimentaba las llamas de mi ser.

Cuando terminé, coloqué sus vísceras arriba de su cama, como si de serpentinas se trataran.

Le saqué los ojos y los puse en un vaso que se encontraba en su buró.

Con una sonrisa, admiraba mi trabajo terminado. La sangre se encontraba admirablemente brillante, viscosa y con un vivo color carmesí. El hedor que despedía su inerte cuerpo me hacía estremecer de alegría.

Salí de ahí y me dirigí a la casa de Chrystalle, dispuesto a esperar su llegada.

Activity X |Laughing Jack|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora