La propuesta

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El dolor era tan fuerte que no lo aguantaba, así que solté unos 2 gritos de dolor, sentí como gotas de sangre recorrían mi frente hasta llegar a mi mejilla. Pude ver que Antonio también estaba en el piso con una gran herida abierta en la frente, al igual que yo. 

- Antonio.-dije con una voz muy baja, casi inaudible.

Hasta que me di cuenta que Antonio ya estaba tratando de pararse del suelo. La herida que tenía era solo un poco más chica que la mía.

 Yo trataba de pararme, pero no pude hasta que sentí que Antonio se arrodillaba junto a mi y me levantaba del suelo sin ninguna dificultad. 

- Bájame, por favor.- le dije mirándolo a sus profundos ojos verdes.

-Bueno.-me dijo él bajándome hasta que mis pies puedan tocar el suelo.

Cuando el dolor ya había pasado un poco, pero todavía la sangre caía de nuestras heridas pudimos observar con que nos habíamos golpeado, era una reja de fierro la cuál estaba cerrada con  candado.

-Demonios.-dijo él- no hay nada.

-No-dije yo- hay algunas cosas en el piso.

Las cosas esas que estaban tiradas eran libros juveniles, los libros que yo leía hace unos dos años. Yo pensé que eran todos los que me habían decomisado los profesores por leer en clases, y si estaban los que me habían decomisado como Los Juegos del Hambre en Llamas, Maze Runner, Crépusculo, Divergente, Harry Potter, entre otros más y también habían otros, pero que no eran míos.

Como la reja estaba con llave no podía alcanzar a coger los libros, pero lo que si pude hacer fue recordar todo lo que había vivido con ellos. Como quedarme hasta las 2 de la madrugada leyendo Crépusculo, leyendo Maze Runner antes que hacer tareas, todos los amores literarios que tuve y que aún tenía como Edward, Cuatro, Peeta y demás. Y muchas cosas más.

-......................, tengo que decirte algo. - me dijo él un poco nervioso y no sabía porque .

- Si, Antonio dime.- le dije yo.

-No te has preguntado porque te regalé los aretes.

- Porque eres mi amigo.- dije yo con un tono de duda.

-Bueno, la verdad es que no es esa la razón. No me quiero poner cursi y tu sabes que no se me dan bien estas cosas, pero lo intentaré.-me dijo él- Te amo desde que eramos pequeños, ya no se como ocultarlo, lo conversé con Fátima y me dijo que te regalará algo por eso te di los aretes. Me gustas tanto que no se si podré estar en la universidad sin ti.

Cuando terminó de pronunciar esas palabras, pensaba que estaba escuchando mal, ya que Antonio había sido siempre mi amigo, no entiendo como pudo confundir la amistad con...... amor. Yo nunca pensé en Antonio como un futuro enamorado o algo así. Me hacia sentir muy feliz, pero lo quería como amigo así que hice algo para que no se sintiera muy mal.

Lo besé. En esos instantes no pensé en nada solo en él, lo bien que me hacia sentir y le preguntaba a mis sentimientos si lo quería como amigo o enamorado. Cuando encontré la respuesta dejé el beso para poder hablar.

- Antonio, lo siento, pero no quiero que nuestra amistad se vaya al agua por un romance, me haces sentir como nunca, cuando estoy contigo, pero te quiero como amigo. Lo siento-le dije yo, pero ahora con miedo de lo que él me iba a decir.

-Bueno entonces, lo siento no quise confundir las cosas, pero enserio te lo pido hay que intentarlo, aunque sea una vez y te dejo en paz.-dijo con un tono de esperanza.

-Lo siento, pero no te veo más allá de un amigo. Pero sabes a pesar de todo esto te considero como una de las personas que cambió mi vida para siempre.-dije yo.

-Tu no eres una parte de mi vida, lo eres todo. Pero, bueno como amigos.-dijo él finalmente.

Yo un poco triste me levanté y apenas salimos del sótano el timbre tocó, la hora de mates iba a empezar así que me apresuré hacía los lockers, saqué mis cosas, pero me acordé de la herida contra la reja así que, fui a enfermería.

  





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