CAPÍTULO III

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Diario de Angela Montenegro
02 de Julio
Corría o por un bosque húmedo y sombrío, apenas se colaban unos pocos rayos de sol, estaba temblando no sé si de frío o de miedo, solo escuchaba las aves y los aullidos de los lobos, hasta que escuche un grito  ¡Ales, Ales, Ales¡ ¡ no me dejes; estoy aquí¡ me desperté sobresaltada y sudando apenas eran las seis de la mañana.
Llovía a cantaros y entraba por mi ventana una brisa helada, lo que hacía muy extraño que estuviera tan sudada.
No era exactamente la misma pesadilla, pero si el mismo hombre alto, con de cuerpo escultural como un dios griego y el pelo desordenado por la brisa y la velocidad con que corría.
No estaba asustada; como cuando tienes una pesadilla sino desesperada, ansiosa y algo triste, me desperté con esa sensación como quien persigue a alguien a quien desea alcanzar, las manos me temblaban y el corazón me dolía de lo rápido que latía.

Me levanté y respiré profundamente contando hasta cien para calmarme, ¿por qué soñaba con alguien que no conocía?  Y peor aún ¿por qué perseguía a ese hombre?, que es lo que me ocurre, ¿quién es él? ¿Por qué me siento tan desesperada? Si, ni siquiera existe ese Ales, por lo menos no en mi vida.

Lo más loco es que ya tenía tiempo soñando con ese espectacular hombre, era el mismo en todos mis sueños, y era el mismo que había visto en el portal; esto cada vez era más raro.
Definitivamente cada vez estaba más demente, ahora no solo era la adolecente rarita y patosa que tenía sueños extraños, sino que también tenía alucinaciones.

¿Qué era lo que me estaba pasando? ¿Por qué ese hombre? Tal vez fuera un actor de alguna película que había visto cuando era pequeña que me había parecido hermoso y por eso soñaba con él, tal vez hablar tanto de cambios  había traído un recuerdo de mi subconsciente, no lo sé.

Me costó mucho conciliar  de nuevo el sueño, a pesar de que me puse mis audífonos con mi canción favorita, la que siempre me relajaba cuando estaba nerviosa, la canción A Thousand Years pero, lo único que conseguí fue dar vueltas y vueltas en la cama, así que bajé a tomar un vaso de leche, mis padres aun dormían plácidamente, el ruido de la lluvia se intensificaba, me senté mientras la calentaba en el microondas, estaba oscuro solo se veía la luz del aparato, mientras el vaso daba vueltas como una bailarina en una caja de música.
De repente allí estaba él, mirándome en el marco de la puerta, era blanco, con el cabello despeinado como en mi sueño, no podía distinguir bien su rostro, pero sabía que era hermoso, me quede inmovilizada no podía dejar  de mirar, sentía que se  me cortaba la respiración, tenía el corazón desbocado, estoy soñando, pensé, pero en ese instante el microondas pitó y él desapareció, tomé el vaso caliente en mis manos y como si estuviera sonámbula bebí un trago, estaba tan caliente que me quemé la lengua, al sentir el dolor supe que no estaba soñando, estaba totalmente despierta, no había sido un sueño, era verdad estaba allí frente a mí, otra alucinación, un fantasma, un demonio, no, no podía ser un demonio, tal vez un ángel; aquella belleza no podía ser algo malo, tal vez eran solo mis hormonas.
Estefany decía  que ser virgen a mi edad no era saludable.
Me terminé mi vaso de leche con mi dolor en la lengua y una sensación extraña y desconocida en mi cuerpo.

De nuevo en mi habitación, me envolví entre las mantas de mi cama decidida a dormir ya eran casi las siete, el cansancio me pasaba factura, así que me rendí y dormí tranquila hasta las 4 de la tarde, creo que nunca había dormido tantas horas seguidas sin despertarme sobresaltada por un mal sueño o por un pensamiento extraño.

DESPUES DE MI MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora