CAPÍTULO II

46 5 0
                                    


Me incomodaba mucho recibir a tanta gente que apenas conocía, yo no era la más popular del instituto, ni la más simpática, ni la más guapa y mucho menos la más sociable, la verdad que ni siquiera entendía como era posible que tantos aceptaran la invitación a mi fiesta de graduación.

El primero en llegar fue el guapísimo Sebastián, el era uno de los chicos más guapos del instituto. También llegaron  Estefany y su novio David.

—Hola princesa, ¿cómo estuvo la cena con tus viejos, tan aburrida como la mía?

—Bueno no ha estado del todo mal— mentí descaradamente, pero él estaba más pendiente de mi escote que de mi cariño.

—Ya estamos aquí Ángela así que prepárate para la mejor fiesta de tu vida— dijo Estefany, mientras bailoteaba hasta la mesa de las bebidas.

Luego llegaron los hermanos García, los saludé aunque creo que era como mucho la tercera vez que les dirigía la palabra.

En solo media hora el salón de mi casa estaba lleno de jóvenes deseosos de fiesta, yo no entendía cómo era posible que siendo yo la persona más invisible del instituto hubiera tanta gente, me imagino que era porque se alegraban de tener una fiesta con buena música, comida y bebida gratis, no podía haber otra explicación.

—Estefany, que raro que no ha llegado aún Vanessa

—Es que tenía que pasar primero por casa de Roberto, creo que los padres le tenían un regalo a ambos o algo así.

—Ah ya.

—Ángela, ¿bailamos?

—Sebastián, ah no sé, seguramente terminaré dándote un buen pisotón.

—No seas tontina, vamos, un baile no te matará.

—Si no me preocupo por mí, sino por ti, no quiero hacerte daño— creo que lo dije con doble intención sabía que él tenía muchas ilusiones, de que en esta fiesta pasara algo entre nosotros, y aunque por la tarde me lo había planteado, sabía que era imposible, él no era el hombre de mis sueños, ¡literalmente! Antes de que pudiera negarme rotundamente, me tiró del brazo a la pista y terminé dando vueltas un poco fuera de ritmo.

—Nena, sabes que siempre has sido muy especial para mí  quiero que seamos más que a....-

—Lo siento, Sebastián, voy a abrir la puerta, alguien llama.

—Pero, Ángi, deja que abra otro.

Le solté rápidamente, era mi mejor excusa para escapar, sabía cómo terminaría esa frase y no me apetecía rechazarlo directamente el día de la graduación.

Abrí la puerta y era Vanesa y Roberto.

—Hola Ángela, siento que lleguemos tarde, pero no te lo vas a creer los padres de Roberto nos han regalado un viaje  de una semana para París, te lo puedes creer, París

—Es genial, será una gran oportunidad de reforzar tu francés—que comentario más imbécil ella seguro estaría pensando en lo romántico que sería una semana a solas con su guapísimo novio y yo desvariando con el francés. Nunca la había visto tan efusiva, ella siempre estaba calmada.

—Ja ja eso es lo que tenemos pensado practicar francés— dijo Roberto con una sonrisa sarcástica.

El novio de Vanessa no me parecía muy fiable era demasiado guapo y prepotente el típico jugador de fútbol de instituto, la verdad no la veía con él para nada.

Me quedé petrificada en la puerta, mientras ellos ya estaban en la mesa de las bebidas.

        —Ángela, ¿qué esperas?

—Al chico que les acompaña, ¿no venía alguien detrás? — pregunté convencida de ello.

—  ¡No! solo estábamos nosotros, ¿estas teniendo alucinaciones? Ja ja

—Está un poco loca, siempre te lo he dicho Vane— le dijo Roberto riéndose a carcajadas.

Cerré la puerta aun mirando, juraría haber visto un chico alto de pelo rubio a unos cuantos pasos de ellos, lo que me faltaba estaba alucinando, tal vez el irritable de Roberto tenía razón y estaba totalmente loca, traté de olvidar el incidente y disfrutar de mi fiesta.

Después de un rato ya me sentía más a gusto, conversé animadamente de tonterías por aquí y por allá, con gente con la que nunca había hablado, bailé otra vez con Sebastián, también con David, que por cierto era un excelente bailarín, con Gustavo que ni sabía que existía, y comí y hasta reí.

Diario Angela Montenegro
Madrugada del 02 de julio 2014.

La fiesta estuvo mucho mejor de lo que yo pensaba, se lo tengo que agradecer  a mi madre, porque me había relajado bastante y hasta pensé que todo sería genial y que terminaría siendo una joven totalmente normal.

Sebastián se despidió a las tres de la madrugada, después de ayudarme a recoger la basura, y sobre todo después de que perdiera la última esperanza de tener algo conmigo esta noche.

Me siento contenta, me sorprendí, la fiesta había sido un éxito.
Estoy exhausta, espero dormir a pierna suelta sin que me embargaran ninguno de mis pensamientos autodestructivos, sobre lo malo que será la universidad para mí.
Hoy en la fiesta me pasó algo muy extraño, sigo pensando en el chico que vi en la entrada detrás de Vanessa; se parecía al chico de mis sueños, era posible que ahora también soñara despierta.
Cada día estoy más desquiciada.
En fin mejor voy a ducharme...

Estaba muy cansada para ducharme, pero pensé que una ducha caliente me aseguraría un sueño relajado, así que tomé uno bastante largo, mientras me quité de mi pelo todas las horquillas, la laca que me puso mi madre para domesticarlo, todo el maquillaje se hicieron las cuatro de la madrugada, así que seguro dormiría hasta bien entrada la mañana.

DESPUES DE MI MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora