CAPITULO XXV

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Ahora todo mi mundo era distinto, aunque estaba feliz por estar con el amor de mi vida, sentía un profundo agujero en mi corazón por la pérdida de Sebastián, ya no podía tener una estrecha relación con mis padres, ni con mis amigos del pueblo, me prometí nunca más contar la verdad a nadie, no volvería a cometer ese error, no pondría en peligro a nadie más, la muerte de Sebastián era suficiente.

Como en las últimas noches, a pesar de mis esfuerzos, no pude dormir tranquila, desperté aterrada y jadeante a la misma hora de siempre, cada vez las pesadillas se hacían más fuertes, más reales. Toda la habitación estaba impregnada de ese olor, mejor dicho hedor, igual al que sentí la noche que Damián me atacó en la universidad, era como si él hubiese estado allí. Las pesadillas se intensificaban cuando estaba sola, al parecer por alguna razón aun incomprendida éramos más fuertes cuando estábamos juntos, pero esa noche Ales no dormía junto a mí.

Estaba enloquecida, la cabeza me daba vueltas, tenía el estómago tan revuelto, que terminé vomitando, apenas logré llegar al baño; ese era el sueño más espeluznante que había tenido hasta ahora. Estaba encerrada en un sitio horrendo, sucio y oscuro, pero eso no era lo peor, estaba embarazada, a punto de parir, en muy mal estado, me veía totalmente desencajada, raquítica, con grandes ojeras, mis ojos parecían salirse de sus orbitas de la exagerada delgadez de mi cara. Gabriella estaba allí, su cara demostraba una gran satisfacción, lo más extraño, ella también estaba embazada, tenía una daga en su mano derecha, era de plata con una serpiente de ojo de rubí en el mango, con ella desgarraba mi vestido hasta dejar mi barriga al descubierto, en ese momento lanzaba una carcajada y me decía: Gracias por traer a mi adorado y maligno sobrino al mundo. ¿Sobrino? ¿Cómo que sobrino? ¿Un hijo de Damián? No aguanté y volví a vomitar. ¿Cómo era posible?, ¿Damián me había seducido y embarazado?.

Maligno, lo que llevaba en mi vientre, sin duda era un ser malvado, un verdadero monstruo, mi barriga estaba totalmente morada, era como si esa cosa me golpeara desde dentro, se movía, de una manera sorprendente y escalofriante. Gabriella empuñaba la daga y segaba mi barrida, podía sentir el fuerte dolor, lo sentía y otra vez las náuseas, en ese momento desperté del sueño, no pude ver lo que ella sacaba de mi vientre.

Entré en pánico, no podía respirar, literalmente, era como si algo en mi garganta se hubiera atorado y la estuviera obstruyendo, comencé a caminar de un lado a otro de la habitación, estaba desesperada, me ponía las manos en la garganta, no podía hacer nada, no podía respirar, me estaba asfixiando, me estaba muriendo allí sola, sin poder hacer absolutamente nada.

Inesperadamente, cuando estaba a punto de perder la conciencia, escuché una voz, que decía: -Respira Angi, respira, por favor, no puedes morir, debes cumplir con tu destino, tienes un propósito muy importante, se fuerte yo estoy aquí, como te lo prometí, te dije que nunca te abandonaría-. No era posible, él estaba aquí conmigo o yo estaba en el cielo junto a él, estaba muerta. -No estas viva, solo respira-Milagrosamente recobre las fuerzas, el dominio de mi cuerpo y pude hacer que el aire llegara a mis pulmones y entonces lo vi, era él, estaba frente a mi allí en mi habitación, iba vestido de blanco, más hermoso que nunca, me abalancé y lo abracé con todas mis fuerzas, Sebastián estaba vivo, era de carne y hueso, me acerqué tan cerca que podía sentir su aliento, era tan dulce y agradable.

-Estoy soñando mi querido Sebastián, o ¿estás aquí de verdad?, ¿estás aquí conmigo? -Estaba confundida, desvariaba, me acerqué un poco más y le besé, pero él me esquivó con ternura y me besó cariñosamente en la frente.

-Mi querida, mi adorada y hermosa, Angi, estoy aquí, estoy contigo, como te lo prometí , él me lo permitió, he venido a cuidarte-su voz era aún más dulce que antes, era como si entonara una hermosa sinfonía con sus palabras, era algo realmente bello, pero¿ por qué no había querido besarme? Y ¿por qué yo había sentido un deseo tan grande de besarlo?.

Él interrumpió mis acostumbradas divagaciones con sus palabras

-Estoy aquí Angi, para cumplir con mi destino, yo también tengo un propósito, debo cuidarte y ayudarte a cumplir con tu destino para que así yo pueda cumplir con el mío. Debes ser fuerte, debes vencer, tienes que encontrar tu fuerza, eres muy poderosa, tu alma es pura y tu corazón es bueno, debes vencer el mal, no te dejes seducir por él, ni engañar, tus enemigos son hábiles y mentirosos y buscaran la forma de engañarte, solo debes encontrar la luz que te guiará a tu verdadero poder y ayudar a Alessandro en encontrar el suyo -Me abrazo y me entregó un pequeño libro, en ese instante se esfumó, pero tenía el pequeño libro en mis manos era la evidencia de que no había sido un sueño.

DESPUES DE MI MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora