CAPÍTULO IV

53 5 0
                                    

Las clases habían acabado, los planes de graduación también y como si fuera poco la única persona con la que podía pasar las horas sin decir nada, se iba de viaje a París con su retorcido novio, sólo me quedaba Sebastián, que estaba encaprichado conmigo, Estefany y David para pasar los días del largo verano que me esperaba antes de irme a la universidad, así que me encontraba muy preocupada porque no quería estar sin distracciones, porque aunque me encantaba estar sola; últimamente estaba muy nerviosa para estarlo.

—Angi, hay pollo frito para cenar, sé que es tu preferido.

—Mamá ya me has consentido demasiado.

—Querida solo me quedan dos meses para que te vayas a la universidad, así que aprovecho para hacerte tus cenas favoritas.

—Mamá como si no fuera a volver nunca, sabes que al primer fin de semana libre vendré corriendo a comer tu pollo frito—que más podría hacer.

—Si eso hasta que te enamores y quieras pasar todo tu tiempo libre con tu novio y ya no quieras venir a casa ni por navidad, yo sé cómo es eso, ya te estás haciendo mayor y te parecerá más aburrido que nunca este pueblo.

—Ah mamá por favor, si ya sabes que me fascina este pueblo, no creo que exista un lugar donde me sienta mejor que aquí— era cierto éste era mi hogar y aquí me sentía a salvo.

—Sí, pero imagínate cuando te acostumbres a ir a fiestas, al teatro y quien sabe que cosas más que hagan los jóvenes en la universidad, ya no te hará falta estar aquí.

—Estudiar, a eso voy yo a la universidad a más nada, no voy ni por las fiestas, ni por los chicos.

—Hablando de chicos, me he fijado que a ese chico, ¿cómo es que se llama? Ah Sebastián, le gustas mucho, ¿a ti no te gusta ni un poco?

—No, la verdad es que como amigo me gusta mucho, pero no como algo más; que es lo que él pretende.

—Angi, a veces me preocupas es un poco raro que a tu edad no te haya gustado ningún chico, yo a esa edad ya me había enamorado perdidamente de tu padre.

—Si mamá ya me sé la historia, y también recuerda que por eso dejaste la universidad te casaste a los 19 y a los 20 nací yo—siempre me lo recordaba, había llegado a pensar que eso la tenía bastante frustrada.

—Si querida eso es cierto, pero yo no digo que te cases, ni que te embaraces, solo que salgas con chicos como tus amigas, que te diviertas un poco, solo eso— a mi madre le parecía que yo estaba demasiado tiempo con mis libros.

—Mamá tranquila este verano tengo muchos planes con Estefany haré cosas de chicas y me divertiré, te lo prometo— cruce los dedos por detrás, le mentí descaradamente, no tenía ningún plan y si no fuera porque tenía la cabeza llena de pensamientos que quería que desaparecieran no me preocuparía pasar el verano leyendo y buscando cosas interesantes en Internet.

Cenamos los tres, gracias a Dios mi madre se cansó de darme la charla y papá estaba tan callado como siempre así que la cena transcurrió rápido.

Ayudé a mamá a limpiar la cocina y me ofrecí para lavar los platos así se me pasaría el tiempo, no me apetecía estar a solas en mi habitación tenía miedo de que mis alucinaciones reaparecieran esta noche, además había dormido nueve horas tan profundamente que no tenía nada de sueño, lo cual presagiaba una noche complicada.

—Buenas noches mamá, buenas noches papá

—Que duermas bien mi cielo—contestó mamá con una voz muy dulce, creo que en realidad estaba triste de saber que mis noches en casa estaban contadas.

DESPUES DE MI MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora