Para mí, la partida de mi amado Alessandro era un momento de sentimientos encontrados, por un lado estaba alegre porque él iba a buscar el diario de Alessandro Bianchi, pero por otro lado estaba muy triste la sola idea de que él viajara a Italia con Gabriella me hacía estremecer de dolor. Pero mis amigos me habían convencido de que eso era lo mejor, teníamos que tener a nuestros enemigos cerca para controlarlos y como no sabíamos si Gabriella sospechaba de mi relación con Alessandro, él tenia que seguir guardando las apariencias hasta tener en nuestro poder el dichoso diario para poder conocer toda la verdad sobre nuestras vidas y la importancia que tenían para los Rossi. Claudia había acordado irse conmigo a mi pueblo para acompañarme y protegerme con sus visiones, porque aunque no podía ver a los demonios si presentir su maldad, me sentía culpable por separarla de Miguel y de su madre en estas fechas tan importantes, pero todos mis reclamos no sirvieron de nada, ella era muy cabezona y estaba convencida que su misión era la de protegerme hasta con su propia vida. Yo estaba muy triste por separarme de mi príncipe, aunque feliz de ver a mi familia y a mis amigos.
En mi casa todo continuaba con aparente calma, salíamos de paseo con mis amigos a celebrar las fiestas con normalidad, hablaba todos los días con Alessandro que continuaba buscando desesperadamente en sus viejas pertenencias, para poder dar con el diario que resolvería todas nuestras incógnitas.
No tuve mas remedio que romper todas las esperanzas que le quedaban a Sebastian de estar conmigo, contándole que tenia un novio, y que estaba muy enamorada de él, Sebastian se sorprendió de que en tan poco tiempo estuviera perdidamente enamorada de alguien a quien apenas conocía, claro que a él no podía contarle toda la verdad sobre mi relación con Alessandro, ni siquiera tuve el valor de decirle que era el mismo hombre que había conocido el día de mi cumpleaños.
Yo seguía muy nerviosa y todos lo notaban, mis padres empezaban a preocuparse porque no comía, ni dormía bien y eso me hacia sentir culpable por no poderles contar la verdad, me encerrarían en un sanatorio pensando que me había vuelto totalmente loca. Las pesadillas continuaban, eran repetitivas sobre Aless, mi muerte y una nueva con un anillo y un colgante en forma de cruz patriarcal.
Alessandro aprovechaba el tiempo en casa de sus padres para darle señales de que no quería casarse con Gabriella, les había dicho que no se llevaban muy bien, que él no estaba enamorado de ella y que además había conocido a otra mujer que había despertado un gran interés en él. Sus padres estaban muy contentos con la unión de Alessandro con Gabriella, porque ella era parte de una familia de abolengo en Italia muy rica y como si eso fuera poco, las dos familias eran amigos desde tiempos remotos. Yo nunca seria para los padres de Alessandro una mujer digna del linaje de estos, yo era una chica corriente y ellos ricos y poderosos.
Al fin el día de navidad me llamó mi querido Alessandro para decirme que había encontrado el viejo baúl que le había heredado su bisabuelo, me dijo que estaba lleno de cartas de amor de Ángela Cantivieri, algunas pinturas de ángeles y demonios, pero que nada del diario, solo un cofre de plata con una extraña cerradura, había una carta que decía: En este cofre está escondido el secreto de nuestro linaje, de nuestro destino, pero solo ella, solo el ángel, posee la llave. No entendíamos de que se trataba, ¡ ¿qué llave?¡ yo no conocía nada sobre ninguna llave, ni siquiera estaba segura de que hablara de mi esa carta, pero Alessandro estaba seguro, así que me recomendó que buscara en cada rincón de mi casa, algo que hablara de esa llave, seguramente mi antepasada la había guardado para mi, pero ni mi bisabuela, ni mi abuela y mucho menos mi madre me habían hablado nunca de Angela Cantivieri y mucho menos de ninguna llave.
Claudia y yo nos dedicamos a buscar en el sótano entre todos los trastos viejos que guardaban mis padres con la esperanza de encontrar algo, alguna pista y si teníamos suerte la propia llave. Al fin después de tres días buscando como locas encontramos un viejo baúl lleno de papeles, entre ellos cartas de amor escritas a Angela Cantivieri y al fin Dios estuvo de nuestro lado, dentro de un antiguo libro de poemas estaba el anillo con el que tanto había soñado y una hermosa cruz patriarcal, junto a una nota que decía esta cruz abrirá las puertas del cielo y te protegerá del mal, así que era muy probable que esa fuera la llave del cofre que había encontrado Alessandro, pero teníamos que esperar hasta el día ocho de enero para poder comprobarlo.
No podía imaginar los horribles acontecimientos que estaban por venir, sólo faltaban tres días para acabar este año, que había empezado de lo más normal y de repente se había convertido en una lucha entre el bien y el mal, los ángeles y demonios, o quien sabe en qué cosa, pero a pesar de ello jamas podría haber imaginado; ni de lejos lo dura que seria ésta lucha.
Ese día mi querida Claudia tuvo que dejarme sola muy a su pesar, debido a que pasadas las diez de la noche recibió una llamada de la asistente de su madre para informarle que, ésta había sufrido un ataque al corazón y que estaba en el hospital, aunque ya estaba fuera de peligro su madre no paraba de llamar a su única hija; así que le insistí que tenia que ir a estar con ella, yo estaría bien junto a mi seres queridos, mas sabiendo que Gabriella continuaba en Italia.
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DESPUES DE MI MUERTE
RomanceAngela es una chica tímida más bien rarita, que a sus dieciocho años no se ha enamorado. Aunque ha comenzado a sentir una fuerte atracción por su mejor amigo Sebastián, pero los extraños sueños y alucinaciones con un guapísimo desconocido le impiden...