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Narra Sebastián.

  Han pasado varios días desde lo que me ocurrio, por suerte mis padres no se enteraran de eso, todavía. Tengo algunos morados en mi cuerpo y mi cara pero ya se están desapareciendo gracias a Cristian que ha cuidado de mí. Dentro de poco nos vamos a la ciudad y he disfrutado muchísimo estos días con ellos no me he preocupado por mis modales, por el "qué dirán" porque aquí sencillamente no me conoce nadie.

- Estas muy pensativo ¿ocurre algo? - dijo Cristian entrando al balcón.

- Hola bebé, no para nada, simplemente estaba pensando en estos maravillosos días, y de verdad te agradezco mucho por todo esto. Simplemente ha sido maravilloso, omitiendo los golpes claro - respondí bromeando.

- Señorito Sebastián, usted no tiene nada que agradecerme absolutamente nada. - dijo con tono serio.

- A veces eres tan tonto jajaja pero así te quiero. - dije levantándome y dejándole un beso en sus hermosos labios.

- Un tonto al que traes loco – respondió.

Nos quedamos hablando de nosotros y de muchas cosas que quería hacer cuando me graduara, sentía miedo de perder a Cristian, no sabía que me dirían mis padres al llegar porque hace mucho que no me llamaban y eso me preocupaba porque no sabía si los reporteros mostraron las imágenes que tomaron de mí en el aeropuerto, me sentía tan abrumado que decidí ir a la piscina, ya eran como las 3:30p.m y baje a la piscina. En efecto me estaba bañando con mi novio y tomándonos unos tragos junto a Rocío y Oliver cuando de pronto siento que una voz conocida dice mi nombre.

- Sebastián De La Hoz - dijo esa voz.

- Papá, ¿Qué haces aquí? - dije asustado y saliendo de la piscina.

- Tus cosas se encuentran en el auto, nos vamos a la ciudad y tú te vas del país - dijo mi padre frío y sus ojos todos empañados.

- Pero ¿por qué? Yo no he hecho nada malo Papá y sabes muy bien que estaba pasando el rato con ellos - conteste sorprendido.

- No quiero que sigan los escándalos por tener un hijo maricón - las lágrimas cayeron de sus ojos y yo me quedé atónito.

- ¡PÚES SI PAPÁ, TIENES UN HIJO MARICÓN! PERO EN TODO ESTE TIEMPO ME HE SENTIDO VIVO. NO COMO TÚ QUE HAS ESTADO PENDIENTE DEL QUE DIRÁN Y LOS PREJUICIOS DE TODAS ESAS PERSONAS DE LAS MIL MIERDAS - no sé cómo saque fuerzas para decirle eso, mis lágrimas corrían sin parar. 

- Te he dado la mejor educación, las mejores cosas que puedan existir en este mundo y tú, ¿me pagas así? Estas enfermo Sebastián, enfermo, y necesitas ayuda psicológica porque eres mi hijo y quiero que estés bien, no como ahora que estas confundido - me dio la espalda.  

-  ¿De verdad tiene más importancia toda esa basura que mi felicidad?  Yo no estoy enfermo, estoy enamorado y de un chico maravilloso Papá  ¿Dónde estabas tú cuando te necesitaba? ¡NUNCA ESTABAS PARA TU HIJO! - mis lágrimas corrían sin parar.

- Llamas felicidad ¿a eso? No quiero seguir discutiendo con alguien que está enfermo, el auto nos espera - me tomó por el brazo y caminamos fuera del hotel.

Miles de cosas pasaron por mi cabeza de regreso a la Ciudad, estaba llorando en todo el viaje, mis ojos estaban muy hinchados y ni  siquiera me había despedido de Cristian. Ya eran las 9:20p.m y en ese momento llegamos a casa y estaba ahí mi Mamá, esperando, supongo que para darme otro sermón como el de mi Papá, estaba asustado, pensando que todo esto era una pesadilla pero no...

- Hijo - dijo mi Mamá y me abrazo como nunca antes lo había hecho - me siento orgullosa de ti, muy orgullosa.

- Mamá - fue lo único que salió cuando me abrazaba, mis lágrimas no se detenían.

- Tranquilo, ya pasó tu Papá lo va a entender, él solo está confundido - fuimos a mi habitación.

- Pero ¿por qué no estas enojada conmigo? - me dolía un poco la cabeza.

- Porque desde que tú naciste sentí algo diferente, y tú siempre lo has sido, tus modales, tú forma de hablar, y me siento orgullosa de ti porque aunque te escondieras siempre supe que eres un tremendo homosexual, te quiero tanto hijo - sus lágrimas cayeron con una hermosa sonrisa en sus ojos - yo tratare de hablar con tu Papá, por ahora quédate aquí y trata de calmarte que todo estará bien. 

- Gracias Mamá, y yo también te quiero  -la abrace.

Me encontraba solo en mi habitación, pensando en Cristian, me sentía mal por haberlos dejado así pero ¿qué más podía hacer? En este momento el pensará que soy la peor persona del mundo por no avisarle nada.

Fui a darme una ducha y al poco tiempo me fui a mi cama, no tenía teléfono porque mi Papá me lo quitó, y los de mi habitación estaban sin línea, no sabía que iba a pasar con mi vida en ese momento, me querían enviar fuera del país, y yo no quería eso, aquí están las personas con quienes quiero estar... de tanto pensar sin darme cuenta me quede dormido.

¡HOLIIIIII GENTE BONITA QUE LEE MI NOVELAAAA!

¡Los quiero y gracias por leer!

Un amor casi imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora